Dos años hace ya casi desde que aquel mundo que fue creyó que lo inaudito e
indecible no podía suceder, pero va y pasó.
Aquí en los Pariles de la Francia se anunció una “guerra”. Y los
sustantivos y adjetivos bélicos invadieron nuestra infranqueable y supuesta
zona fronteriza: la de nuestra libertad individual y colectiva.
Los frentes fueron múltiples y se impuso un estado de alarma con un toque de queda que dejó al planeta replegado en su retaguardia y confinado en su propia trinchera. Se exigieron certificados firmados para salir a la calle antes y después del toque de queda, y hasta para respirar pero que iban cambiando de formato cada mes (¡Viva eso de tener cuidadito con los bosques y el papel…! ) Ahí os lo dejo. Y más ahora que todo el mundo ha apostado por el nuevo sistema ecolopolitosalvaelplanetatúqueyovaaserqueno.
El papel higiénico desapareció de los supermercados: todo el mundo estaba
literal y figuradamente ca-ga-do.
El enemigo se multiplicaba por doquier, mientras el miedo campaba a sus
anchas…
Los gobiernos amigos y enemigos se contradijeron. A falta de mascarillas y
geles anti-bactericidas (porque no había, las ni los suficientes para
abastecer a la población y eran más que carillas y carillos, y hasta Correos
robaba las que hubo de llegar a centros hospitalarios y médicos de cabecera) va y en
un primer momento se consideraron poco recomendables, se dedujo que su
utilización era innecesaria y hasta nos enseñaron a lavarnos las manos con
jabón. Fue entonces cuando la gente sacó la artillería pesada y con las viejas
Singer cosieron material para hospitales y asilos de ancianos, vecinos, y gente
de bien.
En cuanto llegaron las provisiones, se decretó su uso obligatorio so pena
de indemnizaciones tanto en espacios exteriores como interiores.
Al mismo tiempo, y sin ningún tipo de preparación ni de formación, desde
nuestros zulos nos indujeron a empezar a teletrabajar, a enviar mensajes vía
internet, y hasta a tomarnos el aperitivo con los amigos, y que nos visitaran
los médicos tras la pantalla. Nos enclaustraron, pero a cambio nos dieron opio: Net-flix, Movi-estar, Ama-zen,
pelis y series, Ópera y conciertos gratis y eso desde cualquier plataforma
no-estatal online, whatsapp, Instagram, tik-tok,… la lista fue tan larga que
acortó nuestro espíritu crítico y
así se redujo nuestra salud
mental. Más tarde cortaron por lo sano el grifo de la alegría efímera y nos
subieron la factura de la luz y acentuaron la censura en redes.
Todos los gobiernos (al unísono esta vez), juraron que la única salvación
para que tanto los aliados como nuestros
enemigos dieran con un armisticio de haber una (salvación) era ésta: la vacuna. Eso sí, sin tener
en cuenta el distribuirlas por todo el planeta de manera equitativa.
Y llegaron… (las vacunas, la esperanza, el fin de esta guerra pangolina
murcielaguesca o provocada por un laboratorio como ejercicio experimental que
se les fue de las manos).
Pero el Plan Marshall-Vacunin-a todo
Gas no logró que se pactara por fin una salida a esta guerra que ya dura
desde hace dos años tras que se declarase como un cuento chino inextricable de
la China.
Tras dos años de crisis sanitaria, en la que en un primer momento los
balcones aplaudieron a los héroes de la Resistencia, hoy, con esas mismas
palmas, abofetean y escupen a quienes tanto agasajaron.
Casi dos años después ya no podemos calificar esta guerra que era sólo un
pequeño paréntesis en nuestras vidas como algo temporal. Es una guerra sin fin
como la del día de la marmota.
Durante esa lucha contra la enemiga pandemia, los pilares de nuestros
derechos fundamentales se han ido viendo mermados. Vivimos la ley seca, la
libertad como estado de excepción permanente y las prohibiciones de todo tipo
por contradictorias que sean como principio vital para salvar vidas.
El razonamiento ha perdido el oremus. Hemos visto desfilar las tropas
gubernamentales, todos perplejos, con arengas tan contradictorias como que
hasta está siendo normal el número de suicidios. No ha habido límites a la
sinrazón y todo ello basado en decretos que supuestamente han sido votados por
el bien de la salud pública para permitir frenar esta guerra sin más pérdidas
acumuladas.
