Frente a tanto ruído...
Guardo un sepulcral silencio...
sin por ello...
dejar de gritaRRRRRRRRRRRRRRRR...
GRRRRRRRRRRRR!!!
Salgo a la calle, respiro el mundo, chapoteo por los charcos, le compro a Hamed unas castañas en las que me retorna envuelto en todas ellas, en un cucurucho con él, el suelto y todo su calor a manos llenas, y como premio, las dejo arrebujaditas en el bolsillo bajo las entretelas de la infancia que recién me acaba de regalar y sin sospecharlo siquiera, mientras me envía un guiño.
Es temprano, salgo a buscar la prensa, y me siento en el café de todos los días, te mando un mensaje, nos enviamos pétalos de rosas al aire desde el balcón y nos contamos que esta noche encenderemos la chimenea.
Deshaces el nudo de la primera flor de otoño y me la colocas en el pelo en forma de corona; soñamos con la luna y ponemos en marcha una de las del viejo Frank para festejar un siglo de blues y de sirenas melancólicas compartido entre mis pómulos y los tuyos pegaditos, y juntitos, bailando un slow al compás de mis hoyuelos y ese lunar recostado bajo una luna que suspiraba lágrimas cuando nos adivinaba bajo ese The way you look tonigth...
Afuera llueve. Y no es una novedad.
¿Qué sería de nuestro París sin aguaceros, ni esos jueves que nos están esperando y en los que pereceremos sin recuerdo alguno?.
¿Qué sería de nuestro París sin aguaceros, ni esos jueves que nos están esperando y en los que pereceremos sin recuerdo alguno?.
Desde que la esperanza ha hecho nido en tu boca, cada día cuando despierto acontece esa luminiscencia entre los grises de este otoño que agoniza con aquellas inmarcesibles hojas que si bien muertas, siemprevivas reverdecen nuestros recuerdos, la efervescencia en las pupilas, la magia que logra operar lo etéreo en este punto melifluo en el que alcanzamos lo inefable.
Te pienso hoy como hogaño, en mi sutil retirada y rodeada de esas limerencias encantatorias (me gusta inventarme palabras cuando te escribo y neológicamente reinventarnos en diccionarios nuevos despojados de reglas y sintaxis) que subyugan cada peca de tu piel, ante la aurora del olvido equidistante de lo efímero.
Cuando logramos sortear esas piedras con las que tropezamos mal, y /o al menos más de dos veces, cuando la soledad en los hospitales nos muestra por la rendija de alguna grieta desconchada en la pared otrora blanca de habitaciones con tubos de oxígeno y palabras muertas, dónde está o tal vez donde estuvo la salida desde el origen de la entrada en la cueva, cuando abrimos las puertas, y renace con toda su magia plena la incandescencia de la vida, dejando de lado como una vieja escoba en el rincón de la cocina el desenlace de la soledad para abrirle paso a la epifanía de un presente con cara de futuro, escurridizo, efímero y por ello tan atractivo… que asusta hasta al mañana con su carita de auroras boreales.
Recuerdo el latido de tu tinta cuando los dedos escapándose de tus manos columpiaban el teclado hasta volar hacia la niña de mis ojos, cuando la elocuencia de la madrugada, y sin bostezos, nos bastaba para columpiar una alharaca de cuentos que hablaban casi siempre de amor, nunca de rencores ni reproches.
Agazapada, arrebujada y levantando el cuello del abrigo hasta la puntita de la nariz con las manos, toda ella altiva y respingona al horizonte (mi nariz) , y con las manos enguantadas bajo el calor de la bufanda y la boina parisina mientras me dirigía al café desde el que te escribo ahora, y nos imagino como dos sonámbulos de épocas perfumadas de arreboles, y veo nuestras bocas con ese brillo de nubes rojas anunciando horizontes nuevos, y sonrío.
Te encontré una primavera llena de abril que nadie nos ha robado, fuiste la serendipia más bella que pude soñar como literatura desmembrada en el país del consuelo, la nota dulce que embriaga todo un minuto en las manos traviesas de un Chopin, en la algarabía de ángeles que bailan por las cúpulas de una ópera sincera, que no prima, en las alas de Chagall, un boeuf écorché subyugado en las costillas de adanes pseudopsicoanalistas, el aliento del eucalipto por carreteras con un desvío que llevaba hacia el Norte, y un mar austero oteado por una cabra que sabía hablar francés sacándole la lengua a la de Mme Seguin. Traviesos niños con arrugas que saben que el amor existe...
