CHÍN-CHÍN, ET VIVE LA VIE!!!

 Sé que el mundo está jodido ahí fuera, y que detrás de los cristales se despereza ya esta primavera cojuela,  aunque aquí no para de llover y a intervalos el sol nos haga un guiño...  y ya nada siga igual.

E.M.

Sigue esta primavera ya moribunda con disfraz de otoño jug-ando al escondite entre tus pupilas y mi escote, y entre mis manos y tu boca, siguen girando las manecillas de un Carpe Diem al que mi calendario ya no le cuenta sus razones.

No me pidas siempres que no existen para evitarme así tener que pronunciarte algún jamás o un nunca cuando menos te lo esperes. No quiero  más razón de ser que la de cuando se me cae la poca cordura y vergüenza que aún me queda, y a ti, la mucha desvergüenza de quitarme el sueño por las noches. 

Y con eso ¿nos conformamos? … ¿con-finados queda-remos?

Y así como la vida a veces nos despierta  con un susurro con cara de disparo y nos cosemos la boca enumerándonos razones, es como cuando no nos hemos puesto ninguna de esas caras raras en todos estos años cuando te he gritado y en lugar de enojarte te han hecho reír mis arrebatos a los que has dejado dormir hasta el día siguiente,  y me escuchas y comprendes en mis peores momentos, esos en los que callas acariciándome entre pecho y espalda, y me haces el amor con una sonrisa mucho antes de perdernos en las sábanas, como cuando nos llamamos a altas horas de la madrugada, y no necesitamos preguntarnos si estamos dormidos, ni pronunciar un : “disculpa las molestias” sabiendo que es una necesidad encontrarnos a destiempo, que soy tu prioridad aunque se te enfríe la cena, y estás ahí pese al paso de los años, aún tras ver lo desagradable e inoportuna, y más rara que un perro verde, a cuadros o a rayas que puedo llegar a ser, porque me has comido el pintalabios y revuelto el pelo antes de llegar al hospital y al llegar de fiesta, porque si bien nunca le escribes versos a mis arrugas y  a mis pestañas, me dices te quiero cuando ...  (y eso queda entre tú y yo).

Sentada en mi bar- hoy virtual- que se reduce a mi balcón, escribo con muchas comas, y punto y comas, y suspensivos, para no ahogarme cuando te pienso. Ya luego viene el punto y seguido,  y en el aparte estás tú, principio y fin.  

Ya ves, tú muriéndote al  leerme, pregunt-ándome,  y yo, asfixi-ándome al  escribirte. 

P.S.

Gracias, lindo.

:))