Cuando el latido va de mi lengua a tu espalda, desde ese carmín que baña el
olvido, acariciándote entero, hasta cada poro inquieto, en un líquido
negruzco que arrastre las lágrimas de un viejo rímel que llueve desde las
pupilas hasta el orgasmo que llega a cicatrizar mi piel de acero, el
viejo dolor de las astillas, que una a una siguen durmiendo bajo la piel,
anidan en un despertar.
Cuando tu sexo en el mío se embriaga de silencio, y me despiertas el ansia,
puedo oler en tu piel cada poro abierto de la mía. Cuando tu sudor y el mío son
agua de un mismo río que transita por mi pubis abierto a cada embestida tuya,
cuando alejados de este siniestro mundo, cada uno de tus besos son lengua que
me ata a la vida y a la palabra, cierro los ojos y beso tus párpados, y tus
pestañas cubiertas de pesadillas sonríen.
La vida es tan predecible que acaba por matar los sueños endebles de los
descreídos. Por eso este nuevo viaje lo anclé bajo tu epidermis, en ese músculo izquierdo que no
sabe de promesas y abandonado sólo quiere latir.
Sentir sin palabras.
Y sí, te digo poniendo la yema de mi índice en tu boca, calla ahora, y
siénteme.
Y en este instante que vivo con este deseo, y que por él muero, te
inhalo y te como la boca cuando me muerdes los labios, y te esparzo por mi
piel, y te exhalo poseído de mí, y te inhalo penetrando en mí, y yo abierta a
todos tus sueños, exhalo de nuevo tu piel en la mía, recorriéndote,
recorriéndome, exhaustos, hasta que la respiración entrecortada se
aúna y revienta cada latido en un climax de gemidos.
Arropada por la música de tu cuerpo desnudo, tirita la levedad de una
sonata innombrable de corcheas que sólo tú eres capaz de hacer sonar como
un vibrato en cada punta de mi ser. Me reparto en ti, y te
cubres de mí, en allegro ma non troppo. Tocarte y rozarnos las ansias bajo
una de esas sinfonías que ensordezcan cualquier hastiada arpa.
Dejándonos sentir dentro de nosotros como en los sueños de un
primer beso.
Calla ahora...
Y penétrame.
Que en tu arcilla me moldees y en mi sexo vuelvas al líquido amniótico de
un renacer. Seamos sólo eso… un cuerpo y un latido recorridos por un
deseo que siente y se conforma con tan solo sentirse a sí mismo,
navegando en ti y en mí, por el silencio del cuerpo.
Y si mañana ya dejo de ser esta puta dulce, vuelve a besarme en la boca, y
vuelve a penetrarme hasta arrancarme la entraña por la boca, pero no, no dejemos que nos aniquilen las
palabras.
La intensidad y la inmensidad de tus palabras hacen que te admire, y te deseo que sigas fusionandote hasta no dar más de sí
ResponderEliminaresta es la Zarza que yo conozco!!.. hay muchas palabras acá que llegan pero esa "penétrame" se lleva todos los premiso...
ResponderEliminarhay algo mejor que ser una puta dulce? mmm no lo creo... besos!
Puedo decir poco, o mucho, pero ahora no me sale nada, porque creo que tengo unas décimas de fiebre, cuando cinco minutos antes de entrar en tú blog me encontraba perfectamente. Voy a ducharme, para ver si se me baja la "cosa" porque tengo un subidón de tres pares de cojones.
ResponderEliminarBesos EVA.
Zarzamora:
ResponderEliminarTus textos son de un erotismo refinado, exquisito, evocador, puro...
En ningún momento ni zafio ni grosero.
Salu2.
por cuatro días, ¡cuatro escasos!, no se ha hecho regalo y presente este texto parta el Recital.
ResponderEliminarEl próximo estaremos al loro.
genialidad . Así no os aniquilarán las palabras. Imposible
Besos
Ese músculo izquierdo es el culpable de todo. Aunque hay otros músculos que responden a tus palabras.
ResponderEliminarQué buena eres, joía.
Bss, leona
Mientras no sea "tocata y fuga"...jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
O...el "Vals del segundo"
Eliminarwww.youtube.com/watch?v=qghO4OgAFYE
Me encantan tus escritos, son muy descriptivos y muy profundos. También son muy humanos.
ResponderEliminarUn saludo :)
Cierto, cierto, cierto. Las palabras a veces deben mandarse al carajo y entregarse al acto de hacer, de ser, de sentir como sienten en tu escrito decenas de sentidos.
ResponderEliminarPuro sexo. Y por eso, mucho más...
Un beso
Y Entregarse no,entregarnos, quería decir.
EliminarLo dicho. Calor, mucho calor.
Nada mejor que prostituirse ante el placer mientras te bañas en emulsiones de música y colores de una dulzura incolora... Y ser eso, lo has dicho tú: cuerpo y latido...
ResponderEliminarUn abrazo.
Erotismo, sensualidad y concupiscencia mezcladas entre tus palabras, proporcionan a tu texto deseos placenteros como en todo apetito ansioso... me encantó, Zarzamora.
ResponderEliminarun abrazo
Si solo pudiéramos sentir sin más... Pero tarde o temprano las palabras vuelven.
ResponderEliminarY ahí empieza la mente a adormecer lo que el corazón expandió en los latidos.
Muchos besos, querida rebelde