Ebrios, o completamente sobrios de esa sustancia amarga que mutila la sed de eso que llaman esperanzas, le robamos a la palabra sus silencios.
Miro el techo de mi habitación recién pintada y dejo que callejees tu soledad por mi ombligo.
Los amaneceres de este invierno glacial hacen que tomes el primer metro de regreso a casa cuando te estornudo en la puntita de la nariz.
La mente, esa puta descerebrada, se dispara como una bala estrellándose en este asfalto cubierto de lluvia acariciada por tímidos rayos de sol que apuntan a un arcobaleno plagado de grises.
Sigo vomitando otoños acendrados, el humo que en los pulmones difumina mariposas y hace larvas con ellas estomagándose en el útero de un eterno retorno.
Juro que lo intento. Arrastro la ilusión por el sendero de la metódica voz que tras los cristales empaña la vida.
Veo cómo las gotas de un rocío que dejó por mojar las hojas verdes con su savia, se estampan una tras otra en el cristal de un viejo balcón que ya no espera ni ángeles, ni milagros, ni quien me calce las zapatillas rojas para alzar nuevos vuelos.
Veo cómo las gotas de un rocío que dejó por mojar las hojas verdes con su savia, se estampan una tras otra en el cristal de un viejo balcón que ya no espera ni ángeles, ni milagros, ni quien me calce las zapatillas rojas para alzar nuevos vuelos.
Impotente e indiferente veo morir todas mis sombras en el eco de un siniestro ataúd de dormidos deseos.
Indiferencia y vacío residen en mí, y así lo acepto, ni resignada ni esperanzada, camina por los andamios esa sombra de mí que ya ni recuerdo.
Pero si me das a elegir
entre la vida y la Parca,
Vida,
me quedo contigo...
P.S.
A Azuki, arigato, por tus enseñanzas y sabios consejos.
Zarzamora:
ResponderEliminaraunque la esperanza sea amarga como una oliva verde, hay que macerarla, aliñarla, aderezarla... lo mismo se convierte en una aceituna sabrosa que acompañe un vermú frente al Sena.
Sabia elección, la de la vida y la canción de Rosalía.
Salu2 verts-espoirs.