Mañana en la Radio en Colectivo, Nicolás Jarque (microrrelatista y amigo que tiene un blog que de no conocer, ya tardáis) y su gente dedicarán el
programa a “la guerra” En esta ocasión
me propuso colaborar con un relato. Y por supuesto acepté.
Le agradezco muchísimo que
me lleve de nuevo a casa a través de la escritura. Participaré, con
este relato que os dejo aquí , junto a
otros que no tendrán el mismo escenario, pero estarán basados sobre la misma temática, y que de interesaros, podréis escuchar ya sea en
directo a las 20h en http://www.mislataradio.com y/o
al día siguiente en radioencolectivo.blogspot.com
De nuevo te agradezco, Nico, que hayas pensado en mí, y me dejes volar por
las ondas hasta casa de nuevo.
Un beso.
VENGANZA
Ayer hubo saca, y se
llevaron a Justo y a diez más, entre ellos a mí. Los fusilaron a todos, pero no me mataron.
Pensé que estaba
muerto. Sólo ese líquido caliente que chorreaba por mis muslos y las risotadas
del Sargento Sotomayor me devolvieron al mundo de los vivos con la esperanza de
saberme muerto.
En ese segundo en el
que me besó la muerte, sólo pude pensar
en usted, madre. En el sufrimiento que le estoy haciendo padecer. Cuando la veo
salir corriendo y cargada de esperanza intentando convencer a la gente del
pueblo para que cambien sus testimonios siento gran tristeza, al pensarla
rebajarse ante los que ahora llevan las riendas. Usted cree que son cosas de Dios y del destino, pero
si estoy condenado a muerte es porque
los hombres y su falsa justicia no nos han dado la oportunidad de
defendernos. Usted no sabe, madre, que
estamos hacinados como alimañas, que nos divertimos contándonos los piojos y
dándoles los nombres de nuestros verdugos.
Yo sé que me disparará el Tuerto para acabar de reventarme por dentro
con varios disparos. El muy chapucero me la tiene jurada.
Esta noche sé que me
llevarán a capilla, y me darán la última oportunidad de escribirle.
A pesar de acostarse
con mi compañera, y en casa de usted, madre, aprovechando mi encierro, de haberme denunciado y de echarme los perros
para que me despedazaran a dentelladas tras haberme dado por muerto en aquel
bosque donde nos refugiábamos, si sobreviví
ha sido sólo para escribirle esto:
“Mi sangre roja,
también corre por tus venas, Caín”.
Y pensar que cosas así sucedieron en la realidad a puñados...
ResponderEliminarQue tristeza.
Tu relato formidable, pero me ha dejado triste, ya sabes, recuerdos...
Besos y salud
Que tenga muy buena acogida tu relato,Eva!
ResponderEliminarBendiciones y abrazos grandes para ti.
Un buen relato cosas como esas sucedieron en Guatemala tuvimos una guerra de 36 años. Me lo revives.
ResponderEliminarBesos querida Evita.
Al fin en paz. De vuelta a casa. El anhelo de todo ser humano que fue expulsado del paraíso... La madre, conexión con el mundo exterior, simboliza entre tanto el desamparo. Buscar a ese mundo que nos fusila.
ResponderEliminarBello, profundo, tuyo.
Besos.
Guerras "civiles", las peores por matar hermanos por hermanos ...
ResponderEliminarIntenso. Un relato que nos lleva, directamente, a la brutalidad de aquellos y a las cunetas que aún están llenas pero no olvidadas.
ResponderEliminarBesos.
Eva, le das a todos los palos y todos suenan bien, requetebien, con esa fuerza y emoción que le pones a tu escritura.
ResponderEliminarLa tristeza y la cureldad de las guerras nos deja huellas indelebles, incluso aunque no las hayamos sufrido directametne.
Un beso, otro y otro.
Ufff Eva, el vello de punta, qué mierda las guerras, tanto dolor para nada.
ResponderEliminarGracias por los enlaces, con tiempo y en casa los escucho.
