jueves, 5 de abril de 2018

VIEJO LATIDO


Saliendo del metro,
un rayo de luz,
acostó la tarde.









Un aullido de sombras
se abrazó a aquel  gato
que maullaba
solitario
bajo las farolas
que empezaban a iluminar
la gran avenida.

Sé, creía sabías,
que en aquel último abrazo,
el recuerdo se colgó
de nuestra mirada
en uno de esos instantes
cuya efímera eternidad
no sabe de retornos.

Y te pienso
ante,
sobre,
cuando,
así
colgado...

entre preposiciones desvariadas
y algún adverbio de tiempo
perdido
en el refugio 
de este segundo
en el que
me diluyo
entre el humo
de los tubos de escape
que envuelven los versos
de este escuálido 
"poecosa"
en el que
sin ser
soy encabalgamiento
sin ser 
poesía.

La primavera bosteza entre
mis manos,
y por las grietas del olvido,
se filtra un  latido alborozado
que roza
el lado oscuro de mi corazón,
aleja miedos, 
arrastra  dudas,
y empieza a deambular trémulo
por el vagón de un imposible
que un día,
di 
y dimos por perdido.

Como cualquier 
otro tren
que de andenes
no sabe
ni sabrá
ni 
alguna vez
supo
de esperas
inauditas
e imposibles...

El maquinista hace el gesto,
se escucha el pitido...



Es como cuando un libro que necesitabas leer como asunto de vida o muerte, no lo encontraste durante años,  lo diste por perdido, lo olvidaste, y un día “aparece” en el lugar más recóndito e insospechado.

Imagen Bagriel Grey   (click enlace)

Y entonces,  te  preguntas...
¿De verdad alguna vez quise leerlo?



Y sonríes,
y te perdonas 
y lo perdonas
casi todo 

Primavera;)



6 comentarios:

  1. una maravilla de sensaciones

    y el 20 de abril, en mi caso, muy significativo


    besos

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  2. Me parece genial la comparación con la que redondeas tu entrada y a las conclusiones que llegas.
    Buena Amaral con los Celtas Cortos

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  3. Me ha encantado leerte. Besos.

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  4. Eres genial!!! :)
    Besos y salud

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  5. Un viejo latido
    y la primavera bosteza
    Eres genial.

    Mil besos

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  6. La primavera revive viejos latidos a la par que la sangre altera.
    Ese rayo de su luz obra milagros, aunque sea tan efímero como todo, pero no te lo quita nadie. Y si además vibra, ni te cuento.
    Esa última pregunta me sacó una sonrisa.
    Todo se mueve, todo cambia.

    Muy buen poema.

    Besos, mi querida Corsaria Rebelde.

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Rebeldes que dejaron su zarzamora