Entrada inspirada en ese loco de Kubrick. la hubiese podido titular el cine y yo VI, pero como es lunes, va también de besos...
Hace tiempo que no lloro fuera de casa, me habré vuelto púdica pero ni
siquiera me dejo llevar en los funerales. No vendo ya mis lágrimas, plasma
sanguíneo, agujeros negros salados, traviesas gotas de lluvia que corren por el
cristal de unas gafas y la geografía de las montañas de mis mejillas hasta
verlas caer en cascada desde el labio superior al inferior y hasta incluso engullir
algunas, las más atrevidas en la profundidad de mi cueva, y allí, masticarlas, devorarlas,
y limpiarles la nostalgia con la lengua.
Las lágrimas como exilio, vano intento de cerrar la puerta a doble cerrojo,
para detener el tiempo y dejar de sumar, pasividad en la mirada, sin pupilas
que recuerden el olor del viento, el aroma de las nubes y el dolor que como un
cáncer se instala en la tentación de romper el pudor de los espejos, del
reflejo que en él como en los fotogramas llenos de bostezos, de mordazas,
esconde ausencias, falta de nombres que perdieron hasta sus apellidos, desnudando
así lo que ni tiene nombre.
Permanecer en esa elegante soberbia, la de no derramarse, es una manera de
saberse derrotado, de ahogarse en la contradicción, de tragarse bajo el agua una susceptibilidad llena
de pirañas, hasta henchirse de burbujas para
echarla a las hienas. Pararse, y
mirar desde lo alto de aquel árbol tapizado de otoños el cansancio de un tiempo que se dilata…
La nostalgia, el arrullo de la emoción que te sube desde el dedo gordo del
pie hasta la puntita de la nariz, bah, recuerdos que amañamos, amoldamos y
matamos según ese mismo antojo de una cereza en la espalda en tiempo de sabores
nonatos, nada. Sólo nos queda tender la voz al sol, y de las pinzas de nuestra
boca, dejarla ir a esos Mares de China, y luego escribir el poema maldito
bañado en multitud de horas bajo un whisky de esperas, para que al cabo de un tiempo cuando alguna
sirena se lo lleve mar adentro, tras releerlo, nos deje ese resabio de lo que
esperamos, que este nada no sea para siempre, que no recordemos ya esas
palabras que con aromas nuevos vuelva a hacernos temblar.
Tiempos vendrán en que recuerde tus labios mordisqueándome la oreja
izquierda y yo a ti la derecha, tiempos han de ver en qué vereda de tu boca
dejé los miedos, en qué lágrima lloramos juntos, en qué cristal se hizo añicos
el sentido de la vida.
Y puede que hasta volvamos a temblar, trémulos bajo una tenue luz que permanece ante
la estulticia, la vana sonrisa de lo que no logre barrer ni el polvo del
silencio.
Porque y ahí tienes razón, ya no,
no, ya no es tiempo de silencio.
Me gustan tus lunes, sean como sean.
ResponderEliminarAhora que lo pienso no he logrado saber llorar pa dentro, será que aún me queda que madurar, aunque creo que soy más bien como esas frutas que a base de estar metidas en cámaras frigoríficas , ya no maduran y si lo hacen es para pudrirse.
Un abrazo, Eva,
Sigue amándola: está ahí mientras estamos.
ResponderEliminarNo, ya no es tiempo de silencios. Llora, pero solo delante de quien se lo merezca.
ResponderEliminarUn beso.
Nunca es tiempo de silencio; Estoy enfadada con las lagrimas que me vienen por un nada y se rehusan cuando un gran dolor les llaman .
ResponderEliminarLa vida se acompaña de tiempo y el tiempo de olvido.
ResponderEliminarVolverán las oscuras golondrinas, volverás a tener paz y confianza en ella.
Besos lunáticos querida Eva.
Un fuerte abrazo.
Yo la sigo amando, como a todo, a mi manera... :)
ResponderEliminarY mira niña, sin embargo, yo si pienso que es tiempo de silencio, es comodísimo y cada vez lo "uso" mas :)
Mucho cuidado con todo tipo de pirañas... :)
En tu honor, voy a cantar ahora mismo, "A mi manera" me apetece un huevo...
Espero que el pinrel se esté portando bien :)
Besos y salud
aún así , si al menos queda la nostalgia, y el arrullo de emociones y alguna que otra sintonizada espera, sigue valiendo la pena adentrarse lunes tras lunes en el nunca convertido en 'como siempre'.
ResponderEliminarOtro tiempo de silencio
Otro tiempo ya no de silencio.
Tengas buena semana.
ay, cuánto bien hace escucharse un Quique González, como sea, mas 'con riesgo y/o altura'
Besos
Llorar no cambia las cosas, pero libera.
ResponderEliminarHoy te abrazo, querida Eva, que bien te has inspirado
Besos y no lágrimas te envío.
ResponderEliminarLas lágrimas me las mastico pausadamente, haciéndome daño, implorando un desierto que las absorba.
Besos y más besos mi querida Zarzamora.
Como mejor se llora es a solas, Zarzamora.
ResponderEliminarViene muy bien darse una "jartá " a llorar a veces.
Es como la lluvia, luego, parece que se puede vivir un poquito mejor.
Salu2 luneros.
Como he llorado mucho en mi vida, no tengo más ganas de hacerlo y cuando sucede, es para adentro.
ResponderEliminarY con la vida es un amor-odio permanente.
Besos de lunes por la noche, que allá ya es martes.
Y la sigues amando. Volarás, volarás
ResponderEliminary al tiempo, me dirás.
Besos, hoy martes, un poco atrasada.
Yo creo que llorar hasta de alegría puede ser jodido, así que de llorar nada de nada. Besos, besos y más besos.
ResponderEliminarBesos EVA.
Llorar no es tan malo a veces limpia el alma.
ResponderEliminarBesos
Aunque la vida arrastre consigo el desencanto,
ResponderEliminarsiempre estará ahí la emoción para vivirla.
Un gran relato.
Besos