Gracias
por tanta hipocresía
y tantas verdades que aunque dolieron,
me hicieron crecer tanto.
Gracias
a las mentiras
que escondían
la farsa
de las promesas
sin futuro.
Gracias
a las maledicencias
que me hicieron
dejar creer
en absurdas supersticiones,
y seguir apostando
por mí misma.
Gracias
a mis mayores enemigos
que
un día ni tan lejano,
creí mis mayores aliados.
Gracias
a la vida
por llevarme
hacia una muerte
sin remordimientos.
Gracias
a aquellos que me ayudaron
con el peso de las piedras
que encontré por el camino.
Gracias
a las zancadillas
que me ayudaron
a levantarme
más fuerte si aún cabía.
Gracias,
gracias,
a la vida,
que pese a mis insolentes
ganas de dejarla
en el altillo del desencanto
me sigue a pesar de todo
abrazando.
De las contrariedades se aprende rápido, caen como sopapos imposibles de esquivar y nos ponen frente a frente al enemigo y a nosotros mismos.
ResponderEliminarUn beso.
Soy Ilduara
EliminarZarzamora:
ResponderEliminarqué razón tienes, a veces crecemos gracias a los enemigos y falsos amigos.
Salu2 amicaux.
Me recuerda lo que no me mata, me fortalece.
ResponderEliminarBesos.
Esa misma moneda de dos caras: pero eso es lo que nos espabila y aferrarse a la vida aunque te fastidie a veces, también tiene su encanto...
ResponderEliminarUn abrazo Eva:))
Duelen pero iluminan tus versos...
ResponderEliminarNo te dejes desanimar!!
Abrazo hasta vos!!
Parece que de los palos aprendemos más. Yo a menudo preferiría ser más tonta o más ignorante. No digo que no lo sea, sino que querría serlo más. Pero bueno, eso, que los palos también me llevaron a ser quien soy. Ahora me quedo pensando yo si eso es bueno o no, jaja.
ResponderEliminarBeso, Eva
Gracias a ti, por lo que nos escribes. Abrazos.
ResponderEliminarGracias a los que me han hecho ser cómo soy , sin ellos no habría sido posible (ser tan buena) 😉
ResponderEliminarBesitos, corazón.