lunes, 29 de marzo de 2021

TE SIENTO...


Hoy ahí fuera, no llueve, pero bah, pá qué recordar.... 

Con todo lo que te siento.



                                                   E.M.

 ¿Qué sería de nuestro París sin aguaceros, ni esos jueves  que nos están esperando y en los que pereceremos sin recuerdo alguno?.

Deshaces el nudo de la primera flor de esta primavera cojuela,   y me la colocas en el pelo en forma de corona (sin virus de esos malos, los emocionales) ; soñamos con la luna y ponemos en marcha una de las del viejo Frank para festejar un siglo de blues y de musas melancólicas compartidos entre mis pómulos y los tuyos pegaditos, y juntitos,  bailando un slow al compás de mis hoyuelos y ese lunar recostado  bajo una luna que suspiraba lágrimas cuando nos adivinaba bajo ese  The way you look tonigth...


Recuerdo el latido de tu tinta cuando los dedos escapándose de tus manos columpiaban el teclado hasta volar hacia la niña de mis ojos, cuando la elocuencia de la madrugada, y sin bostezos, nos bastaba para columpiar una alharaca de cuentos que hablaban casi siempre de amor, nunca de rencores ni reproches.

Agazapada, arrebujada y  levantando el cuello del abrigo hasta la puntita de la nariz con las manos, toda ella altiva y respingona al horizonte (mi nariz) , y con las manos enguantadas bajo el calor de la bufanda y la boina parisina mientras me dirigía al café desde el que ya ni puedo escribirte ahora, y  nos imagino como dos sonámbulos de épocas perfumadas de arreboles, y veo nuestras bocas con ese brillo de nubes rojas anunciando horizontes nuevos, y sonrío.

Te encontré una primavera llena de abril que nadie nos ha robado, ( y mejor ni se atrevan, ni lo intenten)  fuiste la serendipia más bella con la que pude soñar como literatura desmembrada en el país del consuelo, la nota dulce que embriaga todo un minuto en las manos traviesas de un Chopin, en la algarabía de ángeles que bailan por las cúpulas de una ópera sincera, que no prima, en las alas de Chagall, o de "cet boeuf écorché" subyugado en las costillas de adanes pseudopsicoanalistas, el aliento del eucalipto por carreteras con un desvío que llevaba hacia el Norte, y un mar austero oteado por una cabra que sabía hablar francés sacándole la lengua a la de Mme Seguin. 
Traviesos niños con arrugas que saben que el amor existe...

Te recuerdo,  y qué bueno, que te tengo en este ahora que no sabe de pasados cítricos,  que se mezclan con canelas y tequilas.

Y aquí la nuestra...

No.


Que no.

Que ya no necesito tu mano...

No.
Que hace años
aprendí a bailar sola.



Sólo

abrázame

y sucumbamos 
ante este instante de azahar 
y jazmines.

Dejémonos llevar
al vaivén de la música
pues del resto, 
ya se encarga la Primavera 
como disc-jockey ;)








9 comentarios:

  1. Gracias por vuestra paciencia y comentarios, a quienes me decíais... y resultó verdad.
    En breve me pongo al día. han sido días complicados, pero la vida sigue, y mientras nos amanezca, ya es poco.

    Gracias por vuestra lealtad (en tiempos de pandemia, se agradece, aún más).

    Mil cariños, rebeldes.

    ResponderEliminar
  2. Un ahora que tiene sabor a siempre, porque la vida está hecha de instantes sucesivos que, en ocasiones, son sueños dilatados.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. los jueves son hermosos

    besos

    ResponderEliminar
  4. gracias te las tenemos que dar a ti porque leerte es un placer que , al menos a mí, me transporta al séptimo cielo.

    ResponderEliminar
  5. Gracias a ti por encantarnos con tus escritos !
    Un beso, guapita.

    ResponderEliminar
  6. Si lee lo que le has escrito, se le caen al suelo.... ¡Ainsss qué bonito! Mientras haya mujeres como tú habrá sensibilidad..... y si se pudiera llevar tu literatura a la vida real...

    Bss, leona cojuela

    ResponderEliminar
  7. Zarzamora:
    cuando la tinta late es cuando surgen los mejores versos.
    ¡Que siga la tiendo la tinta y sonando canciones como ésta!
    Salu2 d'encre.

    ResponderEliminar

Rebeldes que dejaron su zarzamora