Besos
Según te leía, se me iba encogiendo el alma.
ResponderEliminarEn tu corto relato, no falta nada, todo está bien claro, si los que han vivido aquello en Esoaña, lo estuviesen leyendo.... revivirían momentos atroces que hoy pones tan al descubierto.
A mí me lo han contado y casi no podía creerlo.
Te dejo mis felicitaciones en un fuerte abrazo.
Kasioles
Qué horror tan grande debe ser una guerra, cuánto sufrimiento, ensañamiento desproporcionado, cómo saca a relucir esa maldad intrínseca del ser humano...
ResponderEliminarEs genial tu relato, pone la piel de gallina y los ojos empantana...
Trataré de escuchar la emisora.
Besos miles.
Una vez más, te felicito. Es un relato corto intenso, que refleja y transmite el horror de la guerra, en boca de una persona que vive ese horror.
ResponderEliminarEste planeta no ha conocido nunca un momento de paz y armonía.
No aprendemos.
Besos, querida rebelde
lo peor es que las guerras se mantienen muy vivas
ResponderEliminarEsas historias de delación, de las cuales ya leí unas cuantas provenientes de la Guerra Civil Española. estremecen, Eva. Un abrazo.
ResponderEliminarLa crueldad de la guerra no tiene límites, muy a pesar de las convenciones internacionales. Se llega hasta que los mismos hermanos sean enemigos jurados entre si. Hay guerras abiertas claramente definidas, hay otras muy sutiles pero que igual arrojan víctimas de inocentes quienes son los que llevan siempre la peor parte en aras de intereses que en nada les favorece.
ResponderEliminarEl ejercicio del arte de la escritura se te da muy bien, ojalá ese duende pase a poseerte de pies a cabeza y en el día y en la noche ja ja ja.
Besos mi Cantaora!!!
Duro, muy duro, como lo es la guerra.
ResponderEliminarMuy bueno el relato
Un beso, Eva
Te escucharemos.
ResponderEliminarTú guerra no dejó de ser la nuestra desde Oviedo a Albacete, Murcia, Valencia, y Bilbao.
Sigamos archivándola.
Besos del Camborio, Fan, María la de 25, la Carmela, Arny, Dany y Phiphi, y Javier.
Desde luego que el relato es estremecedor y ojalá nunca se tuviese que escribir sobre esto. Que todos los periodistas, fotógrafos, reporteros de guerra y demás profesionales que se encargan de cubrir los horrores de las guerras, se tuviesen que dedicar a hablar sólo de la prensa rosa, y de quién se acuesta con quién, y otras estupideces, sería fantástico. Aquí desde luego de horrores de la guerras, paseos, y sacas tenemos experiencia, y no de tiempos tan lejanos. Nuestros padres y abuelos, bien sabían de esto.
ResponderEliminarBesos EVA.
Olé mi eva!!!!! Enhorabuena!!!!!!! Besotes
ResponderEliminar;-)
Envoyé de mon iPhone
Laura
Muy emocionante... Quiero leer màs... Gracias zarzamora... Besos. Laura
ResponderEliminarMe encanta este relato a medio camino entre la poesía de Machado y el Cela de la familia de Pascual Duarte. Espero que lo elijan!
ResponderEliminarFins a dimarts!
Chris.
todas las patrias tienen historias semejantes, no hay lugar que no haya pasado por un guerra o dictadura, saludos eva!
ResponderEliminar¡Qué fuerte!... y qué bueno. El cainismo, en todos los sentidos,está en los genes de éste nuestro país.
ResponderEliminarSólo una cosa más: plas, plas, plas, plas, plas (aplauso)
Bsss
¡qué gran historia! ¡que triste realidad!
ResponderEliminarTodo lo que tiene que ver con la guerra me toca muy hondo. Mi familia la pasó y una consecuencia de que mis padres, ya mayores, se hayan venido para la Argentina fue la dureza de la guerra y de la post guerra.
