O-QU-EDADES
Bajo una alharaca de palabras que se llevará la lluvia, vuelvo a releer a Kübler-Ross.
Nodum solvere non potes, nesicens quomodo fiat. Aristóteles.
Acabo de llegar como una sopa, me encanta mojarme, (cualquier día me parte el rayo) sólo que ahora me lo tienen prohibido, no puedo ni cogerme un simple catarro, y ya ves, soy una cretina porque no le hice nunca a nadie ni caso, inclusive poniendo en riesgo mi propia vida como en Palestina, en Túnez, en México y en… la lista es larga.
Primeramente, y tanto dentro como fuera, todo está basado en uno-a-e.
La sangre está donde hay vida, y aunque alterada, es roja, y brillante, y escandalosamente apasionada, es llamativa, -tanto que asusta-, que hace temblar hasta la carne más trémula. La sangre ejerce ese innato poder de envolvernos, y es que va, y nacemos ya con ella en la piel, resbalándonos, corriéndonos por las venas y atados a un cordón que nos cortan y nos ata a nuestro propio ombligo, de ahí al ego… un paso.
El yo, individuo aislado e independiente al nacer, y tan necesitado de todo y dependiente al mismo tiempo, de leche, de cuidados, de aprendizajes constantes, es un ser inacabado. Y es que somos eso, sin más. No le busquemos más dioses a los cuatro gatos que somos.
Y es que hoy me llama la sangre, esa vida que cuando me duele una articulación se rebela y pide besos, aire, fuego, agua, pies anclados a la tierra, los cuatro elementos que resucitan, que recomponen puzzles, y el amor, y los mil perdones, y algún Judas, sí, hasta un Judas, que si me muriese hoy me quedaría con las ganas de mirarte un día a los ojos, y besarte con las pestañas, o de dejarme un buen sabor de boca para el final, o el de abrazar a quien le toque, y besarlo como Ilsa lo hizo con Rick oyéndote decir que siempre nos quedará París, comerme esa manzana que lleve el fruto de todos los pecados en una habitación que lleve por número un 69, y reírme perdonando de una vez por todas, y de una, y con un amén todo lo que haya que perdonar (propio y ajeno) y sentirse como un Dios, saltar por los tejados, andar de puntillas por las barandillas del Pont des Arts, besar a todos los mendigos del planeta, compartir besos y vasos de tequila con los indigentes, y todos los inmigrantes, bailar un swing, un twist, o una de esas lentas pegadita a una mejilla sonrojada, que como la mía pide que bailemos pegados, si no no sería ni bailar, y el todo bajo la voz tenebrosa de Sergio Dalma (sintiéndonos horteras a más no poder) o bajo un pasodoble (como dos tontoelhaba), o un rap rasposo bajo las pintadas alucinantes de Basquiat mientras suena la de una Soprano, o una rumbita catalana mientras el Gato nos lame la puntita de los pies bajo una Luna Brava, barco cielo y olas, y todos gitanitos y morenos (aunque va y sea mentirita de la buena y ni vayamos al compás) y mientras la bola de diamantes gire y gire ante el polvo estelar de la sencillez de sentirse vivos, como en aquellos 80, o bajo el legado cunero cuando la Joplin moría un Summertime. Intentar no romper la magia (que escasea y es muy cara). Que con la vida hay que ponerse chulo/a y reclamarle, reivindicarle y exigirle cada día un beso, una sorpresa con confeti y champán del bueno, una cajita de música con su bailarina incluida, un amante de los de antes y el de ahora, un paseo por el dobladillo de una falda con los dedos nerviosos del quinceañero, o la huella de un carmín casi insultante en el cuello de una camisa de caballero recién estrenada, una guirnalda en el pelo, un flequillo punk, un pendiente en el ombligo, mi tatuaje de alas libres donde sólo tú sabes ;), despojada de mediocres, de necios, chorlitos y zafios (que para eso ya estoy yo solita, y me sobro y me valgo) y pintarla con seres que valgan el minuto de este tiempo que estamos perdiendo, y salir a buscarla, que no llegan solas las cosas, que esto de vivir no es llegar y besar el santo, que todo lleva su tiempo, pero que ese tiempo hay que vivirlo y ya, sin demoras (y soy cada vez más consciente) como si fuese el último, y no es que me crea especial, pero sí, y rodeada de gente espacial, con la que ya sólo comparto mi mismo ADN tras haberle pegado una buena barrida a las agendas.
Que sí, personas, que hay que devorar, ser un ogro con la vida, y dejarse de cuentos, que en esta verbena, te espero bajo los farolillos de colores, con los faralaes burbujeando en lunas de nadie sacándole la lengua a Lorca en un puente de Triana, o en el Charles de Praga, o en el Vecchio italianini, o bajo el del toro de Salamanca, dándonos de bruces mientras creamos que nos birlarán las uvas los que se creen más listos, mientras siguen cosiéndome las articulaciones, y me voy cosiendo a pespuntes un trajecito de flores silvestres que voy recogiendo tras la siembra que ni planté y para la ocasión.
