No me queda voz, ni grito, ni palabra, aunque ésta sea muda y en su eco creáis en la falaz armonía de alguna ola traviesa que no calla... No busco consentimiento ni en la escritura, , ni en los cuerpos ni en la blancura del alma, caricias eternas de tus manos
en mi piel, de nuestros cuerpos anidados y arrebujados sin sábanas, placer congelado en el instante que fue, es, y como el tiempo, busca una aciaga tempestad en la marea de un presente que navega entre pasados y futuros, abandono, letargo, el placer que se detiene en este segundo, mirada ciega en lo umbrío de la fantasmagoría que abriga tu luz, pliegue en las sombras, cuando todo era comulgar con las lágrimas, roce, piel, abismo, pubis, muslos y el corazón que se abría por la boca, la cosecha regada por tu simiente derramada en el útero de un eterno retorno, y luego la apertura ciega del alma, la entrega a medias, las puertas sin cerrojos, el tiempo sin edades, esencias, comunión, espera, lágrimas, el consuelo de la ida sin retorno.
Tiempo es, de acariciarte las lágrimas, besarte los párpados, compartir tus pestañas de par en par, un estar sin ser en nosotros, un aullido, un grito compartido y mil cuevas llenas de silencios, mi todo, nuestras fugaces luces, tu nada, el compendio de un universo que navega más allá de la eternidad, tus silencios de hombre en tu caverna, mis regazos de hembra en celo, el principio y el final, amante, amado, allá de donde vengo, costilla, ida, Lilith y Eva, nacimiento y muerte, él, lo sublime, el amor.
Él, a solas, lejos de mi costilla, compendio de estrellas, firmamento, nada, absurdo, el todo, el universo.
Después de lo leído, ¿quién tiene miedo a morir?
ResponderEliminar¡Madre mía! Y dices que no te quedan palabras... Él, Ella y la muerte... las pequeñas y la definitiva... no dejan de ser abrazos...
ResponderEliminarSi fuera verdad lo de la costilla de Adán, Eva, serías la costilla mejor aprovechada de la historia sagrada y profana :))
Bss
Te leo y me pongo a llorar, ojalá yo también viese tanta belleza en la muerte. Hoy no puedo. ❤
ResponderEliminarÉl es el fulgor que convierte en azabache el diamante, disipa el dolor y empreña de amor y alegría todo lo que fue y es dolor.
ResponderEliminarHoy, como muchas veces, me tocaste la fibra y me emocionaste.
Un beso.
Zarzamora:
ResponderEliminar¡qué versión tan original la que nos presentas hoy! ¡Es chulísima! Y le viene de perlas al relato.
Cuando se enfrente uno al universo, al mareo de infinitas estrellas, de infinitas distancias, de infinita nada, se queda uno como hecho polvo... estelar.
Espero que la nave llegue pronto y surjan las alegrías de un planeta libre de miserias.
Salu2 infinis.
La muerte no agobia ,el dolor para llegar a ella si...es inevitable. Seas ateo,creyente la muerte es un tabú.
ResponderEliminarPero la vida,
es como el lenguaje, con palabras expresamos la condición de estar vivos, por eso la pasión es la plenitud y así vamos despistando hablar de la muerte.Un bello texto a esa Doña que con ella nadie puede...m
Un 😘
Me has emocionado con tus palabras, ya venía tocada de Laura y Erik...
ResponderEliminarMadremía necesito un abrazo ahora mismo.
Mejor Lilith que Eva.
ResponderEliminar¿Tú crees que el Amor se puede encontrar en el Universo?
Hoy me has dejado pensativo y maravillado, Zarza. Y mirando hacia ese Universo al que tan pocos miran, tan pendientes están mirándose su propio ombligo.
Te mando un abrazo terrenal hacia tu coordenada universal (no sé si te llegará, tú viajas a la velocidad de la luz, difícil alcanzarte)
¡Qué bien escribes, Eva! Cuando era muy joven le tenía miedo a la muerte, ahora que cada vez la tengo más cerca ya tengo asumido que algún día llegará y quiero pensar que así me reuniré con mis seres queridos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo encuentro pura vida en tu texto.
ResponderEliminarBesos
Me quedo sin palabras. Un abrazo.
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