Te recuerdo, y qué bueno, que te tengo en este ahora que no sabe de pasados cítricos que se mezclan con canelas y tequilas.
Y aquí la nuestra...
No.
Que no.
Que ya no necesito tu mano...
No.
Sólo
No.
Que no.
Que ya no necesito tu mano...
No.
Sólo
abrázame
y bailemos.
y bailemos.
;)
Es una delicia ir saltando de línea en línea, Maga!!!
ResponderEliminarBesos.
Qué grande Toro!
EliminarConcuerdo en que puede ser La Maga de París e ir saltando de línea en línea, como de casillero en casillero en una Rayuela
Abrazos a ambos
No sé si Toro pensó en la Maga de Rayuela... la tuya es otra interpretación, me parece.
EliminarAbrazo para ti.
Pienso igual que Toro, es una delicia leerte...siempre tan amena y tan dulce.
ResponderEliminarSerá el café, será París, serás tu...
Si, creo que eres tú.
Hoy un par de María que me gustan...(duetos y versiones)
https://www.youtube.com/watch?v=L_BvNf9C9Bw
https://www.youtube.com/watch?v=CE3IoHc_8xU
Y como te has portado bien, una más de regalo.
https://www.youtube.com/watch?v=nsoLO31cn7I
Besos "arrebujaditos" mi arma (así con acento andalú)
Gracias,
Eliminarpor el piropo,
y por las canciones,
y el regalito.
Besos, cosa guapa.
Chapeau!!!
ResponderEliminarCada día te superas.
Sinatra se pondría a tus pies.
Un beso.
Exageradaaaa!!!
EliminarSonrío.
Gracias, Ilduara.
Un beso.
Que belleza. Lleno de poesía.
ResponderEliminarAbrazo grande!
Bienvenida Corina.
Eliminar:)
Abrazo grande!
Poesía en cada palabra.
ResponderEliminar¡Como disfruto leyéndote , prima...
Te leo y te releo y me relamo del gusto que me dan tus palabras, tu sintáxis, tus párrafos...
Tu prosa es pura poesía y caricia pa los sentimientos.
Te espero mañana sin ruído, sin pausa, como cada día.
Tú que me lees bien.
EliminarHasta mañana, prima.
¿Qué decir, Eva? Ya te lo han dicho todo y lo suscribo. Terminé de leerte y me quedé mirando la pantalla, en silencio, sonriendo después de un largo suspiro...
ResponderEliminarY me acordé de un café en una esquina cerca de tu casa y te imaginé en una de sus mesas escribiendo, sin saber si fue en ése o en otro en el que escribiste. Me gustó imaginarte ahí
Besos!
Igual sí era ese...
Eliminar;)
Besos, Alís.
Recuerdos y presente... :)
ResponderEliminarBesos y salud
De la mano, van...:)
EliminarBesos y salud.
Café inspirante para bailar "joue contre joue" en cada linea ...
ResponderEliminarBesos de tierna lluvia
Un joli commentaire, ma gitane...
EliminarBizz fragiles de pluie constante.
Y que te digo yo ahora, después de leerte....no sé, nada. Es que escribes tan bien, que yó me pregunto ¿ porqué yo no se escribir como tu, solo por contestarte también como tu, me encantaría. Besos y abrazos.
ResponderEliminarTu abrazo y tus besos me sobran y bastan.
EliminarBesos y abrazos.
Esos maravillosos gritos del silencio...
ResponderEliminarBesos.
Que nos liberan...
EliminarBesos.
Solo abrázame y bailemos.¿Qué más decir?
ResponderEliminar¿?
Eliminar(...)
:)
El latido parisino eres tú
ResponderEliminarBesos
Sonrojo
EliminarBesos
Una prosa de gran calidad, Eva.
ResponderEliminarAlgo se desprende y me emociona al leer este ruido vs silencio. No solo llenas de imágenes al lector, también le (re)mueves sentimiento.
Felicidades, por tu buen hacer y por la belleza.
Besos, Corsaria Rebelde.