Me encanta mi trabajo, y es una suerte, y además es la pura verdad. Me lo
paso bomba. Ya sea frente a mis estudiantes, en los proyectos varios
ministeriales o traduciendo y montando nuestra revista, o escribiendo algún
artículo de uvas a peras ya.
Pero los incompetentes rencorosos, me pueden. Sí, os hablo de esos que te doblan el trabajo (porque ha de
repetirse por culpa suya) y ni siquiera son capaces de asumir que lo han hecho
mal.
Fernández uno de mis colegas (del que ya os hablé en la entrada anterior)
es uno de ellos.
Hoy, tras salir de una reunión en la que le han remonté les bretelles (dado
un buen repaso, y cantado las cuarenta) me pidió que por favor comiera con él,
que me invitaba, que necesita explicarme y comentarme un par de cosas.
Respiré hondo, conté hasta 1000 (lo de hasta 10 a mí no me funciona) y como
estoy en una fase positiva, le dije, va, venga, vale.
Así que me llevó a un lugarcito simpaticón, que sabe que me gusta.
Yo, de verdad, juro y prometo por el
Diosito que está en los cielos que respiré hondo, lo escuché con mucha
paciencia, y no dije ni mu a lo largo de la comida, limitándome a ser su paño
de lágrimas.
Pero cuando me trajeron el filete con las papitas fritas y al ladito venía
un sobrecito con pimienta y otro con sal, me los puse de lado.
Cuando llegó la hora del postre y mi dolor de cabeza ya era tal que ya no
sabía ni dónde poner ni fijar la mirada para no darle un cachetazo por prepotente,
narcisista e incompetente (esto último es lo fundamental) le pedí al camarero
dos cafés y le dije que teníamos que ir al aseo antes de regresar porque aún
nos quedaban unas horitas antes de terminar con todo.
Le pregunté ¿vas tú primero o voy yo? A lo
que me dijo, ve tú, luego iré yo.
Y me vino de lo más bien. Al salir,
y volver a sentarme a la mesa, ya llegaba el camarero acercándose a la mesa con
los cafés.
Fernández se levantó y me dijo que volvía enseguida con una sonrisa de
oreja a oreja.
Nada más irse, le puse la pimienta y la sal en el café, y lo removí bien,
bien, con mi cucharita.
Y no sé, pero es que me sentí como la nenita buena cometiendo una
travesura. Y me estaba muriendo de risa yo solita al imaginar su cara de
incompetente encontrando la salida digna.
Cuando llegó, y le pegó el primer sorbo, no dijo nada… pero ya al segundo
me dijo, qué malos hacen los cafés aquí, no?
A lo que le contesté, anda, anda, termínatelo de golpe que no has hecho
nada más que quejarte desde que llegamos y ponerle peros a todo. Venga que aún
tenemos que acabar lo que empezaste, y hay que devolverlo a las 3.
Y así lo ha hecho, de un golpe se ha
tragado un café pimentado y resalao y yo, con esa sonrisita traviesa y
diciéndome, no te culpes, eh?? Que a ver quién no ha cometido una travesura en
su vida, o dos, porque ya como muchas más, sería hasta vicio y maldad. Y eso
no.
Que yo soy una niña buena…
Y por eso os dejo dos vídeos, el primero para los que fuisteis como yo, a colegios de esos de pijos y pijas y ya os curasteis de espanto.
y otro un poquito más moderno...
Que buen momento divertido contigo nina mala !
ResponderEliminarPobre Fernandez, estoy libre de momento y puedo servirle de pano de lagrimas, o mas, si afinidades...
T´es prête???
EliminarAlors, dans un courrier privé je te file son numéro...
Courage!!
Mais par la suite, je ne veux rien savoir.
;-)
Car ce post est basé sur des faits réels.
Claro que eres una niña buena... que un cafecito con sal y pimienta es lo que se merece ese prepotente, engreído, incompetente jajajjaja. Por cierto, tiene que saber a rayos un café así
ResponderEliminarBss.
Estas niñas malas hacen cada cosa, pero hay que reconocer que Rocío tenía una voz sensacional. Y nuestro Arjona escribe muy bien. No conocía esta canción de Arjona. Me gustó.
ResponderEliminarUn gran abrazo y un beso queridísima Evita.
Me encantó el texto, parece de ficción.
Este, no...
Eliminarpero puede saber a pimienta y sal...
En eso consiste la sal y la pimienta de la vida, en confundirla con un toque entre realidad y ficción.
Bss, Plumita.
Menos mal que fui al público,ja,ja,ja
ResponderEliminarEres buena...de pelar,ja,ja,ja
Y el tal Fernández fue, en este caso, más bueno que tú, yo diría que tonto que no es lo mismo, pero que a gusto te has quedado,¿eh?
Sin estas cosas, la sal de la vida,¿dónde estaría?