Que ningún corazón es de gomaespuma, ¿o sí? aunque muchos parezcan de oro, y no sea oro todo lo que reluzca y nos la pegue más de uno, o tres, que sabíamos que este invierno nevaría y va y ni fue a gusto de todos, y sin más al abrir el libro que mi mami me regaló tras el único duelo que sigo sin poder hacer, y en su día, inquieta y preocupada por mi persona (como cualquier madre, ya digo) el de Kübler-Ross, y en la fase 5, ya, la reconforto y le cuento que ya están muchos en ella, más de los que ni se imagina, pero otros siguen navegando en mi mente volatinera en el 3, y visto lo visto, (y de que nada sirven las negociaciones) mejor acabamos en la 5, y de golpe desde el punto 1 y nos dejamos de tanto mareo, para no ser como los trileros de la feria de pueblo en la que jamás nos dejan ganar el muñequito de peluche, damas y caballeros, sigan atinando en su “Plaaaatooooo” de tiras y aflojo, y dejémonos ya de navegar en su circo, y en todas sus y nuestras montañas rusas. Que es tiempo de oquedades y aún nos quedan algunas cosas por hacer antes de que los cuervos (o las hienas) nos devoren.
Supongo que por el motivo, es un regalo memorable. No he leído a Kübler-Ross, pero de tener que elegir entre cuervos y hienas, me quedo con los cuervos, siempre con los cuervos (de Boedo).
ResponderEliminarSon tiempos de oquedades, ni te imaginas la oquedad que se vive en la Argentina...
Abrazos, Zarza!
Y sí, mi querido Frodo, sé por lo que están pasando, y manténganse firmes. . Dora, una amiga exiliada residente en París, se suicidió esta semana, tras haber sufrido tortura y no poder hacer más... sin contar que su vida en el exilio la vivió como un exilio incomprendido ,mientras tan solo luchó por sobrevivir.
EliminarAbrazos, mi Pibe!
¡Vaya!, ya te veía yo un mucho alterailla, motivos haylos, desde luego. Pero mi niña...
ResponderEliminar¿Por qué etapa del duelo vas?, ¿por la segunda, quizás?
Eva , los duelos van por barrios, como las risas. Si yo te dijera que en lo que va de febrero, se han ido al otro barrio cinco personas relacionadas conmigo y entre ellas un cuñado/amigo y una amiga del alma. No voy a releer a Kübler-Ross, leerte a ti me ha sedado, jodía que bien escribes aún estando puteá.
Te quiero prima, anímate.
Es muy fuerte lo que comentás en la respuesta a Frodo.
ResponderEliminarPero tu texto es muy vital, una celebración de algunos pecados.
Besos.
Tracy:
ResponderEliminarbuena música, como siempre, la que nos propones.
"Que la sangre me llama", qué bueno. A veces no la oímos, o no la escuchamos, o habla demasiado flojo. Hay que estar más atentos y hacer, si no todo, porque ¡menuda colección de propuestas, por los menos seis o siete.
¿Y si la sangre no llama? ¿Esperar otro metro, otra noche, otro latido, otro recuerdo?
Ainssss, como sueles decir.
Salu2 fitipaldiens.
Perdona mi despiste, Zarzamora.
EliminarSe me cruzaron los nombres...
:)
Salu2 égarés.
Hay veces que la agenda adelgaza más rápido que yo tanto que he llegado a tenerle envidia, por eso he dejado de escribir en ellas . Mis amigos solitos parten sin decir adiós. Será que ya no queda nada por decir. Será que no eran mis amigos o será que es mejor partir sin despedirse. O será que no tengo la forma para hacer amigos.
ResponderEliminarNunca saldrás de mi agenda, primero porque ya dije que no tengo -la imaginaria- y segundo porque tener una amiga como tú es lo mejor que me ha pasado en la vida. Lo digo sincera. En mi agenda imaginaria, serás la única que exista.
Un abrazo Zarza
¿Cómo decía el sticker de los borreguitos amigos que siempre me ponías? ¿Recuerdas?
Lo voy a buscar.
"Y vivir ese tiempo como si fuera el último", dices. Esa debe ser la filosofía de cada vivir (al menos yo lo intento), antes de llegar a la primera de las 5 fases de Kúbler-Ross. Y, si es posible cuando llegue, saltarme las intermedias para ir directamente a la quinta (¿pa qué tanta elucubración, tanto rodeo?), como hacía cuando jugaba a la rayuela en mi Tánger inolvidable.
ResponderEliminarUn abrazo, Zarza.
A ver, ¿Y ahora qué te digo yo que no te haya dicho mil veces de cómo escribes? Todas tus referencias me han llegado, pero el desgarro de la Joplin me ha apuñalado la memoria (cosas de la edad, la mía)
ResponderEliminarY voy volando a descubrir de tu mano a Kúbler-Ross
Bss leona dolida.
Bss
Totalmente de acuerdo , hay que devorar la vida, y dedicarse más tiempo a querer y quererse...
ResponderEliminarTienes mucha razón: una vez que nos cortan el cordón ;somos seres inacabados, a fuerza de caer y levantarse, vamos aprendiendo que la vida es una aventura y la felicidad un maquillaje...
Me quedo con la fase quinta, después de pasar por la primera,aunque la dos me pueda:no vale la pena...Aprender a desatar el nudo...
Un abrazo estimada, Eva
Tus textos rebosan pasión y tienen la fuerza de las canciones de la Joplin. Hierve la sangre al leerte y compartir lo que sientes, poco se escribe que despierte el alma como tú lo haces.
ResponderEliminarUn beso.
Este anónimo es de Ilduara.
ResponderEliminarSacude tu prosa de hoy... Se hace releer... Bravo, amiga!!
ResponderEliminarSin palabras, lo siento de verás. Estás cosas no deberían de pasar...
ResponderEliminarUn inmenso abrazo.
Hola Eva! Me ha conmovido tu entrada, es muy fuerte.
ResponderEliminarAbrazos.
Vuelvo a leer tu entrada, le encuentro mucha vitalidad. Y algo de vertigo, como en tus experiencias.
ResponderEliminarParece que algún mendigo en el mundo tendrá una agradable sorpresa.
Besos.