Te levantas alegre porque
sí, y ni te preguntas el porqué. Te das un buen duchón, preparas las tostadas con lo que queda de restos de
mermelada, y abres la ventana del balcón y te sientas un ratito para tomarle el
pulso a la temperatura. Cae un aguanieve que dejas recorrer por la cara, así
plantándole cara, y con la nariz respingona y el entrecejo haciéndole una
mueca.
No nieva, y te preparas
con las botas altas y sales al ascensor que como siempre suele estar en el 10º.
Mientras, compruebas la agenda, si
llevas el paraguas, te pones la boina en su sitio, te acomodas la bufanda… y
los guantes!!! Ya sabías que se te
olvidaba algo. Pero va a ser un buen día.
El ascensor llega tarde,
casi un cuarto de hora, sales sin
guantes, pero todo va ok.
Te diriges al metro, y
enfrentas a la fauna otoñal. Mientras estás esperando en el andén, buscas las
gafas… en el escote, encima de la boina… en el bolso… ¡Ay en el bolso!... en la
cartera, y no, no están. Das marcha atrás y las vas buscando, vuelves a
retroceder con cuidado y no, no están. Y
vas a llegar tarde. Y piensas, me dan igual las gafas, te bastarán las de
lejos, las de repuesto que siempre llevas en caso de, porque te conoces bien.
Entras en el vagón, te
sientas a duras penas, y empiezas a notar un tufillo, (y eso que la mujer que
tienes al lado, una cuarentona, de lo más chic, no te parece sospechosa), pero
el tufillo sigue ahí… y cada vez es más insoportable. No entiendes cómo la
gente se puede perfumar tanto, no sabes,
a veces hasta prefieres a los que sólo se lavan con jabón y ya. La
miras, te mira, la vuelves a mirar, y haces un mohín con la nariz. Te mira por
encima del hombro, y te pones la bufanda entre los ojos y el escote, a ver si
así entiende. Pero no, no entiende. Y cada vez el tufillo es más intenso e insoportablemente
embriagador. Esperas e ideas una estrategia para cambiar de lugar en la próxima
estación de cambio, en la que suelen bajarse casi todos y no es la tuya.
Bajan, cambias de lugar
y te dices Yesss!!! Que lo lograste. Sacas el libro de nuevo, en este momento
sigues con Ron Rush, una vez te gusta el libro de un autor, acabas con toda su
serie, y Rush es un caramelito en el que
perderse ante tanto pesticida. Y vas entrando a través de la lectura en
universos paralelos, y de pronto te das cuenta de que tienes una mano en la
solapa, la otra en la cubierta del libro, y que la mano que tienes entre las
piernas no es la tuya, no. Cuentas, una en la solapa del libro, otra en la
cubierta… y ¿ésta de quién es? Bueno, no pasa nada, te has levantado alegre, y
tienes un buen día… ¿ y las gafas? Le tomas la mano al caballero y la vuelves a
depositar entre sus piernas. Ya está. Retomas la lectura. Al cabo de tres
páginas, esa mano intrusa reaparece entre las tuyas. ¡Jo! , respiras, miras al
caballero, que no parece estar por la labor de sentirse concernido y repites la
misma operación. Miras a tus viajeros cómplices frente a ti. Pero una está
mirando al este y el otro hacia el oeste. Por suerte sólo te quedan tres
estaciones. Pero la mano ha regresado a tus piernas. Ha de ser un buen día, por
lo cual, piensas, cabrón, si tuviese un mal día te iba a cortar los huevos. Esta
vez, ya no le depositas la mano cuidadosamente, sino que lo miras de manera te
voy a matar y le pones la mano en su lugar de mala manera, y encima esta vez te
devuelve la mirada y te sonríe.