Besos, pilluela.
Incompetente Fernández se está haciendo famoso. Es la segunda vez que me río a su cuenta...
ResponderEliminarEspero caerte bien el día que coma contigo...
ResponderEliminarBesos.
Tú bien sabes que no habrías caído mal nunca...
EliminarBesos.
Nunca faltan los trabajadores mal entrenados, de mala fe, o intolerantes con sus colegas... Y sí que hay que tener paciencia cuando enfocan su morbosidad contra otros de sus compañeros, aunque el mejor remedio es el traslado o en su defecto el despido cuando es posible. A veces y estas son las muchas, todo obedece más a la incompetencia de los cargos superiores.
ResponderEliminarHay un cóctel que contiene café y pimienta usado en contextos muy diferentes al que narras en esta edición.
Besos mi Cantaora!!!
Has sido una niña mala,
ResponderEliminarpero tus travesuras me encantan.
Un beso
Lo has escrito con tanto realismo que sentía tu voz mientras te estaba leyendo.
ResponderEliminarMe he divertido con los vídeos, Eva.
Qué ganas ya tengo de estar contigo.
Hacer esas travesuras sientan de maravilla, así es que te animo a que continues haciéndolas de vez en cuando.
ResponderEliminarJoder cualquiera como contigo y se va a mear. "Tú eres una niña muy mala". Ahora no vayas desvelando tus secretos y travesuras, ya que la próxima vez el sujeto se lleva los platos al retrete.
ResponderEliminarBesos EVA.
Oh, j'adore ces méchancetés (si c'est pas moi la victime, bien sûr!!!).
ResponderEliminarT'es excusée, pardonnée et même ADMIRÉE!!!!
Salu2 pimentosos.
Quise decir "comer" y no como. Cada día estoy más gilipollas.
ResponderEliminarMás besos EVA.
jajajaja La pena es que no tuvieras un laxante a mano, pobre Fernández...
ResponderEliminarBesos y salud
Que chiste!!!! Has sido muy buena sino le hubieras puesto ají rocoto!!!! de ese que pica al entrar y al salir... Me has dado muchísima risa!!!
ResponderEliminarPodemos reconocer que el tío puede ser "tonto honoris causa" pero tu no te quedas atrás en cuanto a mala leche.
ResponderEliminarSaludos
Bueno esto es booomba di que sí :que aveces no queda otra que dejar salir ese lado bueno que cada nena lleva dentro ya; que la inmensa mayoría de nenes lo hacen por normal... no por Norma jeje:)
ResponderEliminarQue tal el estomago de Fernandez?.
Un beso revoltosa feliz finde!
¿Buena? Será cuando duermes...jajajajaja
ResponderEliminarYo, otro día probaría con algo más fuerte...no sé...mmmm ¿KCn? :)
Bss
Eva, vengo de la mano de Aristos a conocer tu casa y esos maravillosos lunes besucones de los que nos ha hablado.
ResponderEliminarMe he reído un buen rato con tu ocurrencia y, aunque el pobre hombre se lo mereciera, la verdad es que me ha dado un poco de pena.
Eso sí. Me apunto la idea por si la necesito algún día... quién sabe.
Con tu permiso me quedo cerca.
Un abrazo desde Pueblo poeta.
que sepas que me has dado una idea...
ResponderEliminarya te contaré a quien toca el café condimentado... porque tengo tantos candidatos que lo difícil es decidir por donde empezar...
besotes guapa!!
y sí... fui a un colegio de esos...
Coletitas!!!! me inclino más por Ricardo Arjona, no por nada especial, es que Rocío, pues no.
ResponderEliminarYo tengo un gran problema con gente así... ninguna paciencia.
Abrazotrote
Mira ella...no te veía yo haciendo esas ruindades de novatería. Y se ve que disfrutaste, vaya vaya!
ResponderEliminarBesitos, chiquilla traviesa
Y santa hasta la médula.... ¿eh?
ResponderEliminarMe recordaste la anécdota en que puse dos moscas de broma
metidas en terrones de azúcar que se sirvieron dos médicos del equipo nuestro en mis tiempos de enfermera en Suecia. Las relaciones del equipo eran muy tirantes y las risas que suscitó mi hecho, duraron varias semanas y mejoraron el ambiente, en este caso. Además sospecharon, te cuento, de otra enfermera, jamás se pensaron que yo tan seria, tan seria, había sido.
En fin, seguro que tu colega, mejoró el semblante luego de haberse tragado el café jejejeje.
Besos
PD. El hecho de que hubiera sido yo y no la otra, fue tema de largas charlas que aflojaron el ambiente.
ResponderEliminarJajajaja
ResponderEliminarNo puedo evitar reírme, querida Eva.
Esas travesuras están muy bien y son casi inocuas (dependerá de cada organismo, explico con ironía)
Te felicito por ello!!!
Besos con mi cariño