NON, JE NE REGRETTE RIEN.

 

Mentiría si te dijese que no pierdo el hilo de esta madeja que deshilvana mis sueños, que mis arterias son como este barrio patibulario oscuro en el que sin querer herirte, lo hice algún invierno. Como callejones sin salida desencallados en el muelle de un viejo puerto a la deriva violenta de una diáspora sin fin, nuestras bocas ya no piden auxilio.

Siempre supieron salvarse solas, alejadas de esas farolas en las que mean los perros, y huelen a azufre. 

Acaricié tus guerras, acallé los aullidos de aquel soldadito de plomo que se fundía en el fuego, y por fin bailamos juntos al son de esas llamas un último vals bajo la melodía de una utópica ilusión que se puso guantes de goma.

Arrastraste la sinrazón barriendo así las ruinas de lo que fuimos, y la cera del recuerdo se quedó pegada en aquel viejo leño hasta fundirse en el fuego de la puta memoria.

Con el recogedor de la tóxica luna y los desvelos de un voraz insomnio te reconstruí de noche, mientras me pensabas de día, cegándonos en la umbría luz de eso que llaman efímero y no es más que un infinito humo de años que aprendimos a dejar de contar.

Hoy sólo pediría un deseo, poder andar, y dejar atrás las huellas de mis pies en el recuerdo de tu arena, para que cualquier ola traviesa  se la llevase a ese infinito horizonte donde se dan cita mar y cielo.

O ser pluma, para que cuando me vaya, me quede incrustada como un pegote de alquitrán en algunos de esos libros que resguardan tus estanterías del polvo de los adioses.

O ser sexo, para que me penetres con esa sensación de saciedad que dejan las cosas bien hechas, y luego decirme que es tan poca cosa un cuerpo...

La vida es un crisol donde se pulen nuestras almas.  Almas rebeldes las que me rodean- no quiero otras- porque su esencia se forjó en luchas diarias y seguirá forjándose hasta alcanzar las estrellas y darles un paseo por el parque de nuestros sueños. Yo, que sólo quería  pretendía ser un sueño hecho o prefabricado de letras, que a manera de los de antaño es tinta como la sangre de nuestros dolores compartidos, de la que escribe, del o de la  (aquel/la) que (me) lee.

Se verán volcanes apagar su furia. 

He visto llorar hasta a algunos replicantes  más allá de Orión y salpicarme con sus lágrimas en un fundido a negro lavadas por la lluvia.

Cuando una lágrima se derrama por el cráter del fuego del corazón, por la comisura de nuestros ojos y la arruga de nuestros labios,  sabemos que en el soñar no hay engaños, sólo es el ojo de Caín que anda divag-ando con cada una de nuestras pesadillas... en el otro lado del cristal de nuestras pupilas

Aunque, si debiera ser sincera... cuando llegamos a cierta edad (a la mía, por ejemplo)  es gratificante saber y haber aprendido que todo (o CASI) todo nos da completa-mente igual, que nos la "refriega" como dicen mis italianinis,  o nos la "resbala" como dirían los copio y plagio, porque lo único que nos importa y aún conserva algún significado es la v-IDA y Viv-IR-la...

... E irme después de puntillas,  volando, y sintiendo latir en mí ... la tuya.