Yo he perdonado cuando ya he
olvidado, si no es que aún lo tengo
clavado
(creo, es que tampoco estoy muy
segura…). Virgi.
En la última mudanza, cuando nos despedimos, regalé cada libro que me ibas
mandando desde hacía años con algún subrayado, los otros los puse en venta en una brocante
en el rastro de Saint-Ouen, y luego de
aquellos pendientes que me ofreciste en
aquel fin de año en Praga, mientras la nieve caía cerca de la casa de Kafka,
sólo conservo uno, el otro creo que
tontamente lo perdí en el metro o se
quedó colgado en alguna bufanda vieja o algún guante impar que debí de tirar a
la basura.
Aún conservo las cartas con un lacito color malva, y a veces deshago el
nudo, y lloro queriéndote dejar los recuerdos en mi balcón prendidos de alguna
luna nueva que soñaste con bajarme, o borrar los archivos que fueron llegando
después y con el tiempo de la modernidad, suprimirlos y eliminar la carpeta que
lleva nuestros nombres.
A veces cuando pienso en ti, me flaquean las piernas, las rodillas se
niegan a desandar lo andado por este psoriasis
infiltrado como una llaga dentro del hueso, como pura carcoma que se niega a
aflorar en la piel como costras de nieve entumecidas recordando las palabras
dichas y no pronunciadas.
Ya no me quedan cajas de cartón para tanta mudanza, ni siquiera ansiedad ni
pastillitas rosas esperando que alguno de los dos, dé ese paso que ya anduvimos, para que el
estúpido teléfono acabe de marcar el aullido que callan nuestros silencios.
No es impaciencia, sólo que, lo que no fue, y ha seguido siendo un no
obstante, será que tal vez nunca sea.
Nunca es un adverbio feo. Pero pese a todo es, y no deja de ser un adverbio
¿de tiempo o de negación? Sonrío.
Sonreímos cuando te lo pregunto o me devuelves la pregunta como respuesta.
Y qué más da, si conlleva y arrastra
en él toda su fuerza y su arrebato y su
impotencia y su resignación dentro de sus cinco y minúsculas letras.
Acariciada por un adverbio, ése que recién acabo de mencionar, me distraigo
de la nada que me espera, pero no olvido, no quiero, no me da la gana olvidarte,
ni eliminarte, ni suprimirnos, ni tener que reseatearme
de nuevo.
Si no fue, y ya no será, y sé que en
este preciso instante yerro, y que tropezaré, y que no quieres aprender, y que
soy una completa minotaura atrapada
en un dédalo de sombras, de huellas indelebles, o de nieve que se derretirá en este
mismo instante en el que sé que te quiero
y no te olvido, también sé que mañana una
vez embadurnada ya la nieve, los recuerdos, la nada y sus nuncas regresarán a esos barros que entorpecen los sentidos y se llaman torpemente recuerdos, y
así, cuando tal tez ya ni seas, ni yo sienta, habremos entendido que lo mejor
era rendirnos.
Dices que me calle, mientras posas la yema de tu dedo índice en mi labio
superior y nos damos la espalda mientras te vuelvo a decir adiós, y pensamos en
un futuro perdón cuando nuestras bocas ni saben pronunciarlo y aún se muerden
los labios en la espera.
Gracias, Virgi, que a ti sin buscarme, viniste a mí, y fuiste una de mis primeras comentaristas, cuando ambas teníamos un par de comentarios... Nos encontramos entonces. Me gusta la gente que sin buscarte ni buscarla, acaba por encontrarse.
Un beso, tesoro.
P.S: Gracias por tu sempiterno saber estar sin ser, o ser sin estar, pero estar y/o ser siempre...
Te beso, tesoro.
"Nunca" es un adverbio de definición. Cuando se dice "nunca" es porque has tomado una decisión es definición. Si no estás decidida a usarlo mejor no lo uses. Me recuerdo de una peli "nunca digas no" la vi muy pequeña y se grabo tanto en mi mente que nunca decía nunca. Hasta que un día decidí decir: "Nunca".
ResponderEliminarUn buen texto querida Eva.
Un beso.
Tal vez sean las palabras dichas y no pronunciadas sean las que quedan, como una impronta, en ese recuerdo, que no olvida aunque, a veces, lo haga.
ResponderEliminarQuerida Eva, una vez más, me voy emocionada tras leerte.
Un beso enorme
Nunca es para siempre, a menudo
ResponderEliminar¡Ah, Eva, tesoro y fuerza de la naturaleza! Debe ser que nos encontramos en el momento justo, enredadas en el dédalo (esta vez luminoso) de las visitas y los comentarios, tan lejos y tan cerca, hace tanto y tan poco.
