lunes, 20 de marzo de 2023

UNE JOURNÉE PAS COMME LES AUTRES!

 


El metro de París es una jaula de grillos, nadie anda en su sano juicio, y más ahora con las huelgas. Es lo que hay. Luego os sigo contando.
Esta mañana tenía que estar bien tempranito a las 8h45 en una cafetería, en la que había quedado con el insufrible de Fernández antes de presentar el balance y los datos de un trabajo en el que ambos íbamos defendiendo ideas opuestas ante un proyecto común.

Yo salí medio zombi. Me levanté a las cinco y media, me preparé un café mega cargado, y aun así ni el palito del rímel conseguía levantarme las pestañas.  La ducha esta vez fue como el agua que corre y resbala y no despierta… Le di al grifo del agua fría a todo tren, y ahí que va y la lanzo sin piedad por este cuerpo, y la cabeza como que reaccionó primero  porque se me quedó congelada en un satiamén.
Salí, tras tomarme el café mega cargado, me calcé los tacones malvas que me regaló la Lauri, y me puse una fardita malva también con un escotazo blanco y con mucho encaje de lencería.
Cuando una es bajita, y sabe que siempre ha conquistado sentada a todo lo que le interesaba llevarse al huerto, no cambia la estrategia,  y cuerpo para abajo ya se deja de tonterías y aprende a sacarle pimentón al canalillo, pa que nos vamos a engañar.
Así que escotazo al canto, tacón moradito, y con un sueño arrastrao viejo y aromatizado de mal tiempo, ya lista, cogí la cartera, y llamé al ascensor.
Esa es otra. Vivir en un séptimo donde aun quedan 3 pisos más para arriba, no llama a la tentación sino al cabreo. Joerrrr!!!  Que a la hora que llame uno al pinche ascensor está ocupado y tienes tiempo hasta de rezarte un par de rosarios para ver si el día sale como Dios manda y con la bendición esa tan latina  y de culebrón incluída.
Reviso la agenda, vuelvo a casa para buscar el tabaco que me había dejado otra vez ligando con la taza de café, salgo,  y nada. Espero taconeando en malva y por fin llega el deseado. Así he apodado a mi ascensor. En él, la pija del noveno  y mi vecino guapo con el que veo todos los partidos del Barça contra el Real. Ambos somos de equipos rivales, y mira que lo pasamos bien tras los güisquis y las pizzas echándonos dardos envenenados.
Pues bien. Llego ya por fin a la calle, y ya son como las 7 y pico, y me da un coraje que pa qué. No llego tarde, menos mal. Pero en el metro, yo ahí, escotazo con  tetas bien puesto, encaje en su sitio, moñete bien hecho (como media hora haciéndole un homenaje a cuatro pelos) y va y me siento al lado de una mamma africana de lo más divina. Multicolor, sonriente, con esos trajes tan de ir por casa, que no sabe una dónde le podría meter mano, y su pañuelo haciendo un lazo en la cabeza, que les queda de la muerte, y además se hacen en un pis pas.  Pues nada, saco Mil años de soledad, perdón, Cien años de soledad que estoy volviendo a intentar leer (y esto es puro masoquismo por mi parte, pero bueno), cuando mi vecina,  hace amago de que se baja en la parada siguiente.
Se levanta, y con sus aires africanos y esa especie de capa foulard que lleva,  arrastra en su salida con las gafas que llevo en la cabeza, medio moño, la mitad del escote, todos los años completos de la soledad del Gabriel, y sale tan campante del metro. La gente del vagón empieza a reírse como una fiera desatá, y a mí me da por reírme también y alzarme de hombros. La gente, simpática ella, me recoge gafas, medio moño, libro, (escote no, porque hasta ahí habríamos llegado), y a carcajada limpia… y encogiéndose de hombros también como haciéndome un guiño. La cosa se hubiese podido acabar ahí, ¿no? Pues va a ser que no. Ya que desde afuera mi linda mamma africana golpea el cristal de la ventanilla del vagón, me lanza una sonrisa de las de rendir a todo un ejército, y me lanza un beso con la mano.  Me echo a reír,  le mando otro, todo el vagón riéndose, y pienso que en el fondo sabía las ganas que tenía de que me llevase al Africa antes de ver al gil de Fernández.
Me bajo con el moño todo chuchurrío, Fernández al verme, me suelta: "Ve al baño por favor, y acomódate ese pelo porque vienes de la fiesta de anoche, ¿verdad?"
Y de haber podido clavarle un gancho de esos que cabalgaban sueltos del moño en to los ojos como que…. Es que me da cada idea…
El día  me fue rebién, entre otras cosas porque se lo fastidié a Fernández.
A Fernández le salió torcido.
Y no me río, ¿eh? Je, je, je.  Pero es que con esto de alargarnos la edad de la jubilación como que aún me queda Fernández para rato... ouch!!, argg!! , y he de tomármelo muy, pero que muy positiva-mente. 


