lunes, 23 de julio de 2018

DE MENSAJES AL-A-MAR 1




Te estaba esperando de espaldas sentada en aquella terraza. 

Llegaste tarde y empapado de sudor, y dejaste que la lluvia de tu rostro calase el mío. Un calor pegajoso se presagiaba y te contemplé ebrio, patéticamente demacrado, como cada vez que nos vemos, codiciando a esta amiga que dices que soy cuya inteligencia presumes apreciar así como mi compañía y mi comprensión. Luego me haces danzar entre tus fantasmas y tus manos resbalan sobre el cristal empañado de lágrimas de cerveza. Te gustaría acariciarme excitado por el alcohol y su sensualidad ficticia. Yo, sobria, o tal vez asustada por tu presencia esquivo con pereza tu mirada mientras sigo jugando contigo a ese juego peligroso que conllevan las seducciones etílicas.
Permanezco durante unos cuantos minutos, silenciosa y atónita, esperando el ataque de ese deseo de embriaguez tuyo reservado a cualquier mujer. Ya no estoy aquí en este preciso instante contigo, pero lo ignoras. Poco importa. Es tan poca cosa un cuerpo...
Te perdoné en ese preciso instante, no sé hacer de otra manera.
Y aun así sigues destruyéndote y no puedes hacer nada para evitarlo. Tus carcajadas son una marca de fabricación, una construcción que se ha convertido en tu segunda naturaleza, en tu propia naturaleza, pero permíteme distinguir la otra versión. Yo ya no sé identificar lo que percibo pero me encuentro acorralada en ese no sé qué tan tuyo. Todo esto no ahuyenta tus demonios.

Con el tiempo, acabamos por aceptar que sufrir por aquellos a quienes se ama, ni siquiera es una crueldad.




Reposición de un texto de 2012.

7 comentarios:

  1. Me gusta mucho eso de "la sensualidad ficticia del alcohol", es además, una verdad como un templo :)
    Besos y salud

    ResponderEliminar
  2. No será cruel pero es de una extrema tristeza.
    Besos, requeteguapa

    ResponderEliminar
  3. Y ella nunca quiso entender mi mirada

    ResponderEliminar
  4. Las botellas vacillas tenian mensages alcool? De toda forma hacen volar con borrachera...

    ResponderEliminar
  5. El texto es duro. La destrucción, tantas veces consciente, deja a quien lo contempla, una sensación de impotencia y angustia que es indeleble.
    Nada se puede hacer, solo estar y a veces, estando, evaporarse.
    El final es certero y me deja pensando, ya que en ciertas situaciones sí que acabamos asumiendo que es normal.
    La crueldad, jamás.

    Me alegra esta reposición y bien que haces, no solo porque volvemos a leer tus Letras, que siempre son una gozada, si no para que quede constancia de que es tuyo, que ya está bien de que te roben y plagien.

    Besos, mi querida Corsaria Rebelde.

    ResponderEliminar
  6. La última frase me deja descolocado.
    "Sufrir por aquellos a los que se ama, ni siquiera es crueldad". Creo que es cruel provocar el sufrimiento a sabiendas. O acaso uno es cruel consigo mismo obligándose a sufrir como un masoca. No sé. Tus frases dan para muchas interpretaciones.
    Salus lecteurs, Zarzamora.

    ResponderEliminar

Rebeldes que dejaron su zarzamora