Bajas, sales del metro,
llegas al anfiteatro y los estudiantes, te sueltan un ¿Se ha puesto tan guapa
para nosotros? Sigues pensando, tengo un buen día… Y les contestas, ¡pues
claro!, ¿para quién si no? Acabas el laburo y sales disparada a una reunión
(por eso te disfrazaste así, de protocolo) pero ya llegas más que défraîchie (deslucida) y ahí, va y la
coleguilla que tan bien te cae te pregunta ¿Qué mona vas hoy, oye dónde te
compraste esos anillos? Y tú sigues con lo tuyo, que va a ser un buen día, y
respiras hondo. Y le contestas que no sabes, ni te acuerdas y es verdad. Y
ella, Ahhh, Ufff, Ohhh, es que no me quieres dar la dire, eh? Y ahí, respiras
más hondo, vas a buscarte el limoncello
y te lo bebes de golpe y te buscas otro con un tentempié, y aparece el nuevo
coleguilla… ¡¡¡Dichosos los ojos!!! Llegas tarde, ¿lo sabes? Y sigues respirando,
va a ser un buen día. El coleguilla sigue ahí plantado con un abrigo
horterísimo que parece sacado de la guerra del 14-18. Y piensas que por favor
no te pregunte si le queda bien… Pero va y te lo pregunta. ¡Ay! Vas a buscarte
otro limoncello y te haces la loca. Y
la coleguilla que le está diciendo que le queda de maravilla, que parece un
dandy, un héroe del Romanticismo. Te bebes el limoncello de golpe. Y cuando estás a punto de ir a buscarte otro,
el coleguilla te sonríe, y te dice, venga dime si te gusto así… Y le contestas
un cúmulo de cositas que no debías. No sé, le dices, ¿te lo ha regalado tu
suegra? Y luego vas a la reunión, se acaba, regresas a casa, y sin saber por
qué vuelves al metro. Las gafas. Y vas a la taquilla y preguntas si por
casualidad las han encontrado. Y ahí están. Y entonces esperas 1h a que te las
devuelvan porque el aparato informático no funciona, la impresora tampoco, pero
no te las puedes llevar sin que te den un papel y un recibo. Respiras, es un
buen día, todo va bien, estás contenta y quien encontró las gafas, el jefe del
tramo de tu línea aparece, y te pregunta si quieres tomarte un café en La Liberté mientras arreglan el papeleo.
Y le dices que estás limoncellada, y
al final eres tú quien le invita a un Perroquet,
y cuando ya acaban los tragos, te buscas una excusa para decirle que mañana
pasarás a buscar las gafas y a firmar el formulario. Y te contesta que ahí
estará. Un día más.
¡qué bien has explicado lo del "tufillo"!
ResponderEliminarVaya un día que has tenido, Madreselva.
ResponderEliminarSi vivieras en los USA te podrías comprar un fusil de asalto y llevarlo en bandolera para disuadir a los aguafiestas, jajajaja.
Siento decir que me gusta echarme mucha colonia y suelo dejar un rastro que atufaría a la más activa de las mofetas... Mi moza siempre me riñe.
Salu2 limoncella2, Madreselva.
Te regalaría para navidad un metro para ti sola...y un ascensor repleto de bailarines...
ResponderEliminarUn beso Eva.
Para ser ordinario el día....
ResponderEliminarSuerte de los limoncellos, y suerte de tu arte narrativo para contarlo y hacernos sonreír :) Esa es la fauna urbanita... es lo que hay!!!
Bss
Siento dos buenas cosas: perseverancia ( "Pero va a ser un buen día", reiterado), y el deseo propio de darse una oportunidad ( "te buscas una excusa para decirle que mañana pasarás a buscar las gafas y a firmar el formulario. Y te contesta que ahí estará. Un día más").
ResponderEliminarUN DÍA MÁS, EVA QUERIDA.
MIL BESOS.
Me encantó!
Menos mal que estabas de humor y te lo tomaste todo con filosofía, menuda jeta la del tío de la manita, no sabia que pasaban esas cosas :(
ResponderEliminarPero bueno, tu a lo tuyo y a salir airosa de todas las situaciones que para eso tienes clase :))
Besos y salud
No dudo que existan esos tipillos que se equivocan de pierna se necesita mucho control para actuar como actuó este personaje femenino. Buen temple. Y a otra cosa mariposa.
ResponderEliminarBesos Eva..... Que estés bien amiga.
Besos Evita.
Paolo Conte: el regalo de la manana antes el duchon!
ResponderEliminarPude ver la película. Hasta estoy pensando en dejar esta ciudad e irme a vivir a Europa. Por este lado del mundo lo ordinario es monotonía. Admiro mucho tu narraciones Eva, me haces vivir cada una de ellas.
ResponderEliminarBesos
Con lo que se demuestra que, si no queremos, no hay nada capaz de romper un buen día...
ResponderEliminar¡Ofú! Que cansancio de día:)
ResponderEliminarEs que ponerle buena cara al día, por muchos sopapos que te meta, es todo un triunfo. Y, quién se va a privar de triunfar, al menos en eso que es decisión propia? A triunfar nos llaman.¡
Ánimo, valiente, a esta es!
Besosssss
que día, niña!!
ResponderEliminaragotador... pero me ha encantado tu manera de contarlo...
ay... el limoncello!!
besotes!!
que buena forma de relatar algo cotidiano. en cada movimiento que haces le pones letra.
