martes, 2 de marzo de 2021

ENAMOR-ANDO 3

 Lo que no sabía Max es que habíamos decidido alquilarnos con esto de la pandemia algo en la Normandía para pasar los fines de semana cuando nos apeteciese desconectar. 



Hervé, mi gay-guay y colega preferido y mejor amigo ( y me estoy mordiendo la lengua... por ser política-mente correcta, aynss) desde que fallecieron Javier, María y Stéphane, (uno por la Covid y el resto por efectos colaterales... les digo, y como que me viene de paso a los negacionistas que de existir el karma...)

H. Tiene una casa allí, en Honfleur, no muy lejos de la de Max en Cabourg, y la que habíamos alquilado estaba en Villers, -todos detestamos Deauville- pero todos estos lugares quedaban muy cerquita de lo de Max. Así que me llevaría las llaves, por si.

Cuando llame a la puerta, tras dejar antes mis cosas en Villers, tomarme una buena ducha, y prepararme para salir, (unos muchos km entre los cuales me pararé para tomarme un grog), deduzco que llegaré hasta muy tarde y después de la cena..
Tras tres toc toc toc- que los contaré- allí estará él, de pie, y con una sonrisa devastadora, y tras un abrazo de los de serie me confesará que  la cena ya estaba lista. Más solos que la una, Max y yo,  la chimenea y sus llamas ficticias (es lo que tiene el glamour del sXXI, llamas de chimenea artificiales para crear ambiente), con un aire de tontaelhaba que no veas.

En eso que Max encenderá un aparatito y se escuchará la musiquita de su última maqueta por todas partes, me extenderá su mano y me propondrá que baile con él,  con sus manos ya todas colocadas en mi cintura y más allá.
Al cabo de unos cinco minutos ( que es tiempo eh? aunque parezca que no...) habremos evolucionado vagamente dentro de un perímetro de cincuenta centímetros y al cabo de cuatro minutos cincuenta y seis segundos estaré ya negociando -yo- con lo que haré de aquella espalda y aquella mirada.
En el fondo no estaría en esa misma situación si Margot hubiese omitido el hecho de que a Max le moví el piso en cuanto me vio por primera vez.

Ante este hecho he trazado un destino, una línea, la cual me habrá de conducir hasta aquella casa a orillas del Océano.
Por si fuera poco, he bordado, recompuesto y arreglado los colores a mi antojo, la calle que me llevará hasta allí, nuestras noches anteriores, y el todo tan bien cosido que hasta yo misma me he ido creyendo y creando la necesidad y todos los futuros que acompañarán este nuestro nuevo encuentro.

Así, sin más ni más, a aquel mal trago e impresión que me produjo cuando me lo presentaron, le di la vuelta como al guante con el que suelo fregar los platos sucios sueltos que no caben en el lavavajillas.
Visto desde este nuevo ángulo, perspectiva y prisma - todo es del color con que se mira-  los ángulos ya cobran por sí solos paulatinamente un halo suave, sensible y hasta trémulo.

Todo listo y a punto, hasta la leve textura de esa chispa, de ese escalofrío pillín que sé sabrá cómo arreglárselas para acorralarme el cuerpo entero, razón y corazón incluido: un tres en uno, vaya.

¡Ay cuántas historias nos contamos a menudo las más de las veces para no dormir y hacer el insomnio lo más llevadero posible!  Calderón y el ron, hacen que los sueños, antes de ser realidades, sueños sean.  Y luego ya el hostión... que lo recoja quien pueda.

Y sí, todo hay que decirlo, si no hubiese habido por medio el mar, es más, un océano en este caso...  como decorado infalible, no estaría  hablando ahora de plantearme ninguna magia por soñar. Todo hay que decirlo (valga la redundancia). 

Como tampoco hubiésemos caído ninguno de los dos bajo el encanto de nuestras propias mareas...

Hasta que el presidente Macron, zass, va y nos devolvió a la realidad de un plumazo, zarpazo, hostiazo cuando dio aviso de que confinarán París a partir de este fin de semana con todos sus fines de semana incluidos y porque así hasta sea posible salir de la crisis que vivimos en Covidlandia. Que mantengamos la Resistencia todavía unas 4 o 6 semanas... y ya que eso de que lo de "impossible, n'est pas français..." -dejo enlace napoleonónico- pero es al menos, más que probable, fijo que el fin de semana soñado  sonaba ya a pesadilla.

En esas estaba cuando recibí esta tarde un mensaje de Max que me dejó atónita y  más que perpleja:
Pese a la que se avecina:  "nos las arreglaremos".

En tiempo pasado solía contestar ipso-facto a cualquier mensaje, hoy, tras meditarlo, me digo que ya si eso le contestaré mañana, o pasado... a lo Scarlett O'Hara.



(Continuará)




7 comentarios:

  1. Zarzamora:
    desde luego que el confinamiento y el toque de queda ha sido una mazazo para esa historia. A ver qué ingenian para reunirse.
    Salu2 intrigués.

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  2. Chimenea, ron y Max...¡Qué máx quieres! Ni covid, ni Macron, tú móntate la macronfiesta delante de la chimenea :)

    Bs, leona O'Hara

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  3. Bueno, bueno, pues aquí seguiré esperando haber que sucede. Un abrazo.

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  4. Esperemos que Max no conteste: "Francamente querida no me importa". O quizás sería lo mejor.

    Un beso.

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  5. Estoy comiéndome las uñas de impaciencia.

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  6. Zarzamora:
    me he puesto a escuchar la canción, pero, sinceramente, no puedo soportar los cantantes que utilizan ese tono de voz. Es superior a mis fuerzas.
    (Soy muy maniático, lo sé).
    :)
    Salu2 musicaux.

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  7. Gracias a quienes habéis llegado hasta aquí... tras haberlo leído, o no.


    Besos, rebeldes.

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Rebeldes que dejaron su zarzamora