ResponderEliminarY las traiciones son males que siempre acompañan a a estos eventos.
Un relato muy bien contado y con sentimiento. ¡Mucha suerte!
Besos, Zarza.
¿Venganza o justicia?
ResponderEliminarQué relato más fuerte, con las emociones que transmites en tu prosa. Y más fuerte aún, cuando esta real como la vida misma y la historia, es su testigo.
Un abrazo muy fuerte
Nos has trasladado a la guerra civil. qué duro todo, aunque sea a través de un relato.
ResponderEliminarTe felicito..
Voy a pasar a conocer a tu amigo.
Hola mi preciosa Eva, estoy impresionada
ResponderEliminarlo he oido por la radio y como no, te lo he leido.
Para delante sin parar .
Mis pelos y todo mi ser estan erizados.
Mil besos.....
Aférrate a esto... hazme caso...
ResponderEliminarSabes que te sigo, te seguimos.
Lo he escuchado.
Pero la lectura...
Ti bachio.
Javier.
Impactante y fuerte, Madreselva.
ResponderEliminarNo he llegado a tiempo.
Si puedes y si el programa queda grabado, pon un enlace, por favor.
Gracias.
El odio entre hermanos eso es lo más terrible!
ResponderEliminarTriste realidad, estos odios estan siempre a la espectativa .Las Guerras no valen para nada ,de nada.
Feliz viernes Eva.
¡Muchas gracias, Eva! Primero por tu disposición a participar en el programa, después por esta publicidad, y por último y más importante, por ser cómo eres.
ResponderEliminarFue un placer leerte en LA RADIO EN COLECTIVO.
Bessets.
Eres única escribiendo, enhorabuena, nos trasladas a la época más negra de nuestra historia y revivimos lo que nunca tendríamos que olvidar. De todas formas los de entonces. o los hijos de los de entonces continúan amargándonos la existencia, los tenemos en todas partes, pero no nos resignamos, no nos hacen callar, aunque les gustaría lo que más. Es lo único que nos queda LA PALABRA. Clara.
ResponderEliminarlos delatores han existido y seguiran existiendo, lamentablmente
ResponderEliminarExcelente relato, seguire el blog de JARQUE
Abrazos
Zarza, madreselva,
ResponderEliminarque los caínes hicieron de la suya y a su costa se nos ha derramado demasiada sangre innecesaria.
para que todavía nos pasen por la frente pretextos de malpagador invocando que una guerra entre hermanos fue necesaria.
el relato ensordece, claro que sí.
(y viene a la memoria otro afín de 'soldados de Salamina')
pero mientras exista memoria
y exista razones para no odiar
y motivos para el perdón,
será que queda pendiente mucha y demasiada reconciliación ¿a quién incumbe, pregunto, reconciliarse?
sigue con este tema, que el tiempo no desapasiona, Eva
mi fortísimo abrazo. besos a manta
Gracias a Jarque por contar contigo y gracias a ti por contarnos lo que nos cuentas.
ResponderEliminarAy, la guerra.
Ay, el asco.
Ay, qué bien cuentas las miserias humanas.
Y qué bien acabar con mi admiradísimo Lorca y la Argentinita.
Un beso.
Mi abuela contaba cosas de estas,
ResponderEliminaral escucharlas se hiela la sangre.
Un abrazo grande.
Estremece y hace comprender, si cabe aún más, esa guerra fratricida.
ResponderEliminarAbrazos
Tremendo! Tanta sangre derramada hace hervir la de ésta que ahora te lee.
ResponderEliminarEl fin por el fin, el odio por el odio, la venganza por ella misma vertió la sangre del propio hermano.
Una cruz que aún sigue sin ser clavada.
Eres grande!!!!
Besazos!
Triste despedida pero con un toquecillo de ironía. ¡Qué bien contado!
ResponderEliminarHe escuchado tu texto leído por el locutor de la radio.
ResponderEliminarMagnífico.
Salu2 y enhorabuena, Madreselva.
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