A los golpes que no devolví.
A la miel de los labios que no libé.
A la que nunca quise ni pude ser.
A la que sigo mirando al espejo y le di la espalda.
A los que no supe querer.
A los sueños que naufragaron en Océanos de nadie.
A mis actos fallidos, a mis pesadillas.
A los muros que quisimos derrumbar y reconstruyeron con cemento.
A la España que se desangra por mis venas y no sé curar.
y
A la magia que me arropa tras cada fracaso.
A las frases dichas sin pensar.
A ese perdón que no te otorgaré y ya encomendé a todos los Dioses.
A ese perdón que no te otorgaré y ya encomendé a todos los Dioses.
A los gritos que no supe hacer estallar a tiempo.
A los aullidos que mataste a golpes y no cicatrizan.
A las mentiras que me protegieron.
A los silencios en los que arrebujé mi cobardía.
A los silencios en los que arrebujé mi cobardía.
A lo que llegamos a entender cuando ya es tarde y no nos queda tiempo.
A las corazas y al dolor y a todo el amor que no supe expresar.
A los años de vida que no quise vivir.
A todos los yos que no supe ser.
y...
A los latidos
que son pasos en el camino.
A los recuerdos
noráis del pasado vivido.
A los abrazos dados.
A los besos compartidos.
Skidá!!!
El que se arrepiente, tiene mil perdones y reconocer los errores nos hace crecer...
ResponderEliminarPor lo que ahí demuestras que eres auténtica y de eso vamos muy pillados en este mundo de hipocresías...
Un beso lunero preciosa:))
Hola Madre Selva... este poema es dramático y contundente... me llegó al alma, porque expone de manera palmaria, mi conducta fallida con respecto a los que me rodean y que, a pesar de todo, todavía me estiman.
EliminarPocas personas tienen la integridad de ser tan honestas y valientes para exponer esto de manera tan cruda. Te felicito por eso y bajo la cabeza avergonzado por lo que me toca.
Me has hecho reflexionar sobre algunas cosas que debí hacer y nunca hice, no sé si por cobardía, falta de confianza en mí misma o por ser demasiado obediente.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Me has dado hecha la meditación de hoy. Gracias, prima.
ResponderEliminarQué dura es la vida que nos tocó vivir. Yo tampoco concedo el perdón. Estoy hecha de cicatrices, A veces sueño y al despertar una llaga se hace presente y no me permite sonreír.
ResponderEliminar¡Cuántos suscribiríamos una a una tus dedicatorias! (Bueno, alguna, quizás, en alguna ocasión no)
ResponderEliminarBss Leona letaínica.