Imaginar la vida como la metáfora de una mariposa. Horas que como larvas se
alimentan de esas hojas en las moreras del recuerdo.
Y recuerdos como esas hojas que nos alimentan, mientras otros nos envuelven en una nebulosa. Y así los días,- con sus horas, sus minúsculas motas de polvo cubriéndonos con alguna oruga- arruga, con sus días de lluvia de creación y sus noches de diluviales destrucciones y alimento para las pesadillas y los sueños-, nos envuelven en la penumbra de un constante latido de existencia.
Y recuerdos como esas hojas que nos alimentan, mientras otros nos envuelven en una nebulosa. Y así los días,- con sus horas, sus minúsculas motas de polvo cubriéndonos con alguna oruga- arruga, con sus días de lluvia de creación y sus noches de diluviales destrucciones y alimento para las pesadillas y los sueños-, nos envuelven en la penumbra de un constante latido de existencia.
Al destapar el álbum y hojearlo, nos detenemos en aquella imagen,
convirtiéndola en crisálida. Cristalizamos el momento mientras nos decimos
cuánto ha valido la pena llegar hasta aquí, cómo nos han perfumado los instantes
que hoy nos dicen cómo éramos y ya no seguimos siendo. Porque la vida es un
acto de resistencia, vivimos, morimos por dentro, sobrevivimos, renacemos,
volvemos a vivir, y nos revivimos hasta abrazar la muerte. Como el árbol que plantamos en Tula, o las
páginas recién terminadas y que hojeamos con las manos trémulas y la sonrisa de
lo que por fin terminamos. La meta es ese sueño llamado vida y lo alcanzamos
cuando una vez despojada la melancolía, la memoria nos hace viajar como un ave
migratoria que se desplaza en un vuelo libre de
nostalgias.
Entonces alimentados por el recorrido rasgamos la seda y emprendemos vuelo
hacia ese nuevo rumbo que algunos llaman besar el instante; haciendo eclosionar
primaveras en inviernos, o la poesía en la arquitectura de las venas de unas
manos, o en la lucha por utopías e ideales, o en los arrebatos de ingenio y de
locura, o en el andén de lo inacabado, o en el muelle a la espera de un velero
sin remos, o en ese vuelo que no necesitará de ningún ala, porque ya hemos
aprendido que con o sin ellas, sabremos que por fin, podremos volar, y volaremos.
Si alguna vez quieres hacer una caída libre, como la del dibujo del hombre sujeto a un paraguas, no se te ocurra confiar en el paraguas, las varillas no aguantarían y te ibas a dar una hostia monumental :)
ResponderEliminarMe hubiera encantado haberte escuchado cantar anoche :)
Besos y salud
Porque la vida es un acto de resistencia... Una prosa filosófica y poética es una combinación maravillosa.
ResponderEliminarUn besazo, guapa.
prefiero rasgar la seda.
ResponderEliminarsiempre habrá un pespunte para repararla, aun a sabiendas de que no tenga arreglo...
Prefiero, digo.
Besos abracicos
Me gustó mucho esta prosa poética vamos de caídas y recuperaciones eso es lo importante.
ResponderEliminarBesos Evita.
Somos muchos desgraciados a morir crisalida ...
ResponderEliminarQue bonito,Zarza.
ResponderEliminarHa sido como viajar al son de una flauta dulce sobre un mar en calma mientras pienso en lo que has escrito de forma tan delicada y certera.
El camino a la libertad de un@ mism@, no es otro que el desarrollo personal y evolutivo del tiempo sobre nosotros, de cómo acatemos eso que llamamos tropiezos, esos levantarse y avanzar hasta sentir que por fin se han soltado lastres y se puede continuar amigados a la nostalgia de lo que fuimos, sabiéndonos propensos al cambio,pero sin amargura,pena o desasosiego.
Una utopía alcanzable?
Me ha encantado de principio a fin, y ya ves, yo con mis interpretaciones de siempre, como flotantes...
:)
Besos muchos.
Filosofía de vida. Para tomar nota y releer.
ResponderEliminarUn beso.
el aire permite volar si se hace con suficiente impulso
ResponderEliminarOjalá todos lleguemos a ser mariposas y no nos quedemos en c...
ResponderEliminarSalu2 crisáli2, Madreselva.
Volarás siempre, querida Mariposa. Tus alas son poderosas.
ResponderEliminarBesos y besos, cielo de chica.
Realmente, como una metáfora, que a veces se trunca y otras sale de su crisálida y vuela, para volver a empezar de nuevo....
ResponderEliminarme ha gustado.
Un abrazo.
Volamos y volaremos, como siempre hemos volado.
ResponderEliminarAunque sea en parapente.
Estoy aprendiendo a llevar la mochila medio llena(materia)y saborear todos los instantes : sobre todo quedarme con todo lo que mís ojos puedan atrapar...
ResponderEliminarme encanta ese juego de palabra oruga-arruga;)
Besos preciosa.
El beso del instante es la plataforma de lanzamiento para cualquier vuelo hacia los arrebatos de ingenio y de locura ja ja ja.
ResponderEliminarBesos mi Cantaora!!!
"Un acto de resistencia"
ResponderEliminarPero el día que le da por pasarnos factura, no hay alas que nos eleven...
En fin, seguiremos intentándolo.
Besos
Ese nuevo rumbo llamado "besar el instante".
ResponderEliminarEn esas me hallo yo.
Me encantó navegar por tu crisálida. :-)
Me parecía ver unas alitas por aquí, y ahora estoy segura!!!!
ResponderEliminarMe quedo con la imagen de esa ninfa, a camino entre la larva y la mariposa, porque tal vez, ese estado se convierte en una tregua con la que disfrutar de los buenos momentos inolvidables... me gustan tus metáforas.
ResponderEliminarun abrazo :)