No sé muy bien por qué pero mi memoria me condujo a ti.
Mi primer amor, Reyes, ése que dicen que no olvidarás jamás por las mil y una razones
que cada cual invoca cuando el recuerdo se enreda en la maraña de algún
sentimiento que de entre la losa del paso del tiempo, florece.
Ayer, sentada en el banco de aquel jardín que por los 80 estuvo
lleno de jeringuillas, camellos y venas por las que la vida se llevó la sangre
de tantos amigos que quisieron probar la libertad recién nacida que les había
sido negada a base de golpes y rosarios mal rezados, fuera del hospital, para
darme un respiro, pensé en ti...
Llegaste a mí, y vi tu rostro sin ningún retoque, tal y como lo recordaba a nuestros 16.
Y es que me enamoré de ti en cuanto te vi, soñé contigo durante años, y jamás olvidaré aquel guateque, fiesta, en la que me sacaste a bailar cogidos, aquella lenta de J. Cocker en medio de aquella penumbra, con tu sonrisa tímida, siempre parco, aquel gesto tuyo tendiéndome la mano, yo muerta de miedo, con el corazón a mil, al borde de un síncope romántico, porque no me lo creía, yo, que te había soñado en silencio, que te había escrito miles de poemas horteras, que te guardaba bajo llave en mi diario cuando me cruzaba contigo en la puerta de entrada o en la salida del instituto, a ti, que estabas en Cou y yo apenas empezaba mi primer año de BUP.
Fue un flechazo,
el cabrón de Cupido me pilló en la cancha, y cuando te vi en aquel terreno,
jugando de pivot como yo, en aquellos equipos de balonmano del insti, saltando
como una estrella fugaz en el universo de mis ilusiones, brillabas, sí,
brillabas tanto que no pude más que atesorar aquella instantánea bajo llave tras
mis pupilas, que luego ya sólo la abría frente al mar, o en las noches en las que mi estrella, la de la
izquierda, me guiñaba un ojo.
Y fíjate, que la otra noche en el sillón de un hospital, no
sé ni por qué razón de pronto, te apareciste de nuevo a mí, como en aquel baile, tendiéndome la mano.
Doña Trini, la profe de gimnasia (antes se llamaba así
aquella asignatura) cuando nos presentó a los equipos femenino y masculino del
instituto, dijo que tú, Reyes, eras el capitán… y me volví a enamorar de ti,
por si una vez fuese poco… y al salir, me miraste y creí que el mundo se hundía a
mis pies.
Tomamos aquel bus decenas de veces en las competiciones, y una de ellas te sentaste a mi lado. Jamás olvidaré aquella pregunta tuya: ¿En qué piensas? No sé hasta qué punto mis mejillas sonrojaron, y me mordí los labios para no contestarte que me pasaba cada segundo de mi existencia, desde que te vi, pensando sólo en ti. Sólo pude decirte que no estaba pensando en nada… pero desde entonces, cuando alguien me hace esa misma pregunta, sonrío y sin querer veo tu rostro, y el mío, y no sé qué decir.
No sé cómo ni porqué razón me pediste salir aquella tarde
de abril, no sé tampoco ni cómo ni porqué cuando me acompañabas a casa cada
tarde noche y me pedías que te presentase a mis padres, o que te dejase subir,
nunca me atreví a hacerlo… no sé porqué me dijiste que no te quería lo bastante
y me dejaste ir aquella mañana de otoño. Como tampoco sé porqué meses después
me sacaste a bailar en aquella fiesta un año después, tras el que, y pese al
paso del tiempo, seguía amándote tanto como la primera vez que te vi.
Recuerdo la cara de Aurora, la chica con la que ya
estabas saliendo entonces, a la que se le escapó, un ¡mierda!, no la ha olvidado…
aunque yo sólo recuerdo, tu mano, la mía, y tu cuerpo pegado al mío y mi
corazón y el tuyo al unísono, y la música, y hoy pienso en todos los besos que
he dado desde entonces, porque no te cortaste un pelo, y me besaste, ahí mismo, el resto ni te importó ni nos importaba el decorado, y así fue mi
primer beso, y como aquel, ya no ha habido, hubo, ni habrá ninguno, Reyes.
No te he buscado jamás en redes, ni se me ocurriría hacerlo… la
belleza es efímera, como la felicidad, como aquel instante fugaz e irrepetible,
etéreo por divino, que sólo ocurre una vez en la vida, y que con su retorno, nos hace seguir en pie.
...de los más bellos recuerdos que se pueden tener, aunnque no termine como uno desee..... pero esa sensación no te la quita nadie !.
ResponderEliminarOtro saludo !.
Preciosa historia. El primer amor no se olvida nunca. Es duro mirar el espacio que deja el último tren.
ResponderEliminarUn beso.