ResponderEliminarGracias por esta dedicatoria que viene a resumir un común saber estar, como una línea invisible atando trocitos de nosotras, a través del océano, las praderas, los ríos y las cordilleras.
Te abrazo con fuerza. Y sonriendo.
Virgi de las primeras,qué suerte,porque es una persona excepcional...a ti no te conozco pero te leo y me gusta mucho.Me gusta la gente que habla de amor como si deshiciera un regalo envuelto en papel seda,aunque también haya espinas...un abrazo de martes o miércoles o yo qué sé.
ResponderEliminarMe he emocionado leyéndote, dices tantas cosas que he experimentado en mis vísceras...
ResponderEliminarUn beso, guapísima.
Me parece que es en el cuadro famoso de los fusilamientos del 3 de Mayo, de Goya, creo, hay una inscripción que dice "Españoles, perdonad, pero no olvidéis" leyéndote me acabo de acordar, me impresionó mucho cuando lo vi de jovencito.
ResponderEliminarCuida tus pulmones de la nociva polución de tu pueblo :)
Besos y salud, también para Virgi :)
A veces es mejor que el barro nunca nos abandone y así no de opción de claridad a los recuerdos.
ResponderEliminarVirgi además de ser de tus primeras comentaristas te ha inspirado a base de bien:)
Besos
PD: Nunca me pareció fea la palabra nunca. Dolorosa tal vez, pero para nada fea:)
Ya sabes que hay gustos pá tó.
Me encanta cando te explayas en un texto así de sentimental donde el olvido sobrevuela sin posarse, donde el amor recorre todos tus vericuetos, los inunda llevándolos de paseo entre adverbios y verbos y junto a ellos rememora los latidos de algo que fue, que no obstante ha sido y que pudiera no ser nunca más.
ResponderEliminarBrillante por mucho que se sienta la tristeza acariciando las letras.
Besos muchos.
Y yo sigo leyendo esa historia tuya y las que vengan.
ResponderEliminarEscribes muy bien.
Un beso.
Me provocás ternura, me provocás un profundísimo deseo de abrazarte... (No compasión, por favor, que no se malentienda)
ResponderEliminarPodría decirte simplemente que has escrito una genialidad y ya!
ResponderEliminarLo es EVA...
Solo siento ese regusto amargo que siento en tus coletillas, deberías cortarte todas esas coletas y soltar tu melena al viento... sin más, estarías preciosa. Lo eres, lo sabes y sin embargo te empeñas en apretarte la coleta...si el pelo tira, duele. Es posible que no se me entienda nada, perdóname. Lo creas o no te tengo mucho cariño. Te escribo esto por eso. Me gustaría que no te doliera tanto todo... aunque puede que solo te duela en letras, es verdad, ya sabes, suelo equivocarme mucho.
Un beso grande EVA, de verdad es una preciosidad lo que has escrito. Siempre pienso que cuando las letras llegan tanto es que quien las ha escrito las siente mucho.. muchísimo, por eso lo anterior. No te enfades conmigo vale? a mi se me escapa todo en letras... solo comento así, dejando que se me escape todo. Solo comento donde me siento a gusto, ojalá me dejes hacerlo y no te moleste. Mmuaaaaaakss!!
Así es el ritmo y la respiración de la existencia, siempre entre presencias y ausencias...
ResponderEliminarBesos mi Cantaora!!!
Paciencia y barajar, que dijo el sabio.
ResponderEliminarMe ha encantado.
ResponderEliminarUn beso
"Nunca", adverbio de tiempo o de negación. Nunca se me había ocurrido verlo así. Siempre pensamos en tiempo, pero quizás sea más negativo. Pero siempre podemos darle la vuelta:
ResponderEliminar"nunca" dejaré de reconocer que eres magnífica.
Salu2, Madreselva.
(No te preocupes por los comentarios: los que te visitamos lo hacemos con gusto y por gusto. Nada de obligaciones ni compromisos. Eso sería lo peor).
Eres una genialidad.Y Vrigi un encanto. Besos, bella Eva.
ResponderEliminarBastante emotivo.
ResponderEliminarY cómo se llega al blog de Virgi y uno se inunda de belleza, ¿verdad? Besos.
ResponderEliminarCreo que en el fondo eres una persona sensible y muy sentimental. Muy lindo lo que has escrito.
ResponderEliminarBesos EVA.
Estoy convencida de que el olvido es imposible. Podremos aparcar recuerdos, perderlos por un tiempo, pero acaban volviendo. Siempre todo permanece.
ResponderEliminarUn beso, Eva