Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres, una mujer desesperada y perpleja que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación y presenta al mundo sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés.
Anaïs Nin.
Siempre había llevado dentro de ella un duelo eterno. Incapaz de sentirse ni inmaduramente feliz ni maduramente satisfecha había cortado el cordón umbilical de esa etapa de la vida en la que estrepitosamente ves cómo se desconcha la pared, y que de no ser así, la arrancas con tus propios dientes. Martín Santos, embriagó sus ratitas neuronales experimentando su “no pensar” que caló en ella en esa cárcel que a menudo libera, o desbarata haciendo añicos el pensamiento.
Es como esa etapa en la que quieres pintar el mundo de colores, y éste te devuelve arcoíris grisáceos con tintes ácidos en cada iris de tus pupilas hasta dilatarlas.
Que entiendes que ya viviste, y que cada paso hoy es un mimo sin palabras que sólo con gestos te hará bailar un último tango con tacones y falda corta.
Instantes, donde el espacio, es ese ahí pantomímico en el que los títeres aúllan desarticuladas sombras en los hilos de un desmembrado sueño, y en el que la impotencia oculta bajo cada ciprés la angustia de una perpleja emoción llamada esperanza.
¿Alguien será capaz de lapidar los sueños de antaño o la incredulidad presente?
Cuando siempre, jamás, nunca, nada, se tornan absurdos adverbios de un tiempo juzgado, acabas por besar en la boca a ese dual espejo de una mujer, que con dos caras, quiere seguir morir viviendo, y que la dejen en paz enterrada en las páginas de ese libro abierto que no sabemos si acabaremos por terminar un día.
Con un marca páginas se conforma, como parálisis o entre paréntesis de un tiempo que nunca será y ha sido, y es y hasta que se acabe, seguirá siendo.
Ese tiempo necesario para saber si fuimos capaces de terminar todos y cada uno de nuestros libros, de nuestros arrebatos, de nuestros ímpetus, de nuestros sueños…
Y, tú, o Ud ¿acaso terminaste/ó todos los libros que empezaste/ó a leer un día? O
¿Volviste/ó a retomar alguno de ellos? O jamás...
Hoy, 2 vídeos!!!!
:)
Así podéis pasar hasta de leer... ;)
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Las dos mujeres que me habitan concilian desavenencias a base de litio. Viven aletargadas y luchan a muerte por ser ellas mismas con identidad propia.
ResponderEliminarUn beso.
Ojalá lo logren!!
EliminarUn beso.
pero es triste ser dos personas distintas como en la frase o una que no se muestra como en la entrada... la vida es para los valientes dicen y no se habla de victorias o derrotas sino de paz con lo que uno es y muestra...
ResponderEliminar"el que dirán" es uno de los peores males para las personalidades que desean ser libres.... besos!
Ese "qué dirán" sólo mencionas tú.... besos!
EliminarY nada es más triste que ser uno solo.
Qué grande eres EVA
ResponderEliminarQué bien sabes expresar
eso que a todos de alguna
manera nos mueve dentro.
Sensacional!
Muchísimas gracias por compartir.
Un abrazo muy grande.
nunca sabré cuantos yo se pierden en el tiempo
ResponderEliminarbesos
Mis dos "yos" están en pelea constante.
ResponderEliminarLa otra (que no yo) es de lo más irritante... jjajaja
Besitos cosa guapa.
🌹
PD. con algún que otro libro no he podido, por más que lo he intentado.
No se me dan bien los cierres, nunca son del todo, siempre queda una puerta abierta de par en par o una rendija por la que filtrarse un retomar, un quizás, un y si...
ResponderEliminarY algunos libros me gusta tenerlos siempre a mano para releer pasajes que sé que me harán bien o necesito en ese momento.
Besos, Eva
Dos mujeres en ti querida Zarza !!! Ay tantas con diversos encantos !
ResponderEliminarBesos a todas.
Libros, algunos he dejado... pero los retomé, no todos. Besos.
ResponderEliminarGracias, Rebeldes, por vuestro paso, por vuestras huellas!!
ResponderEliminarBesos, saludos, y besos!!!
Zarzamora:
ResponderEliminarsupongo que todos somos duales, (o triduales, incluso cuatriduales) y tenemos que guardar algo para no quedar a la intemperie de los demás. Es tan difícil expresarse. O quizás lo difícil sea saber que las vivencias de uno no pueden ser expresadas ni transmitidas a nadie más.
De Fito conozco muy poco. A Víctor Manuel lo conozco más.
Subamos al desván a soñar con las nubes en verano.
Gracias.
Salu2 printaniers.
Yo creo que incluso somos más que dos...
EliminarSubamos, pues, murcianico.
Gracias a ti.
Bizz fleuries.
El segundo párrafo me conmueve. De ahí lo uno a esa perpleja esperanza.
ResponderEliminar¿Alguien será capaz de lapidar los sueños de antaño o la incredulidad presente?
Vete a saber... Uno mismo y a veces, se suma al camino alguien que nos mantiene o contribuye. Lo eterno, es siempre breve.
Nin se convirtió en un Pájaro de fuego (ya sé que entiendes lo que digo en la metáfora). Cuando ocurre/a, tal vez todos esos finales, pendientes e inconclusos, dejen de ser cargas o prisiones.
Besos, Corsaria Rebelde, y gracias por este reflexivo texto.
Gracias a ti, Corsaria.
ResponderEliminarBss.