En la espera se disuelve el te quiero, se amamanta el olvido, se silencia el grito, se agolpa el silencio. Galopa el resabio del porvenir incierto y el solitario suspiro se ahoga.
Mars. Marte. Marzo.
Las hojas de los árboles golpean el asfalto, y mis pisadas ante su crujir, regresan al recuerdo de esta nueva estación que ya paulatinamente va a desperezarse, asomando su respingona nariz, ante el desfile de los escudos de un nubarrón de paraguas que el invierno se niega a plegar.
Nuevas ilusiones, viejas caras, y recién nacidos desencuentros. De nuevo caerá la lluvia fina en el rostro, en un infinito de flamantes rostros perdidos en sus absurdas quimeras al contemplar el brote de alguna nueva flor.
Dejaremos atrás viejos réquiems, adagios, recuerdos de las acompasadas letras, para entonar nuevos boleros y quejíos.
La lluvia persistirá en la sien, golpeará las difusas y las corcheas. Los viejos poemas de amor roídos se los llevará el último candor perfumado de un ajado rocío recién nevado, mecido en los pinares de la quemazón, como esquirlas de carbón y tiznes tatuados en la piel.
Besaré entonces tu boca a escondidas, la besaré tras el cristal opaco de oscuros silencios, mientras con la yema de los dedos haga círculos con las destartaladas lágrimas de lluvia que se resistan a partir.
Porque entre otras tantas cosas que sin enseñarme nadie aprendí, sé que, tú Chronos, (y disculpe por tratarlo de tú, es que fueron tantas horas compartidas, tanto felices como folladas como una puta) Dios cruel e implacable donde los haya, que bien sé que no me dejarás una Muerte en Venecia, viendo sudar mi tinte negro chorreando por mis mejillas, solitaria, con una última sonrisa perfilando la comisura de mis labios, mientras contemple el mar en una playa bajo el efímero placer de la belleza...
Porque sé muy bien, que ya tienes planeado para mí un: Moriré en París, con aguacero… un jueves, y del que nadie tenga el recuerdo.
Marte no está tan lejano, llegan fotos de ese lugar, un tanto inhópito.
ResponderEliminarY marzo ha llegado, está presete. Traerá algunas cosas y se llevará otras.
Gracias por tus entradas. Besos.
Buscamos primavera bajo la lluvia invernal que nos evoca la muerte. Un paraguas rojo nos libera de una oscura noche.
ResponderEliminarUn beso.
Se ve que la lluvia inspira a más de un cantante francés ("il pleuvait fort sur la gran'route, elle cheminait sans parapluie...")
ResponderEliminarMe gusta Zaz. Y esa foto del paraguas rebelde.
¿Las hojas mojadas crujen?
Espero que aún te queden muchos jueves. Aunque lo del aguacero será difícil evitarlo si vives en Paris. A mí, seguro que Chronos me fulmina en un secarral. Y, ya puestos a elegir, prefiero que sea un lunes :)
Un abrazo sous la pluie.
Siempre estás inmensa, ya sea en Marte o Saturno.
ResponderEliminarA los Dioses, les encanta que los tuteen , date tu tiempo y disfruta de esa lluvia que tanto te inspira.Una preciosa fotografía con ese paraguas rojo.Ese porvenir incierto; mejor no pensar en ello, para qué sino no somos dueños de nada ni de nadie...
ResponderEliminarUn abrazo de martes, para Marte , estimada Eva
Por qué tanta tristeza... ¿ se puede saber?
ResponderEliminarEl invierno no llegó. El otoño no le dio la gana venir. Primavera y verano decidieron quedarse más tiempo sin dejarnos caer la lluvia esperanzadora. Ya no anuncian sequías y flores de naturaleza muerta.
ResponderEliminarQuiero la lluvia de París y su nieve de abrigos gordos.
Besos ZarzaRebelde.
Nadie dijo que le resultaría fácil nada al que vivencia tan hondo la vida...
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
Abrazos.
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