miércoles, 12 de agosto de 2015

MÉXiCO y yo LA IGUANA (2)



Me enamoré de México a través de aquellos ojazos azulones de un carititita relindo y requetechulo zacatecano que conocí en París en L´Alliance Française, cuando aquello parecía a finales de los 80 una venta quijotesca y plurimulticultural antes del Erasmus.
Y ya prontito,  llegas, así no más de Chilangolandia a España, con un ¡Quiubo, mi chaparrita, linda! Que me llego hasta allá para cantinflearte, íjole, que aún nos queda un tantito de tiempo antes de que nos llegue la calaca.


Clarín, cuatache, le contesté que ahora que llega México a España, como cada vez que llega (y hacía años, eh?) que empiece la cura y corra la chela, y el tequila y los mezcales, qué menudo chingalazo!!.
Y ya luego, mientras lo/s espero,  empecé a recordar y cómo te eché los perros porque fuiste tú quien me aconsejó pararme en Tule, enojarme con los peseros (que casi me costó la vida, por ir de chilonga), pero fuiste tú también quien me dijo, Chaparrita (es mi apodo), cuando andes por Oaxaca no dejes de pasearte por Puerto Escondido, Angelito no, que allá están todos los gringos.
Con lo cual, de Oaxaca, con el camión y  de paso, paré en Puerto Escondido: el Paraíso en la tierra. Allá por inicios de los 90 no había ni Dios en aquel pueblito, sólo iguanas que salían de cualquier lugar, y caminaban por la calle como Pedro por su casa, ahora ya no, que corrió la voz como corre la tequila, y ya lo estropearon y empezaron a cazarlas. Los hoteles estaban vacíos, las cantinas, y sólo había playa y caballos y palmerotas. Alquilé uno (caballo) y aquello era el Edén, galopé como loca por la playa, disfruté de los coctelitos de camarones,  de los cucuruchos de maní, y los taquitos de canasta, y al pastor, de aquellos jugos de sandía, papaya, de las nieves de limón, de las sombras de aquellas palmeras en las hamacas a la luz de la luna, y de un paseo en barca cogiendo de la mano a las tortugas marinas, bailando con  peces, y desobedeciendo me llegué hasta Puerto Angelito, íjole que sí, que ojitos azulones tenía razón,  que allá estaba media Gringolandia, así que me regresé para Puerto Escondido a las pocas horas, eso sí después de comerme unos mangos con chile.
Cuando llegué al hotel, me avisó el de la recepción el primer día que podía encontrarme con alguna iguana en el cuarto, y que la ignorase así no más, que de hacerlo (ignorarla) no hacían nada, y que lo avisase a él que ya se ocupaba de desalojarla.
Y así le hicimos.
Los tres días que estuve antes de salir para Acapulco, el último, me despierto y me veo a una iguana de cara y de frente, tan requetechula ella, la ignoro así no más como la que no quiere líos, como me dijo el tipo, y voy a darme la vuelta para salir del otro lado y zasss, otra iguana, mirándome a los ojos, y pienso, Eva, mijita, ignóralas y ve deslizándote de a poquitos hasta los pies de la cama, y veo a dos iguanas correteando por el piso, y ya empiezo a pensar que tengo una plaga de iguanas en el cuarto y que no cunda el pánico. Luego ya me contaron que es que van en grupo, en plan manifa, y que era normal. El problema es que el teléfono me quedaba justito al lado de la cola de la iguana que tenía a mi derecha, y ¿cómo le hago? pensé. Respiro, miro a la iguana a los ojos, ella a mí, a la otra la sigo de reojo, (esto es como mear en un chiringuito y buscar el papel mientras estás sujetando la puerta), y decido no moverme. Lo mejor es seguir durmiendo o hacerme la dormida. Y eso hago. Una de las iguanas me pasó por encima, y como una hora y pico después (que no dormí, clarín) una, la de la izquierda se va, tranquilita, con el pasito mexicano, sin prisas, moviendo caderas, tan linda ella, y aprovecho para otear el piso. Nada. Horizonte despejado a babor, a estribor sigue la otra que decide también bajarse de la cama, pero eso sí, cuando se le pegó la gana.
Despacito tomo el teléfono, llamo al de recepción, y le digo, oiga caballero, me haría el favor de subir que tengo unas cuantas visitadoras con cresta y de lengua larga que se llegaron a cantarme las mañanitas, y al poco, llega el tipo, y empieza a a dar palmas como un palmero desquiciado en la Feria de Sevilla. Empieza a reirse como loco, y me dice, güera, güerita, y empieza a cantarme "La Iguana", ¿cómo lo ven?
Y como no, como no me va a gustar tanto México, cuando la vida por allá tiene un precio que no vale nada. Y que a una le hace lo que el viento a Juárez, y se dice que la vida es para vivirla, no más.

Desayunando sopes en La Blanca (D.F) antes de la reforma que hicieron a la cafetería de la vaquita.


                                                                 Serie, El año de la Iguana.

 Y si pasan por el DF, no dejen de desayunarse allí, se ubica en la Avenida 5 de Mayo, 40.
 Este fue uno de mis cuarteles generales, junto con otro en Coyoacán y otros muchos más. 


                  De la serie México y yo (1) pinchen acá:  Veracruz y el danzón.


Y epa, vamos a sacar lo negro!!




                           Y que corra el tequila, que hasta verán pasar alguna iguana ;-)




29 comentarios:

  1. ¡Oye!!!! ¡Que la iguana me guiñó un ojo! :))))

    Ándele y a pasarlo lindo!


