RENASZIMIENTO

Renaszimiento.


                                            Dibujo de Khalid Albahi, Sudán. 

Cada día que pasa, más intranquila despierto. El aire que está respirando la vieja Europa y aquel nuevo continente donde la promesa de acogida de millones de inmigrantes que trabajasen en aras de forjar  un país de libertades y culturas múltiples están contaminados hoy por el odio racial y la parte baja  visceral más execrable de cualquier ser humano. En cualquiera de los 5 continentes se respira el caos.  
Cuando me mandó ayer tarde un amigo de los Inrocks un artículo (que me puso el vello como escarpias, además de poner en  alerta mi sexto sentido) nos pusimos todos manos a la obra.

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AQUÍ les Inrocks

No es de hoy, no, ya hace tiempo que la extrema derecha, y los populismos de la tendencia ideológica de la que provengan están enraizando el aire con propuestas descabelladas pero extremadamente manipuladoras y demagogas.  El que se quebró fue el sistema, y la gente se apuntó y apunta a dónde ve un rayo de esperanza aunque sea pura falacia y trampantojo. Los patrones políticos se han estancado sin interés profundo por un cambio radical en la era de esta globalización en la que el individuo ha ido incontestablemente abandonando sus raíces y desarraigándose, y nos encontramos en gran parte con anti-sistemas ufanos de acoger con orgullo al resto del rebaño que se siente desamparado y olvidado de lo que considera desde su punto de vista vivir en paz y con el plato caliente en la mesa sin que vengan a enfriárselo los de afuera.

No se puede engañar ya a la gente día sí y día no, y reaccionar con indignación y alaridos cuando se pone a tiro uno de estos cantamañanas como Le Pen, Trump, Salvini, Erdogan, Orbán… y la lista va haciéndose cada vez más y más larga.

Desde el momento en que la izquierda dejó de luchar para acomodarse a las condiciones más perversas del sistema económico y salvarse ellos solos, dejó vía libre a un atajo por el que empezó a transitar una manada de ideas tan disparatadas como peregrinas que a estas alturas del siglo XXI nadie hubiese imaginado pudieran tener ya cabida.  La social democracia si se le puede decir izquierda hace tiempo que murió dejando al mismo tiempo huérfana y herida por contagio a la verdadera izquierda. El auge de los nacionalismos no hubiera sido tal de no haber sido por la crisis, tanto económica como política, y abierta ya esta brecha cuatro políticos marrulleros la sortearon con el corazón vendiendo un nuevo proyecto como la salvación y el espejismo de un futuro que ya no cuajó en el siglo XIX ni a principios del sigloXX.

De la derecha  mejor ni hablar, perdió el Norte y el Sur  hace ya tiempo intentando venderse al por menor y al mejor postor entretejiendo telas de Ariadna en las que ella misma se vio atrapada en casos de corrupción, guerras sin sentido, deshonestidad y mostrando su prepotencia y falta de diálogo.

Andan los tiempos recios, y las minorías más desamparadas serán las primeras en probar en sus carnes la rabia y los rencores de una masa hasta ahora adormecida, y mientras unos y otros arriman el ascua a su sardina los primeros zarpazos de nuestras sociedades enfermas y sin remisión alguna van e irán dirigidos como un derechazo a la mandíbula de las libertades y derechos esenciales que tanto les costó alcanzar a las democracias modernas.

Hoy son inmigrantes, afroamericanos, latinos, indígenas y homosexuales el primer blanco...
De tanto ignorar el pasado, al presente se le retuercen las tripas. No permitamos que nos vomite encima.