"Escribo de modo distinto a como hablo, hablo de modo distinto a como pienso, pienso de modo distinto a como debiera pensar, y así hasta llegar a la más honda tiniebla" Franz Kafka.
El café esta mañana sabe más negro y amargo, y desde los rascacielos que diviso, se estremece el tiempo. Se despereza la mañana austera, plomiza, como un destartalado punto de exclamación que fallece en suspensivos. (!...)
Yace inexorable el tiempo mezclándose con las redes que nos atan a sus instantes insumisos, pero ya no lo removemos con la misma cucharita del pasado, ni agitamos al viento las promesas por venir; y dejamos el azúcar en el poso de un tal vez.
Son exilios voluntarios, como el mío, aquel que elegí un día en búsqueda de algún lugar ignoto donde enterrar la patria, son exilios dorados con los que nos comprometimos un día no tan lejano.
Queríamos cambiar el mundo. Quisimos cambiarlo todo para no permanecer en la comodidad de los pronombres en segunda y primera personas, y terminar recostados en alguna primera persona de algún plural.
Y así me exilé de nuestras bocas, de aquel mar nuestro de cada día, y del silencio intrínseco, de las vagas noticias que cada vez y más esporádicamente llegaban y llegan envueltas en algodón de azúcar o en dura metralla desde allí.
Aquí aprendí a difuminarme, a ser una de esas siluetas que se perfilan en medio de una muchedumbre bajo el desgarro de las raíces que no logramos arrancar de cuajo.
Entendí entonces, como hoy asumo, que el exilio de uno mismo, era y es el único exilio, el origen de todos los exilios, la raíz.
Entendí entonces, como hoy asumo, que el exilio de uno mismo, era y es el único exilio, el origen de todos los exilios, la raíz.
Hace años que ya no distingo los adverbios de lugar, -todavía menos los de tiempo-, los aquís perfumados de allís se han disfrazado en un espacio despojado de tiempo que baila en anocheceres que ya son mañanas.
Son maraña de un limbo en el que se entretejen aún aquellas viejas recién nacidas miradas, pero ya bajo un eterno punto de interrogación (?)
Son maraña de un limbo en el que se entretejen aún aquellas viejas recién nacidas miradas, pero ya bajo un eterno punto de interrogación (?)
Necesito enterrar el pasado y todo lo que fui para hacer un alto, respirar y tomar camino hacia la muerte liberadora. No soporto el corsé que me asignaron.
ResponderEliminarUn beso.
Aprieta demasiado hoy ese corsé, hay que venderlo a algún vintage ;)
EliminarY eso que yo me exilé porque me dio la gana... mi madre aún sigue llorando desde entonces. Quienes ni siquiera pudieron, ni pueden elegir, mucho me temo que ni corsé :(
Un beso, Ilduara.
Tomaste tus propias decisiones y eso tiene su valor.
ResponderEliminarMe gusta como usaste las palabras.
Besos.
Exiliarse para olvidar , olvidar para vivir. Vivir para renacer. Renacer para volver a morir mil veces.
ResponderEliminarEn tu exilio te hallé.
Besos Eva Marie
Zarzamora:
ResponderEliminarme ha gustado esa frase de Kafka. Eso de que somos poliédricos es muy cierto, y no necesariamente para mal.
A veces también me gustaría difuminarme y quitarme de los pronombres como me quité del tabaco.
Bonita canción ésta de Serrat. ¡No me lo imaginaba con palmeos! También muy cierto eso de que sabemos donde nacemos pero no donde moriremos.
Por cierto, ¿soy muy mal pensado o las nubes de Muxote son "doigts d'honneur"?
Salu2 applaudissants.
Impactado. De lo mejor entre todo lo muy bueno que te he leído.
ResponderEliminarAbrazo admirado.
Começou com Kafka que ainda não estou madura para ler, mas vou ler um dia e sua publicação é show! Não vi onde seguir aqui... mas vou procurar. Bju
ResponderEliminarMe quedo sin palabras con tus letras. Abrazos.
ResponderEliminarEn una de esas muchas conversaciones que tenemos pendientes, te explicaré lo que he sentido al leer esta entrada. Ayer me sentí exiliada emocionalmente (por mí misma) como si hubiese huido de mis principios y de mis sentimientos por miedo a no estar en el sitio correcto en el momento preciso... ya ves tú qué tontería. Ahora ya, solo queda apechugar con la decisión y no machacarme demasiado.
ResponderEliminarBesote, Eva.