viernes, 23 de septiembre de 2016

AMOR VISTO y NO VISTO (3ª parte)



Cogí el último tren, mentira. Salí cuando a mí me apeteció y me sentía con ganas. Me llevó mi amigo Javier con la moto. Lo que no sabía Max es que habíamos decidido a finales de agosto alquilarnos mis Insomníacos y yo una casa en la Normandía para pasar los fines de semana cuando nos apeteciese desconectar. 





Javier, mi mejor amigo, tiene una casa allí, en Honfleur, no muy lejos de la de Max en Cabourg, y la que habíamos alquilado estaba en Villers, -todos detestamos Deauville- pero todos estos lugares quedaban muy cerquita de lo de Max. Así que me llevé las llaves, por si.

Cuando llamé a la puerta, tras dejar antes mis cosas en Villers, tomarme una buena ducha, y prepararme para salir con la bici, (unos 10km entre los cuales me paré para tomarme un grog), pensando que llegaría hasta muy tarde y después de la cena, pues va y fue que no.

Tras tres toc toc toc- que los conté- allí estaba él, de pie, y con una sonrisa devastadora, y abrazándome y diciéndome que estaba esperándome para la cena. Más solos que la una, Max y yo mirando la chimenea y sus llamas ficticias (es lo que tiene el glamour del sXXI, llamas de chimenea artificiales para crear ambiente), con un aire de tontaelhaba que no veas.

En eso que Max enciende un aparatito y se escucha la musiquita de su última maqueta por todas partes, y me ofrece su mano proponiéndome que baile con él, ya con sus manos por mi cintura.
Al cabo de unos cinco minutos ( que es tiempo eh? aunque parezca que no...) habíamos evolucionado vagamente dentro de un perímetro de cincuenta centímetros y ya al cabo de cuatro minutos cincuenta y seis segundos estaba ya negociando yo con lo que haría con aquella espalda, y aquella mirada.
En el fondo no estaría en esa misma situación si Margot hubiese omitido el hecho de que a Max le moví el piso en cuanto me vio por primera vez.

Ante aquel hecho había trazado un destino, una línea, la cual me había conducido hasta aquella casa a orillas del Océano.
Por si fuera poco, había bordado, recomponiendo y arreglando los colores a mi antojo, la calle que me llevó hasta allí, nuestras noches anteriores, y el todo tan bien cosido que hasta yo misma me había creído y creado la necesidad y todos los futuros que acompañarían este nuestro nuevo encuentro.

Así, sin más ni más, a aquel mal trago e impresión que me produjo cuando me lo presentaron, le di la vuelta como al guante con el que suelo fregar los platos sucios sueltos que no caben en el lavavajillas.
Visto desde este nuevo ángulo, perspectiva y prisma - todo es del color con que se mira-  los ángulos ya iban cobrando un halo suave, sensible y hasta trémulo.

Todo listo y a punto, hasta la leve textura de esa chispa, de ese escalofrío pillín que sabría cómo arreglárselas para acorralarme el cuerpo entero, razón y corazón incluido: un tres en uno, vaya.
Ay cuántas historias nos contamos a menudo las más de las veces para no dormir haciendo el insomnio lo más llevadero posible.

Y sí, todo hay que decirlo, si no hubiese habido por medio el mar, es más, un océano en este caso...  como decorado infalible, ni hablaríamos ni de la magia.

No hubiesemos caido ninguno de los dos bajo el encanto de nuestras propias mareas.

(Continuará)



P.S.  Aviso a rebeldes. Es un culebrón. Será tan largo como la historia lo merece... libres sois de seguir o no seguirlo. 

Y además todas estas entradas, están programadas e independientemente de mí, la vida sigue y yo, con ella también.

;)



15 comentarios:

  1. Como soy libre de seguir o no seguir, te diré que por ahora me sigue interesando y mucho y más aún que la historia la manera en que la escribes. Es un lujo leerte.
    En espera, te mando mil besos.

    ResponderEliminar
  2. Pero......tan poquito hoy??? ya estoy esperando lo que sigue!

    Besos tequileros que hoy Toca! :P

    =))))

    ResponderEliminar
  3. Pero no seas tan floja, tia, a ver si lo haces un poco mas largo que no da ni pa un diente...jajajaja
    Besos y salud

    ResponderEliminar
  4. Pues yo sigo, que pinta bueno, eso de que ya estabas pensando que hacer con las espaldas, me soltó la sonrisa y mira que andooooo

    Abrazos, Zarcita

    ResponderEliminar
  5. Pues a seguir se ha dicho somos libres.

    Besos Evita.

    ResponderEliminar
  6. Sigo tu viento de liberdad mientras Max, que no tiene tu rapidez, se queda con su musiquita delante su chimenea artificial....

    ResponderEliminar
  7. Una atracción que parece solo propiciada por el mar, la chimenea falsa y el bailecito, esperemos que surja algo más intenso e interno...
    Besotes, Zarcita.

    ResponderEliminar
  8. Por mi no te preocupes, tu sigue...

    ResponderEliminar
  9. Hoy mi costumbre de leer de atrás para adelante (después de un hálito de ausencia) los blogs que acostumbro permite que... olvidé que iba a escribir.

    Te leo.

    ResponderEliminar
  10. Bueno, pues seguimos esperando tú proxima entrega.
    Nos dejas en ascuas!!!.
    Besos Zarzamora.
    Feliz finde.

    ResponderEliminar
  11. Sin prisas pero sin pausas, como los buenos "guisos".Esperemos desenlaces mientras nos deleitamos con tu arte literario.

    Abrazote

    ResponderEliminar
  12. Bueno, pues yo aquí sigo hasta el final. Besos.

    ResponderEliminar
  13. Zarzamora:
    este culebrón promete.
    Me gustan esas dosis de querer y no querer. Cautela y atrevimiento. Pasos inseguros. Pensamientos que van más allá de la realidad. Todo un juego de seducción, clásico y actual.
    Me gusta eso del fuego de mentira, jajaja.
    :)
    Salu2 océaniques.

    ResponderEliminar
  14. Esos decorados arrasan con los cimientos más firmes, qué fuerza tienen.
    Eva, ya te digo que a veces unos pocos minutos son toda una eternidad, para bien o para mal.

    Bueno, sigo leyendo, que lo bueno de estar liada es que leo esta aventura del tirón y no tengo que esperar con la curiosidad desbordada :)

    Un besito mientras...

    ResponderEliminar

Rebeldes que dejaron su zarzamora