Te esperé desde siempre, desde ese pasillo que va de mi falda a tus deseos.
Deambulamos por el rincón de cualquier ciudad que angosta redujimos con los pasos cansados.
El tiempo arrebata hoy las horas dormidas de un carcomido segundero.
Anda rauda la sombra que acorta mi paladar en tu boca.
Enredadas las lenguas entre el callar de un beso, recosen entrelazadas el callar de un te quiero.
No sé cuando volveré a caminar a tu izquierda ni cómo perderé tu esencia a hierbabuena,
ya no sé nada, ni saber nada quiero, ya que este tren que ya no aguarda en este vetusto andén, me dirige sin sentido, de nuevo cual veleta de veleidades, hacia la estación de algún cuerpo.
El vodka rojo se funde con la sangre de mis venas, y destila en el licor de ese trayecto adormecido, ese tiempo que no fue y tal vez será embriagado por las horas del crepúsculo y la nostalgia de aquella mirada tuya que languidece en mi aliento,
y a la que despiertas con un beso,
sin "blancasnieves"
ni adicciones mediocres
que no me dejarían disfrutarte por entero.
Déjame esta noche
sólo navegar
y permanecer queda...
y permanecer queda...
y sólo apostar
por nuestros silencios:
por nuestros silencios:
esos,
los que tienen cruz y cara
y por
los deseos dormidos,
cara y cruz,
y por
los deseos dormidos,
cara y cruz,
pero con el sexo
bien despierto.
bien despierto.
Recostados,
borrachos,
y arropados
de luna.
borrachos,
y arropados
de luna.
Con el corazón
sobrio
de latidos
de los que
de los que
al despertar,
nos ilumine
el camino.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Marcha!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Con Korpiklaani.
Correrá sangre
ResponderEliminarPor las venas!
Besos
Con sólo los tres primeros renglones has hecho una obra de arte, así es que no te digo si sigues leyendo.
ResponderEliminarUn beso guapísima.
Sí, arropados de luna, con el vodka que caliente la sangre.
ResponderEliminarPrecioso, Zarcita.
Besos.
Que rabia, no he probado nunca el Vodka rojo, hubiera sido un genial ingrediente para disfrutar aún mas tu entrada... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Espero que hoy no te duela la cabeza.
ResponderEliminarBesos.
¡Buen color, siempre!
ResponderEliminarBesos.
Te mereces todos los olés del mundo. Besotes.
ResponderEliminarEsos vetustos andenes que ya saben que los trenes van y vienen y que no esperan que sea el último ni conocen de escusas en sus pérdidas.
ResponderEliminarPor lo demás, decir que quien no ofrece "blancasnieves" bien merece ser centro y epicentro de un encuentro real o literario.
Y como dice Teresa, acá arriba, bien mereces todos los olés del mundo. Y sonrisas.
Besos, mi querida Corsaria Rebelde.