Se preguntó desde cuándo tenía tantos silencios por colmar, como aquellos viejos chinos ingleses, recién liberados tras tantos años de colonización silenciosa. Supongo que su mutismo era semejante al hastío y tenía tintes de indiferencia, pero ni ella misma lo sabía.
Y es cierto que hiere, el silencio, y por momentos duele más que la palabra.
Supo de sobra de que están hechos los silencios que callaba, pues logró adjetivarlos todos, darles un matiz premeditado, con el transcurso del tiempo.
Y de ahí surgió el dilema, que nace de un tan lejos y un tan cerca, visto desde cualquier altura, desde esta sopa china que remueve, o desde cualquier ciudad en la que las siluetas no son más que fideos que sigue digiriendo. Por extraño que parezca, si escribe es porque dicho acto tiene la resemblanza de las melancolías que se alimentan de todos esos fideos hechos de cemento.
Vio crecer la flor, y de su talle erguido, fue destilando un polen necesario, imperenne, tan distante y cristalino que de todas las incertidumbres, floreció su esencia.
Calla más de lo que dice y sólo él lo sabe.
Tus locuras y arrebatos sólo lograron perfumar su estancia de sosiegos. Aprendió a calcular los suyos, a esperar y repetir las mismas frases, a saber que silla vacía ocupaba. Contigo aprendió a darles de comer a los buitres, de su cuerpo se alimentaron tus fantasmas y tus miedos.
De lejos observa como siguen girando los fideos, como el cemento de esos edificios tan bien alíneados se remueven en el mismo viejo y podrido caldo. Hace tiempo que mastica los fideos sin que ya le cueste digerirlos. Y así es, y por eso escribe y remueve las palabras, las plancha y las erige desde la altura. Aislada, ora ebria, ora desembriagada de todas ellas, y con vistas a la lontananza de un rascacielos de Hong Kong que acaba de pedir prestado.
Con los ojos arrugados y oblicuos, pero bajo una nueva manta, ya descolonizada en su Hong Kong ya tan propio y tan ajeno, libre de pliegues por planchar, escribe. Sempiterna ida sin más vueltas. Una ida simple, sin un destino, oteando desde las alturas. Un paso a paso, una marcha infinita, un verse caminar a ras del suelo pero siempre desde un rascacielos y paradójicamente con el asfalto que se pega en las suelas de sus zapatos, a la realidad de un presente, puro cemento, como por descuido y paulatinamente.
Giran los fideos que ya no remueve, se hunde aquel hueso que nadaba en la sopa china del bol agrietado. Visto desde la altura, queda hoy todo ese amasijo de palabras. Erigidas, indeshechas, sin tambalearse, a pesar de los movimientos sísmicos, protegidas y escondidas en lo alto de una madriguera hecha a medida.
La vida es tan predecible que no ha lugar para ningún sueño. Todo es cálculo y espera. Por eso remueve la sopa, y contempla cómo se golpean en ella los torpes fideos de un caldo transparente y translúcido. Aquel caldo se desparrama entre las grietas de la decadencia del obsoleto y ajado bol chino, puro objeto en el sigilo de un despertar en calma. Mañana se comprará uno nuevo, pero habrá de ser mañana, cuando desde su ventana de siempre, vislumbre de nuevo el mar.
P.S. Reposición con revuelto de necesidad de escribir, y retoques en aeropuertos, andenes y salas de espera...
Les dejo los palillos.
P.S. Reposición con revuelto de necesidad de escribir, y retoques en aeropuertos, andenes y salas de espera...
Les dejo los palillos.
Y afinen comentarios.
Ya voy llegando... ;)
Hoy necesito escribir, más que nunca, una copa y mandarlo todo pal carajo (que diría mi Zayi).
Y si empezamos por salsear... lo clásico?
Qué les parece?
A mi no me importaría que escribieras otra entrada, si tantas ganas tienes de escribir...jajaja
ResponderEliminarMe encantan los mambos, sobre todo lo bien que lo hace el negro, ese a quién le tiran de los huevos para que haga "UUUUUUUuuuuuuu!!!!
Besos y salud
Ya se me hacía que salía Pérez Prado con su característico grito!!!
ResponderEliminarescribe...escribe!
Beso♥
Es un gran arreglo musical ese mambo. Genial Pérez Prado.
ResponderEliminarSigue escribiendo Eva, no dejes de hacerlo.
Besiños.
Un beso y buen provecho
ResponderEliminarHay que darle gusto al cuerpo, así es que ...¡a escribir más!
ResponderEliminarYo como no me canso de leerte, escribe y escribe ¿ y no tienes ningún libro, si no lo tienes me encantaría que lo escribieras. El Mambo, lo dejo para oírlo un poquito más tarde. Besos.
ResponderEliminarConozco, como en el tópico, silencios tan espesos que se pueden cortar con cuchillo.
ResponderEliminarBesos.
Saca esos caballos que tienes encerrados y déjalos que galopen con esta imaginación y esas ganas de dar rienda suelta a esos silencios...
ResponderEliminarQue manbo más bailón mis pies te los agradecen.;)
Gracias por el detalle.
Un beso de marte, ¡oh! me despisté el lunero:)
¿ Y el mambo de Machaguay?
ResponderEliminarUn texto precioso, Eva, aunque no me gusten las sopas con fideos chinos.
ResponderEliminarGracias por Beethoven mambeado.
Besos, linda Zarza.
pues cariñet, tienes arte hasta removiendo fideos chinos!!
