jueves, 16 de abril de 2020

EL SILENCIO DE UNA CONFINADA. 2

Os dejo mi relato.

Mientras, voy/vamos organizando los vuestros ( los que me mandasteis  por aquí y en privado) , y a quienes os estoy altamente agradecida.

Dejo enlace de ayer.

AQUÍ.  (en un clic)


Iré publicando vuestros envíos a partir del domingo.

Gracias a todos :))

Y a ti, Glup 2.0 en especial, y a ti Carmela, Christian, Pere, Miquel... y a quienes no nombro por temor :))





Te levantas y una ducha de sensaciones te baña la piel; el café cubre hoy el pozo negro del desencanto.
Una de mis estudiantes ha intentado suicidarse. Me lo envían fríamente por un correo como una tarea más de las que tenemos que cumplir. Ha salido de ésta. La guardaron apenas dos días en el hospital. 19 años.  En estos casos la edad poco importa. Otro colega de 58 también aprovechó las vacaciones de Pascua el año pasado para desaparecerse ante una gran indiferencia.  Luego está el hecho real de que tu familia, tu madre, tu hermano, y la gente de tu infancia, amigos, colegas,  estén a miles de km de distancia, y en otro territorio que no puedes pisar porque dicen enemigo. Yo no quería escribir sobre lo que la pandemia me está afectando. 15 días antes del confinamiento en Francia ya tuve síntomas al regresar de las vacaciones de España por estar en contacto con una amiga y amigos italianos. Por ser persona de riesgo me confinó mi médico el 3 de marzo.
Los dolores de cabeza fueron bestiales. No he padecido en mi vida algo así. Una ametralladora constante que te taladra los sesos. Un goteo nasal que te impide respirar, diarreas, pero sin fiebres altas. Pierdes el apetito, el sueño, te meten un bastoncillo hasta la entraña para decirte que de todas formas el resultado no quiere decir nada. Pasas más de 20 días con los mismos síntomas, pero has recuperado el olfato, y el café sabe a café por fin, aunque no sabes si mañana estarás mejor, ya ni sabes. Y al mes vas recuperándote. Luego, ahora,  llega lo mental, cuando pienso, (por eso lo evito: pensar) llegan la urticaria y las ronchas, la erupción volcánica que has ido comiéndote por dentro y como pura lava te va cubriendo la piel por partes: las extremidades, codos y rodillas, el tronco, aunque te respete la cara.  Y lágrimas que van rodando sin pedir permiso, que aquella vecina del 6º 2da, la Sra Inés ¿te acuerdas? Murió en la residencia. Y ¿Filo? También. Solas fíjate. Y ya sé que me vas a reñir pero el tío Tony está también en la UCI y ya vamos quedando pocos viejos en la familia. Miro las fotos y ¿ves? en la mayoría ya sólo quedo yo…  Ayer fue tu cumpleaños 84, y te ibas a poner guapa, a tintarte el pelo. Rosa mi cuñada no te lo ha dicho pero te lleva una tarta con velitas. Yo no puedo llevártela. Me echo a llorar como una tonta, a ti que nunca te han gustado las fiestas solemnes, y la de tu cumple menos porque no te gusta hacerte mayor, es una fiesta depre me dices desde el cuarto de baño mientras terminas de arreglarte. Por televisión bailan las cifras, compiten los Estados para ver quién tiene más y quién menos muertos en el cómputo de hoy, quién lo está haciendo mejor o peor, los reproches danzan mientras en los laboratorios las probetas se llenan de esperanzas que mueren cada día, desconfinamiento, desescalada, más contradicciones, incongruencias, absurdos cotidianos, vaivén de lucidez que muere en pozos oscuros, y absurdos, ataúdes de cartón donde no hay madera, tanatorios en fila india o fosas comunes, arde lo que fue vida, cenizas que se esparcen y se llevará el viento del olvido.
Nos llueve la miseria en la cara, y aun así pensamos en números, en marketing, en luchas intestinas,  y nos estalla el ombligo en nuestro yo, boum, en el Ibex,  en el teletrabajo,  en las oraciones del Papa que desde su pedestal, encerrado tras su vitrina de oro y de plata, y sin soltar un euro, se arrodillan quienes esperan el milagro.  Nos construimos héroes, y atacamos con rabia a los villanos, a los malos de la peli.
Los balcones son considerados por unos como colaboracionistas, delatores, chivatos, o comités de defensa, por otros como la resistencia, la esperanza, o la luz.
No me gustó nada el discurso bélico y marcial de Macron cuando entramos en estado de guerra, según él, metáfora que el mundo entero reutilizó atrincherado en sus cuarteles. Defensa, alarma, armas, lucha,  enemigo, territorios, certificados de salida, guerra… Unión, patria, solidaridad… ¿cómo la de la vecina o el vecino que sube con 4 paquetes de 12 rollos de papel higiénico o 6 kg de harina, o la del que le pide a un sanitario que se vaya al hotel, o la de quien aún tiene ganas de enojarse en estos momentos….?
No, no quiero ni me apetece hablar de esto ahora.  Tengo suerte por el momento de que me siga amaneciendo… respirar sin mascarilla al tomar el sol desde el balcón, escribir de todo lo que se me pasa por la cabeza cuando te pienso, y de dedicarme al menos unas horas para cerrar escotillas, ser un poquito egoísta y dejarme querer y mimar por ti. Echarnos unas risas francas, olvidar que el mundo es lo que nosotros, únicos responsables, todos, hemos estado haciendo con él hasta que esa bomba de relojería nos estallase, tarde o temprano,  en la cara.