De vuelta a casa, ya es tarde, vuelvo a coger el metro. Y un caballero me tira los tejos.

Situación.

Moño como pa asustar hasta a la bruja de la Blancanieves. El escote ya no está en su sitio. ¿A dónde estará?  Me asemejo a una lechuga de esas que no se quiere ni pa ensalá. Los cien años esos de soledad, parecen lustros… y ese caballero, pidiéndome el teléfono, que si me estaba esperando desde que nació, que si mi pie necesita un masaje, (es que esto de llevar muleta, no sabéis lo que da de sí, eh? A las desesperadas os aconsejo llevar siempre una en el bolso) que si la mantequilla de Karité… que ni me imagino las virtudes que tiene... y va y me duermo. Genín bien sabe que soy de desplomarme hasta en una silla en el minuto menos esperado cuando el cansancio me vence.
El caballero me da unas palmaditas, y me doy cuenta de que me he pasado 10 estaciones.
Me despido, le digo que soy viuda. Y que ahora estoy en pleno luto. Me deja su teléfono, y echo para atrás.  Me queda un buen cuartico de hora antes de llegar a destino. Y ¡¡ay!! Hogar dulce hogar… y puto maldito ascensor!!!. Ni de día ni de noche... es peor que un amante infiel el muy jodío.
Llego a casa, es tarde, me pego la ducha y me visto para ir  a mi antro y perfumarte la vida con un bolero. Es viernes. 

La vida sigue....



Como lo prometido, es deuda; no os contaré ya nada tristón... 

24 comentarios:

  1. ...y me imagino que llamarás a ese caballero... Ok. Después me contás... Pero antes, dos cosas, una: para qué querés jubilarte?, dos: deja por favor de fumar...

    Abrazos y besos. Muchos.

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    1. ¡Ay Carlos! ya lo dije alto y claro en entradas recientes... y lo otro, mañana...
      Abrazos y besos, muchos.

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  2. Zarzamora:
    el palo del humor también lo dominas. ¿Qué no dominas tú?
    :)
    Desde luego debe ser cierto que cuanto más grande es una ciudad, más gente rara hay.
    Y la canción de Zaz, la versión, todo un encanto.
    Precisamente la semana pasada la lectora de francés les hablaba a los alumnos de los edificios y nombró a Haussmann, el artífice de que París sea tan bonita.
    A la espera de otra aventura "metropolitana".
    Salu2 métropolitans.

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    1. Tú que me lees bien ;)
      Sí, esta ciudad le debe mucho a Haussman pero ahora parece un caos y un vertedero. Y tras las obras, ya ni es París...
      Vale.
      Bizz parisiennes, murcianico.

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  3. Esas nuevas palabras traen sonrisas y eso es lo que necesitamos en estos tiempos
    Abrazo

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  4. También tuve una gata de nombre Caramel, dulce como sólo ella y llamada asi por la canción de Suzanne Vega...

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    1. La mía era muy arisca y le pusimos Caramel porque tenía el color de un caramelo :))

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  5. El humor que no falte que para llorar ya habrá tiempo. Un abrazote.

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  6. Jajajaja, me hacía falta reírme antes de acostarme. Gracias , prima.

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  7. Eres canto, fuego, risa, sentimiento. Verdadera eclosión de la primavera. Ni Fernández es capaz de acabarte con la moral.

    Un beso.

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    1. Es muy cansino, eh? no sé yo... je, je.
      Un beso, Ilduara.

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  8. Me imagino a Fernández como miembro de la T.I.A. (Técnicos de Investigación Autoterráquea).

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    1. Es un tío muy chapucero, le va como un guante :))

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  9. Era tu día de suerte y eso que el decorado te lo movieron jajaja.Para gusto los colores , viuda y con ese duelo tan largo jajaja y con muleta, pero eres guapa de todas maneras mi niña , tienes sex appeal.
    Un besote de primavera,Eva

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    1. Merci, Bertha.
      Otro bien floreado y primaveral vuela de vuelta a las islas.

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  10. En el metro es un mundo en sí mismo.

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  11. El ascensor que no llega, el tabaco olvidado, la pija del noveno, la mamma africana, el moñete deshecho, las gafas y los cien años de soledad por el suelo, el escote desarreglao, el palizas del Fernández, el otro palizas del metro de vuelta, las diez estaciones de más.... pero eso sí, el canalillo, impertérrito, en su sitio :)
    ¡Merci por hacerme reír! Merci.

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    1. Lo principal debe estar siempre perfecto pase lo pase y caiga quien caiga (en este caso fui yo...)... Sonrío. Lo demás, pelillos y moñitos a la mar.
      Merci à toi, Diego.
      Abrazo.

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