De vez en cuando navegamos al límite, caminamos de puntillas en una línea de fuga, cegada de pureza,
y como buena profe de lenguas, paseo la mía por todos tus poros, alejada y asfixiada tras haber escuchado tantas lenguas muertas, y veo el ilusionado vuelo de las mariposas -algunas literarias- y cobijo en mi seno las esperanzas de los que aún conservan la capacidad de un corazón aunque ande tuerto o cojo de un pie.
No estoy cansada, no, no es eso, en la palabra cabe la posibilidad de meter en un estuche lo que no quieres que se calcule, y en mi calculadora geométrica, los logaritmos sofocan mi sed en una mirada limpia, y los heraldos de nubes negras cabalgan por el alfabeto de las presuntas poesías que, desde lo incomprensible, bajo el manto de un laberinto en el que oímos los pasos de un minotauro cansado, esperamos telas de araña, como las de Ariadna, bajo sus revoltijos de náufragos.
Inventamos miles de alfabetos, (he visto a los de negro, con sus gafas tintadas y dando el perfil llamar a mi puerta en madrugadas sombrías) , y digo silencio, y desmemoria, y golpes, y sonrisas, y miedo, y llantos que se cuajan en la entraña, y digo también poesía como la de mi boca cuando te beso, como digo iglesia, o como digo arrebato, o muerte que transita en mi mente, como cuando la pronuncio y todos giran la cabeza y me dan la espalda.
No, no estoy cansada, y digo puerta y rosario, y letanías que aborrezco, reproches de códigos mutuos que son verdugos de amores malnacidos o neonatos.
Y allá en la noche oscura, la del alma del poeta, me cuelgo en la frase aquella de como decíamos ayer, y jugamos a disfrazarnos, a cubrirnos con un manto de hipocresía, a danzar con los muertos que ya no están y los que aún están, a las ideas de aquellas utopías, que caprichosas se tiñen de arrugas, al trueque de jugadas en jaque mate tapizadas de indiferencia, a quitarnos la coraza, a cubrirnos de calabobos esperando la tormenta fiera e inaudita que nos lave por dentro, o el fuego que queme cada una de nuestras verdades, a la luz verde, a la roja, al gris, hasta llegar al fundido en negro.
Y de ahí, soñar en verde…
Semáforo.
Podemos pasar.
La vida está ahí, con todo lo cruel o lo estúpido o lo mágico, quien sabe.
Es que la muy puta gamberra, siempre estuvo, ha estado, y sigue estando y estará ahí, como esperándonos a la vuelta de cada esquina por sorpresa, y sin darnos tregua alguna.
Gilbert Garcin
Tienes un otoño, que para mí lo quisiera en primavera.
ResponderEliminarTodo pasa... y todo llega...
EliminarOjo con la ciudad... Confinada
ResponderEliminarBesos
Aquí muchas nuevas disposiciones..., pero el metro a tope mil y con muchas averías que se terminan en andenes con más de ciento mil personas... y en mis anfiteatros seguimos a tope mil... nada ha cambiado.... y estas medidas se anunciaron el martes y estamos casi en finde. Las terrazas y bares siguen abiertos, y menos mal hasta las 22h, y los restaurantes siguen a su bola hasta las tantas.... ¿Confinada????
EliminarJe.
Me río yo de los peces de colores...
Besos
Joder!
ResponderEliminar(porque soy malhablada)
No puedo decir nada más, que esté a esta tu altura.
Como te regodeas con las palabras... querida.
Y ya. Te abrazo.
❤
Hostias!
EliminarYo más!!!!
Anda qué no... chérie.
Y ya.
Te abrazo de vuelta ♥
Que nunca falte la palabra
ResponderEliminarque describa como tu has hecho
lo mágico de la vida.
Un gran abrazo
La vida nos regala tanto...
Eliminarde magia como de trileros.
Hay que aprender a quedarse sólo con lo bueno.
Otro gran abrazo, Xanela.
No repito lo que ha escrito Laura porque sería demasiado cómodo, pero...¡Cómo escribes! De cada párrafo se pueden sacar referencias literarias desde San Juan de la Cruz hasta referencias cinematográficas, religiosas, sociológicas...
ResponderEliminarEres muy buena...¡y lo sabes!
Bss
¡Gracias, cuñao!
Eliminar:P
Bss
La vida es muy ----- cierto
ResponderEliminary nos dejamos hacer. Asco de todo
Besos, querida Eva
Olé tus ovarios morenos.
ResponderEliminarNena, tampoco hay que abusar ¿eh?
Me he descubierto al empezar a leerte (estoy cogiendo un frío…) y al terminar me he comido el sombrero.
¿Te quieres casar conmigo?
A tus pies.
Me encanta leer tus palabras llenas de verdad y sentimiento.
ResponderEliminarCuidate mucho 😷y sigue en la lucha.
Saludos
Hay que vivirla mientras dure, Eva.
ResponderEliminarUn beso.
Madre mía y que te digo yo.... Ole y ole por tus letras. Besos.
ResponderEliminarZarzamora:
ResponderEliminar¡otra canción de las buenas!
¿Cuándo se podrán hacer conciertos así, con tanta gente?
En cuanto al texto, no sé quién es más puta de las dos, la vida o la muerte.
¿Al 50% quizá?
Salu2 centpourcent.
¡Adriano Celentano!
ResponderEliminarLa vida sigue Eva, contigo corriendito por las calles húmedas de lluvia en una casa allá por donde nos vimos la última vez.
Abrazo con Adriano
Gracias a todos, mis rebeldes, por vuestra agudeza y vuestra huella.
ResponderEliminarUn beso agradecido.