El soldado Ryan, se estará revolviendo
en su propia tumba…
No sé si lo que pretenden es que lleguemos a asimilar el confinamiento a
cualquier hora del día y según les dé, el toque de queda sin ton ni son por
horas que varíen como las temperaturas que andamos viviendo con estupor , el
amor, los besos y el abrazo a distancia, el cierre de centros de ocio,
culturales y educativos para operar desde la distancia, o bien para enfrentar a
la población y fomentar guerras civiles, vacunados contra anti-vacunas; gordos,
diabéticos, cardiacos, hipo e hipertensos, inmunodeprimidos, niños, ancianos,
etc… contra los que supuestamente se piensan superhombres o mujeres, atletas
del 2x1, musculitos y yogurines que se dopan con tik toks y palabritas
similares a un like con el pulgar alzado. Discriminar a una población por su
estado de salud, ya fuere físico o mental es una aberración más impuesta desde
que comenzó esta mal denominada guerra.
Llevamos 2 años de (sin) control, de auto-control, de descontrol, de fraude, hipocresía y
contradicciones. Y me diréis, antes era exacta-mente lo mismo en política,
amistades, relaciones, familias, socios, etc… y sí, pero es que se suponía que
esto nos iba a hacer mejores… je.
Y yo, si ya antes pasaba de este estado higienista, ahora todavía más
porque ya ni logro entenderlo ni seguirlo.
Si bien hasta hoy intentamos, la inmensa mayoría, seguirles el juego y
aceptamos coartar nuestras salidas, llevar firmado nuestro certificado para ir
a comprar, o hasta para sacar al perro a mear, y hacer deporte en radios de km
que cambiaban según el estado de humor del ministerio de salud, de vacunarnos
no una, sino dos, tres… y las que te rondaré morena, de cargar con un pase
sanitario como salvoconducto, de llevar la mascarilla ahora sí, ahora no,
dentro, fuera, de no dar un apretón de manos, de no abrazar a un amigo, de
mantenernos a distancia del otro y de los demás- que se convirtieron en un
peligro o en un apestado- … ya va siendo hora de regresar a lo que llaman vida
“normal” ( si es que alguna vez la hubo (normal) y de volver a ser responsables
de nuestra libertad de movimiento, de acción y de pensamiento.
El gobierno francés ahora medita y se plantea la posibilidad (por si fuera poco todo lo ya vivido con sus contradicciones a cuestas) de cambiar el pase sanitario por un pase vacunal al cual quiere añadir un PCR para frecuentar los lugares de ocio así como los restaurantes y bares… 3 dosis de vacuna + un PCR.
En sala de profesores, -de esto me enteré ayer noche vía nuestro Sinistro de Deseducación par email para la vuelta hoy a los anfiteatros, y a las aulas- de que no podremos tomarnos un café de pie entre profes… sino es sentados…- a mí me hubiese gustado en ese caso sacar mi pipa de la paz y fumármela, pero está muy prohibido ya eso, para evitar los malos humos, será.
A partir de hoy tenemos que hacernos 1 test
antes de entrar, y en caso de positivo con 3 dosis de vacuna, 3 test más después, pero si
uno da negativo, vuelta al ruedo cagando leches y sin confinamiento por Covid.
Han llamado a las reservas, una guerra es una guerra, a los ya jubilados
para remplazar a los que han ido cayendo en este combate, a los voluntarios, y
a quien quiera hacer de profe y viese en su día su vocación frustrada y por eso
sigue echando pestes por las sacrosantas vacaciones que tienen y además por no pegar un palo al
agua.
Pronto las farmacias y los laboratorios serán ese lugar en el te llevarás una silla, y en los que te podrás
tomar un café o una copa (con tu termo) con los amigos y la familia, donde podrás ligar como
en la discoteca o el pub y mandarte unas
tapitas. Las colas para hacerse los test dan vueltas a la manzana y en 3h de espera, el que no liga, es porque no quiere.
Pronto nos exigirán- por qué no, un tac, o una resonancia, radiografías, una colonoscopia o un reconocimiento rectal (para Uds caballeros) o vaginal (para Uds damas) y/o uno de cada (para Todes) por si se quejan.