ResponderEliminary que sepas que ya sé que voy a cenar esta noche...
a ver si removiendo los fideos me viene la inspiración que ya ni sé cuando fue que se me fue...
en fin!! que como me ha encantado!!
besotes guapa!!
A no desperdiciar ese mambo, después de esos fideos, para espantar melancolías y volver a nacer cuantas veces sea necesario.
ResponderEliminarTú escribe todo lo que quieras, para que nos sigas encantando como haces.
Un abrazo enorme, Eva.
Escribir y salsear es el mejor remedio para todo mal, sigue tu instinto y yo estaré,aquí, leyendo y escuchando tu música, pero no me pidas que pruebe los fideos chinos¡Nooooo! donde se ponga una paella...Besitos guapa.
ResponderEliminarYo creo que sin esforzarte, nos atrapas a todos con tus magistrales escritos. Así que cuando estás inspirada, no hay quien te aguante. Joder que pasada de vídeo; fantástica la orquesta.
ResponderEliminarBesos querida EVA, y cuida ese cuerpo bendito y serrano.
Muy buen relato, Eva.
ResponderEliminarMás. Ya. O cuándo quieras.
Un beso.
Me sonaban estos fideos como si los hubiera probado antes, sí...
ResponderEliminarEl caso es que me han producido la misma melancolía, la misma sensación de vacío, como si no llenasen o se quedasen en la boca del estómago ateridos o adheridos a un intenso malestar producido por certidumbres innegables y dolorosas aunque asumidas...
Un regusto volver a saborearlos.
:)
Besos miles.
Es verdad que hay fideos que saben a silencio... y silencios que no saben a nada. Y silencios necesarios, porque el antiguo hablante agotó la paciencia y dejó de intentar comunicarse con paredes que solo dejaban ecos vacíos...
ResponderEliminarY es que hay palabras que son tan incoherentes, tan alejadas de la acción, tan despegadas de un mínimo de hermosura, tan excusas y tan vacías... que es mejor dejarlas ahí, perdidas en su laberinto.
No había leído la primera versión de tu bol, pero en todo caso me ha gustado el vuelo liberador que se adivina en esa cocina de letras. la melancolía necesita aire, necesita silencio, y necesita, también, palabras ciertas.
Un abrazo.
Genial el mix musical, para bailar zumba es ideal! Me gusta como utilizas a la sopa China, en tu texto.
ResponderEliminarBesos
¿Los fideos tienen espinas? Porque hay veces que......
ResponderEliminarBss
MI CHICA COMO SIEMPRE PRECIOSISIMO RELATO.
ResponderEliminarMUCHOS BESOS EVA.
Fideos de cemento rebotando en un caldo helado, como peces sin rumbo chocando con las paredes de una cárcel que no existe.
ResponderEliminarEscribe bella, escribe.
¿Cómo no vamos a escribir cuando el silencio nos ahoga?
ResponderEliminarHasta tres veces he venido por aquí a leer estos fideos chinos sin atreverme a escribir nada sobre ellos.Hoy creo que debo hacerlo para decirte al menos que me sedujo tu forma de contar y también esa simbiosis del alma del hombre con el paisaje que habita.Mover la sopa es todo un símbolo a mi modo de ver,es como remover los recuerdos que nunca se dan por vencidos y afloran en nosotros una y otra vez,los malditos.
No me gustó tanto el vídeo,creo que hay cosas que no se pueden mejorar...
Abrazos Eva.
¿Cómo no vamos a escribir cuando el silencio nos ahoga?
ResponderEliminarHasta tres veces he venido por aquí a leer estos fideos chinos sin atreverme a escribir nada sobre ellos.Hoy creo que debo hacerlo para decirte al menos que me sedujo tu forma de contar y también esa simbiosis del alma del hombre con el paisaje que habita.Mover la sopa es todo un símbolo a mi modo de ver,es como remover los recuerdos que nunca se dan por vencidos y afloran en nosotros una y otra vez,los malditos.
No me gustó tanto el vídeo,creo que hay cosas que no se pueden mejorar...
Abrazos Eva.
Querida Zarzamora, espero y deseo que te encuentres bien, siento una gran tristeza por todo lo ocurrido. Un abrazo y fuerza para toda Francia.
ResponderEliminarQuerida Zarzamora, espero y deseo que te encuentres bien, siento una gran tristeza por todo lo ocurrido. Un abrazo y fuerza para toda Francia.
ResponderEliminarEva, espero que te encuentres bien al igual que tus seres queridos, mi corazon y fuerte abrazo.
ResponderEliminarComento por el móvil espero salga
Mayra
Eva, espero que estés bien, las imágenes son terribles. Pienso en ti,
ResponderEliminarRezo por París y por ti.
Un abrazo
querida eva, vuelvo a este post a pedirte un favor: escribe algo, o di que está todo bien... y a mandarte un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarHola guapa , no se si sera por que tengo el cuerpo como una guitarra y no esta para muchos trotes , pero nada más de ver el video ya me canso , tendre que tomar muchas vitaminas , para estar mas vital , en cuanto a lo de escribir , yo creo que todos los que tenemos un blog y escribimos , necesitamos nuestra pequeña dosis díaria si no vamos bien , te deseo un feliz Sabado y que te aprobechen los fideos chinos yo soy mas de tallarines , jajajajajaja .
ResponderEliminarBesos de Flor.
Ese bol, ese remover los fideos y mirar edificios con el asfalto. como ancla, pegado a la suela del zapato...
ResponderEliminarQuerida mía, las palabras escritas en la urgencia de la necesidad son también anclas.
Ya me entiendes.
Un beso enorme