RUMBEANDO POR TU BOCA

Recuerdo y sin querer, cuando el primer caracolillo*

de mi lengua iba y se enredaba en la tuya.

Y ahí, enroscándose, acurrucaítas, los sentíos se iban por palmas,  así le doliese a las viejas lunas que lloraban sus  réquiems  en bocas de nadie frente a su amarga espera.

Recuerdo también el segundo caracolillo*

que en mis manos, jugueteaba por los botones de tu camisa. Y después, cómo olvidar que golosineando por tu boca, ese duende que llaman genio, entre mi lucero y tu estrella se columpiaba por nuestros cuerpos,  universos enteros. Y  que nos faltaba hasta cosmos para tanto cuerpo y  ansias y deseos. Y que los olivares prendidos de verdes, aceitunaban  entre sus hojitas el tintineo de nuestras carnes morenas bajo la tierra y la siembra, y nuestro cómplice acuerdo.

Y pese al tiempo y al olvido, y a la memoria traviesa,  a mi vera, en este instante te siento, con un pasado hecho ya vino y rosas, un presente vivo hasta que se apague nuestra estrella y que la luna en sombra de plata, nuestras pieles, soberana, cubra a Venus entera. Que  a tu vera,  con el sol de tu boca en la mía, tu lengua en mi entraña como horizonte ardiente le dice al futuro, que ya basta de esperas. Que vienes a buscarme, y te doy mi vida entera, libre, rebelde y dulce,

y altanera.

Que mi beso, es de altos vueltos, primo.

(Y mientras,  que suene el quejío, y se preparen los palmeros).

Pero yo a tu vera...  y que digan por decir... (versión moderna).

Y que siga sonando la Copla, hoy tambien :   ¡¡A  tu vera!!