12 comentarios:

  1. Comparto muchas de las sensaciones de las que hablas.
    Es un relato, ¿no? o te ha pasado algo en realidad?
    El tema de los tanatorios es penoso, yo por mi trabajo lo estoy viendo a diario...no poder despedir a los seres queridos es lo peor.
    Y ya no por el que muere (que digamos que no se entera) pero si por los que quedan... y que no pueden acompañar a los que se van por este maldito virus.
    Besotes preciosa.

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  2. Confinamiento, silencio y el grito desgarrador que me ensordece ante la agonía de mi madre.

    Un beso.

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  3. He disfrutado y penado leyéndote porque tus sensaciones, excepto en algunos detalles de tu historia personal, son iguales a las mías en el día a día de este puto confinamiento.
    Lo he disfrutado porque has puesto palabras como nadie a mis pensamientos y penado porque a esta historia de dimes y diretes no se le ve el fin.

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  4. Eva, ¿cómo contarte con palabras lo que mis lágrimas expresan ahora después de leerte? Te voy a hacer una promesa, y pienso cumplirla, más te vale que pongas tu parte: un abrazo, eso te prometo, un abrazo apretado que borre por un ratito las distancias, los abrazos que no podemos dar a mamá, los miedos y las rabias... y que sólo exista por un instante nuestro abrazo y la esperanza de que de esto saldremos mejores. Al menos los suficientes para que no termine de reventar todo.

    Súmale al abrazo unos besos

    PD. Recuérdalo cuando nos veamos

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  5. Hola Eva, yo me siento como si estuviera en una montaña rusa. Hay días en que me estoy activa y optimista pero cada día que pasa me encuentro con menos ganas de hacer cosas, lo único que me alegra el día es ver a mis nietos a través de la pantalla. Un abrazo.

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  6. creo que esa la entrada mas personal y mas entrañable que leì en tu blog...

    es una pena por todo lo que estamos pasando y en tu caso se esta ensañando con mas bordes... mucha suerte con lo que queda linda... besos para vos como siempre...

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  7. Después de leerte solo puedo abrazarte y quedarme ahí, como un koala, en silencio, de vez en cuando lloraré un poco en tu cuello y seguiré sintiendo ese calor tuyo, tu sensibilidad rodeándome como una corona que vibra, tu dulzura tan cruda, tu realidad y la nuestra, quizás me duerma, no me despiertes, la verdad es demasiado dura.

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  8. Un abrazo fuerte. Por ahora tenemos suerte, no sé hasta cuando, con miedo. Esperando que una mañana al despertar nos digan que todo acabó.... pero no, hay seguimos todos los días igual.

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  9. El día que aprendamos a no tener miedo a la muerte, ese día habremos vencido al virus.

    Cuidate

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  10. Así es Eva,aunque hay mucho de que hablar, agradecida yo también me siento
    por amanecer que no es poco.

    Mil besos

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  11. Zarzamora:
    se queda uno sin palabras al leer un texto tan lúcido, tan real, tan descarnado y tan íntimo. Poco más se puede añadir salvo acompañarte en esa tristeza y también en esa esperanza de un balcón, al sol, sin mascarilla. Ojalá pronto puedas abrazas a tus seres queridos.
    Salu2 espoirs encore.

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  12. Has narrado una gran parte de todo esto que nos bombardea.
    Nos queda la reflexión, la coherencia y todo lo que nos haga un poco más solidarios. Al final, los seres queridos, sean o no familia. Aquellos en sintonía, y mirar el día a día, con el mejor talante, del aquí y ahora, por delante.

    Un beso enorme, Corsaria Rebede.

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Rebeldes que dejaron su zarzamora