Pronto nos impondrán una anestesia general y que vivamos en lugares asépticos, blancos y libres de objetos ya en desuso, de no exigir, por las buenas, que las malas llegan solas, que una guerra es necesaria cuando los altos mandos lo tienen claro y es más que necesaria; pero que resulta completamente absurda cuando la dirigen peces gordos que se ahogan en su propia pecera y ni saben cómo bailarnos el agua en la que nadamos todos intentando no naufragar y pensando en cómo ganarán las próximas elecciones.
Y bueno, es que de seguir así, cualquier día de estos nos vamos a
encabronar ya más de lo que estamos, en serio, pero muy en serio, y ni se lo
van a ver venir.
Aquí con el subidón de las materias primas, gas, luz, carburante (puto
Putín, putón) de los productos básicos de consumo (y no me refiero al papel
higiénico) la falta de abastecimiento, etc… porque la lista es larga), el vulgo está que arde.
Tanto que se envió el gobierno un nuevo decreto el 31 sobre el uso de las mascarillas
en exteriores so pena de 135 euros de multa, y todo el mundo se lo está pasando
por el forro del abrigo. Y así cualquier nuevo decreto que asoma a la luz de un
nuevo día. ¿Es normal dicha actitud? Juzgad vosotros. Personalmente que cada cual haga ya de su capa un sayo.
Eso sí, confieso que estas Navidades vi, y doy fe de ello, a la gente
consumir y hacer colas kilométricas para darse un homenaje. ¿Podríamos
culparlas? Eso os lo dejo a vuestro propio albedrío.
Por aquí los amarillos ya están haciendo punto para calzarse los chalecos.
Los anti- plástico presionan. Los anti-vax van contra los pro-higienistas, los pro contra, van contra los pro lo otro, los
neutrales… contra los... y así hasta el infinito y más allá.
“En tiempos de guerra, todo vale ¿? ”.
Nos espera un invierno, calentito, calentito.
Ojalá me equivoque.
Al tiempo.
es lo mejor y más razonable que he leído al respecto.
ResponderEliminarAún sin ganas me lo he leído entero y te doy toda la razón.
Se em ocurre que cuando veas las barbas de tu vecino cortar...
un artículo para coleccionar de esta loca etapa, conperdón de las locas.
Besazo esperando a mañana.
Gracias, Tracy.
EliminarBesazo, linda.
"Tu as voulu voir ta sœur"
ResponderEliminarEt tu l'as vue masquée... comme toujours !
Je, je.
EliminarExcellent!
Perdimos derechos que tardamos siglos en conseguir, acabaron con el derecho de reunión, impusieron el toque de queda que vino para quedarse, volvió la policía social, la nueva Inquisición ordena y manda, la caza de brujas forma parte de lo cotidiano, y lo peor de todo es que no hay rebelión. Ya no existe la libertad ni en nuestras propias casas.
ResponderEliminarUn beso.
Bueh, algo de rebelión si la hay... sobre todo lo que hay es un gran hartazgo a todos los niveles.
EliminarUn beso.
Como Machado estoy "en esa segunda inocencia que da en no creer en nada" Que dan palos de ciego, seguro; lo malo es que nosotros somos la piñata.
ResponderEliminarBss leona reflexiva.
Sí, somos la piñata, y la sorpresa no es otra que el covid y un déjà vu :(
EliminarBss Cyrano sabio.
Calentito y bastante: entre Putin, Argelia, esto por los gases, después las farmacéuticas...
ResponderEliminarCundo me reencarne estudiaré químicas eso tiene futuro:)
Acabas de hacer un retrato perfecto de esta crisis, ya no sólo sanitaria, sino de convi y cada vez nos quitan más libertades YA VAMOS ESTILO ROBOT,ROBOTA,ROBOTES.
Personalmente estoy hasta la ceja de la mascarilla y de los controles.
Gracias a estas escapadas para leeros y compartir un cachito de vuestras reflexiones sino ya me tengo muy vista:(
Corazón ❤ que este 2022 no te cambie te queremos 🎶 💕
Convivencia
ResponderEliminar
EliminarY sí.
Los dirigentes de nuestras sociedades que han transformado una democracia moribunda en un hiper-higienismo, revelan y ponen en práctica sus deseos paranoicos dentro de una construcción orweliana. Ya no van en búsqueda del libre arbitrio, hacia una necesidad común y existencial de las libertades o hacia una pulsión vital que cada ser humano debería dirigir, sino que han optado por la cultura de la sumisión y por la crianza de una población de borregos. Se mantienen unánimes e incólumes dentro de un pensamiento único, en la certeza de que sus razonamientos son los justos, aniquilando así las diferencias conduciéndonos hacia un modelo indiferenciado, uniformizado, y desencarnado. En pocas palabras han apostado por la huida desenfrenada hacia la perfección y lo absoluto: es decir sencilla y llanamente hacia la monstruosidad.