    Bss

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  2. Mi querida Eva.
    Perdón por no pasar más seguido, pero por mucho que lo intento no lo consigo.
    He disfrutado de tus letras a placer, México debe de ser realmente lindo y por lo que veo para ti fue una maravillosa estancia, bailando (o casi) con las iguanas, de haberlo sabido podías dar tu las palmas y asustar a esas bellas criaturas, sin tener que esperar al palmero, claro que de ese modo no te habría ofrecido su voz, compañia y canción.
    Disfruta todo lo que puedas, la vida es un suspiro.
    Un abrazo.
    Ambar

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    1. Perdonarte, de qué?
      Eres libre de venir cuando gustes.
      Disfrutando ya estoy!!
      Y sí la vida es un Ay...
      Un abracito, Ambar,

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  3. Con esas descripciones, ¡cualquiera no se va ahora mismo a México! Con o sin iguanas, jajajaja. ¡Qué bueno!
    ¡Qué envidia (sana) me dais los que viajáis tanto y tan lejos!

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  4. Verás, verás...
    El lindo gatito y yo nos vamos a tener que pelear por los favores de la iguana, a mi también me guiñó un ojo, pero...
    ¡Tres veces! ... :)
    Besos y salud

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    1. Qué le habrás susurrado tú a esa iguana, Romeo...
      :))
      Bss.

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  5. Y el limón en la boca... Y la sal en el ombligo... Y la iguana muerta... de la risa.

    El burlador de Las Cocuizas.

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  6. jajajaja con razón me hablas de los tacos de canasta!!!!!

    es que yo vivo en el norte, frontera con EEUU, por eso no los había probado, sabía que existían pero por acá a penas empiezan a establecerse negocios y sobretodo restaurantes de comida de todos los lugares de México, acá como estamos muy alejados del centro del país, estamos más acostumbrados a las costumbres de nuestros vecinos, pero ya empieza eso a cambiar, ha llegado mucha gente del centro y con ello todas las comidas y costumbres!!!

    Un placer leerte!!

    PD: sabes más palabras "cantinflescas" que yo!!! jaja
    Otra cosa, tal vez nos cruzamos en ese viaje tuyo para acá, yo a mediados de los 80 andaba por tu tierra....la primera vez! =)))

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    1. Fíjate Liliana que me pierden los tacos de canasta, y las enchiladas de mole, y las nieves de limón.... tanto se notó???
      :)))
      Soy camaleónica y allá donde voy se me pega el acento y por un tiempito, eh?.Y conservo de cada viaje una libretita donde apunto las palabras nuevas que voy conociendo y utilizando luego de cada lugar,
      El placer es mío, linda.

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    2. las enchiladas de mole???? pero mujer!!! bueno, después de las enchiladas viene bien la nieve de limón!!! jajajaja

      a propósito, a mi lo que me tocaron fueron iguanas negras en Puerto Escondido, enormeeeesssssss!!!

      estaremos en contacto!! =))))

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  7. Por cierto niña, tu deberias estar acostumbrada a bichos de lengua larga, mas de uno te ha dejado lindezas envenenadas aquí y allá...jajaja
    Besos y salud

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    1. Tan cierto, Genín.
      Pero, bah, eso no son ni eran iguanas, eso eran vívoras que se retroalimentan entre sí con su propio veneno, o gallinas que ni servían para caldo.
      Ni caso.
      Bss, corazón.

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  8. Hermosos recuerdos para atesorar, en los viajes se vive tanto, se siente tanto.
    Me dejaste pintada en la cara una sonrisa iguanesca.
    Besotes, linda Zarza.

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    1. Eres un amor, y te imagino con esa sonrisa iguanesca, y me da la sonrisa.
      Cuídate mucho, preciosa.

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  9. Qué bueno, Eva. Estaba sintiendo el acento como si estuviera aquí, delante de mis ojos.
    ....Y me ha sido imposible el imitarlo.
    Un beso.
    Me has recordado aquel verso de Lorca:
    “Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan”

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  10. Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
    y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
    al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

    (No he podido resistir la tentación de dejarte un poquito más de este poema que me gusta tanto)

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    1. Recita Tecla, ese poema es una maravilla, como tú.
      A mí me chifla también.
      Bss.

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  11. Un relato muy fresco y manejando divinamente la forma de hablar de los mexicanos. Hasta creí que lo escribía un mexicano.

    Me encantó, y la música muy de acuerdo con el relato.

    Felicitaciones Evita.

    Besos.

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    1. Un besito de los nuestros, mi Plumita.
      Tú siempre tan regalona conmigo.

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  12. Me has hecho ubicarme en Pto Escondido. Sin lugar a dudas, no manches... Eres impresionante, querida Eva.

    Ahora si, a mover la colita :)

    Besos.

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    1. Venga pues Carlos, a mover esas colitasss!!!
      Epaaa.
      Besos.

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  13. La vida por allá tiene un precio que no vale nada.
    Qué frase, qué texto, qué envidia mejicana sin haberla visto, qué gusto que nos hayas viajado hasta allá, con iguana o sin ella, con tequila o...con ella.
    Muy bueno.
    Un beso

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  14. Me has matado de risa, morí tres veces con tu vocabulario tan gracioso.

    Un día, en algún lugar tú y yo nos vamos a encontrar y ¿sabes qué? te voy a preparar unas enchiladas verdes que hago -cuando me animo a cocinar- de rechupete.

    Beso, me voy con la música a otra parte jaja.

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  15. Pues igual, quien sabe MaLquE, que este verano de no haber estado en el estado en que estoy, tocaba México y Guatemala...
    Y si voy, iré a buscar esas enchiladas de chile verde.
    Ummmmm, ya se me hace la boquita agua.
    Gracias, mi linda pendejoncita.

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  16. Me gustan las iguanas, me gusta la comida mexicana (los tamales y los huevos rancheros me vuelven loca), y me gusta tu pluma!!!

    Viva México, cabrones!!!

    Besos, querida mía

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