ResponderEliminarun saludo
que buena forma de relatar algo cotidiano. en cada movimiento que haces le pones letra.
ResponderEliminarun saludo
Dios!
ResponderEliminarCasi me da un ataque por ponerme en tu lugar!!!
Yo siempre digo que el perfume en gotas diminutas, apenas perceptible, para que deje rastro sin marear o que entren vomitonas. Las manos en los bolsillos, las preguntas tras mirar a quien preguntas y las invitaciones como el perfume,ja,ja,ja
Besos para este buen día.
Jo, que ajetreo! Habrá sido un buen día, pero un sin-parar, tambien. Lo del tío del metro, lo suyo habría sido liarle una a ver si se daba por aludido... mucho morro es lo que hay.
ResponderEliminarBss.
“Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno”.
ResponderEliminarDe la Divina Comedia de Dante
Más sinembargo te dejo besos grandotes de esperanza y felicitaciones por este bien logrado escrito de denuncia existencial, mi Cantaora!!!
Me lo he pasado pipa leyendo tu relato, y además me he sentido identificada, quitando la paciencia que Dios te ha dado y que a mi, por suerte y por desgracia, me falta... ¡vaya! que yo me cambio de asiento ipsofacto,con una sonrisa, eso si, que yo a la primera grito, y mi mano sale disparada a la cara del vecino de vagon, y rapidamente pido el libro de reclamaciones, y además con disimulo le quemo el abrigo al colega y....bueno que mañana será otro día ¿no?. Besotes.
ResponderEliminarQué texto el tuyo de hoy. Cadena de vida cotidiana, llena de esperanzas, temores, realidades y líneas de continuidad.
ResponderEliminarBesos.
Las botas son geniales...
ResponderEliminarAbrazotrotemetro
Hay días resultan así, completamente psicodélicos. Me gusta tu forma de relatarlo. Una amiga de mi abuela me contó una vez que llevaba una aguja ( de esas que se ponían con un adorno en el sombrero, o sujetaban un pañuelo al cuello, para clavarla a un desatinado como ese que metía la mano donde no debía... jejejeje
ResponderEliminarBesos
Gracias por el relato.
ResponderEliminarUn beso.
Me gusta mucho tu forma de narrar, Zarza, como al descuido, pero todo bien entramado.
ResponderEliminarA veces una se propone tener un buen día y todo conspira para que no, pero hay que tolerar con una sonrisa ... y un par de limoncellos.
Me encantó el tema musical, en el idioma de mi infancia.
Besos.
Me gusta mucho tu forma de narrar, Zarza, como al descuido, pero todo bien entramado.
ResponderEliminarA veces una se propone tener un buen día y todo conspira para que no, pero hay que tolerar con una sonrisa ... y un par de limoncellos.
Me encantó el tema musical, en el idioma de mi infancia.
Besos.
Fijo que si quedan dos paradas más, al sobón ese que se le iba la mano a la pierna equivocada, se queda sin manos o sin huevos.
ResponderEliminarBesos. EVA.
Parece que tener un buen día depende sólo de proponérselo de verdad y vivir cada cosa que pasa, porque pasan cosas, como una aventura. Si te decides a enseñar cómo se hace, avísame, porque sería tu primera alumna.
ResponderEliminarMe entretuve mucho con este texto. Hasta lamenté que se terminara el día.
Un beso grande, Eva
¡Vaya un día! Me recordó a Una jornada particular, no por el tema, sino por la abundancia de sucesos y el limoncello siempre rondando por algún lado.
ResponderEliminarMe encantas, Eva, sí, sí!!!
He recibido tu mensaje.¡Que alegría! Creía que el sistema de comunicaciones de la nave estaba averiado debido a la alta radiación geomagnética. Por lo visto me falla el canal de transmisión pero no el de recepción. Gracias por interesarte por mi, estoy bien, mi corazón se ha encogido un poco y he perdido algo de masa ósea al no estar bajo la influencia de las fuerzas gravitatorias durante largo tiempo. Una tormenta solar ha variado el curso de mi nave y ahora soy un cosmonauta perdido en el espacio infinito intentando establecer en mi cuaderno de navegación nuevos rumbos de progresión. Una vez más, gracias por recordarme el sabor del limoncello. Brindemos con la copa de nuestros corazones. Salud!
ResponderEliminarY yo ahí, siguiendo todo lo narrado, como una sombra cotilla :D
ResponderEliminarLo de que si te lo ha regalado la suegra... genial!!! Muy educada, muy correcta y muy irónica.
Besos!!!