Y bueh, el paraíso que nos están construyendo y nos prometen, pues va a ser que yo no lo quiero, prefiero antes el infierno.
Besos, preciosa. También te queremos.
Un verdadero manifiesto que suscribo y que ya quisiera haber escrito.
ResponderEliminarAbrazo admirado con aplauso, medalla y beso.
Tú eres capaz de eso y más. Carlos.
EliminarAbrazo.
No sé como terminará esto, es un sin vivir. Abrazos.
ResponderEliminarAsí mismo, es.
EliminarAbrazos.
Zarzamora:
ResponderEliminarun análisis impecable e implacable. Lúcido y demoledor.
Tras casi dos años de pandemia, la gente ya no sabe qué hacer ni qué pensar. Cuando parece que las cosas van mejorando, zas, empeoran. Los políticos nunca han servido para nada. Ahora menos.
Y da la sensación de que todo es un caos. ¿Lo es? De que "sálvese el que pueda" y "Dios dirá".
Creo que hay mantener las medidas higiénicas, vacunase y pedir cuentas a nuestros políticos en las siguientes elecciones que haya.
¡Menos mal que en la caja de Pandora se quedó la esperanza!
Salu2 d'espoir.
La gente está ya hasta el moño, y porque estamos en horario infantil...
EliminarYo creo que sí que estamos viviendo ese caos.
Y bueno, pedir cuentas no sé si servirá de mucho, estos Pilatos, acabarán como siempre saliendo indemnes de cualquier acusación.
Sí, menos mal!!
Bises encourageantes, murcianico.
Genialidad precisa y directa al toque de diana, y súmale ese destello de sátira que me hizo salir riendo, cosa que agradezco ante tanto desastre.
ResponderEliminarBye, chulis
Mayra
Con un puntito de ironía todo se suele digerir mejor ;)
EliminarBesos, Mayra.
Lo has clavao. Como siempre. Te abrazo, enmascarillado, no vaya a ser qué. Para besarte me la quito.
ResponderEliminarHey!! Qué bueno leerte y saberte en forma, canalla!!
EliminarYo también me la quito.
Muy acertado . Creo que el mayor problema que tenemos es que nos han limitado el ser críticos con la realidad. ¡Hay tantas personas pasándolo muy mal!. Yo también pensaba que la pandemia nos haría mejores , que si salíamos de esta era tod@s juntos , pero no . Después de dos años , como bien dices , la realidad es más caos. ¿Existe la teoría del caos como orden social?. Debemos prepararnos para lo peor.
ResponderEliminarLa teoría del caos como orden es el desorden actual que ya andamos viviendo...
EliminarLo peor aún puede ocurrir, sí.
Un abrazo, Aney.
cariñet, ojalá te equivoques, pero leyendo tu post no he podido dejar de asentir con la cabeza (y de pensar en la envidia que me da lo bien que escribes, reina!) así que por ahí seguirá la cosa...
ResponderEliminaryo ya dije que supe que era el fin del mundo el día que vi que nos enseñaban a lavarnos las manos por la tele (reconforta saber que no estoy loca y que no soy la única que lo notó...)
que gracias, porque leerte ayuda!
y que ya sabes que yo la normalidad no la voy a recobrar, pero estaría bien que la gente dejará de preguntarme si me puede abrazar antes de abrazarme... ya tú sabes...
y nada, que me ha encantado leerte! hoy tengo denso en el despacho y me ha venido bien!
un abrazo!
¿Verdad?
EliminarYo sí te abrazo, y sin preguntar...
;)
Mil cariños, mi ojitos.
pd. que soy la de los ojos marrones... que tengo sesión abierta con otro blog, y no me doy cuenta hasta que sale el comentario... pero soy yo!
ResponderEliminarotro abrazo!
Abrazo!!
EliminarSí, sé que eres tú.
Gracias mis queridos rebeldes por vuestra huella y vuestro comentario.
ResponderEliminarEstamos todos ya hasta el borde...
Be.S.O.S.
Todo caga hasta que revienta. Tiempo...
ResponderEliminarJe,
EliminarY eso que lo vi/mos venir... pero...