ENAMOR-ANDO

 Lo vi nada más entrar. Y pensé en evaluar la cantidad de esfuerzos que tendría que hacer de volver a enamorarme.

En esos momentos una no suele ser lo bastante desconfiada, y luego, zas, ya has caído en la trampa.

Ya había tenido mucho tiempo para darme cuenta, tras muchos intentos fallidos en hacer de los feos, guapos, de los idiotas, irónicos. y de los vulgares, impertinentes. 

Y esta vez no me falló. 

Recuerdo ahora haberme dicho justo antes: 

“ Jo, otro que tal.  Será que los atraigo, ¿o qué ?". Y se paró ahí mi reflexión.

Luego ya se me pasa al ratito y me vuelvo a contar la misma historia: que si esa espalda debe esconder esto y lo otro, que qué voz, que qué ojos, y de paso me pongo a recordar que a fin de cuentas yo tampoco era ningún bellezón de revista y que no tenía por qué hacerme la difícil tampoco. 

La culpabilidad como guinda para hacer de tripas corazón, todo hay que decirlo.

Y glu-glu-glú ya estaba metida hasta el cuello, y con todo el equipo para volver a enamorarme, con este nuevo amor a la altura de un andamio que tendría que edificar para mí: el de hacer de un tipo provisto de una inteligencia y de un físico por debajo de la media,  un hombre fatal.

(Continuará).