ABSURDISTÁN 3

Me gustaría creer en el peso efectivo de estas huelgas. Me gustaría pensar que van a ser capaces de darle un vuelco a esta situación este 7 de marzo. Es más, quisiera creerlo. Y eso que vivo en el país de la huelga eterna...

Pero lo triste es que siempre he creído que la huelga de un día, general o no, no resuelve nada.  Sólo a largo plazo y con insistencia y perseverancia se logran resultados.

Y aún así, suelo hacerlas, esté quien esté en el poder y aún sabiendo que me estoy engañando a mí misma.

Lamentablemente estos gobiernos actuales se pasan por el forro la desesperación y la miseria que han ido creando y en la que todos tenemos una parte de responsabilidad.

Es más, seguimos votando y alimentando sistemas con fechas de caducidad intentando crear nuevas utopías basadas y ancladas en viejos modelos.

Casi todos con quienes he conversado últimamente me han dicho que no podían económicamente permitirse el lujo de hacerla. Que con esos 200 euros que van a perder hoy, se las arreglan para comer un mes la mayoría, aunque de corazón participen en las manifestaciones. 

Las ideas son todas muy bonitas, pero lo que cuenta a la hora de la verdad, es el plato en la mesa. Con el estómago vacío, se piensa mal y se nos retuercen a todos las tripas.

Alguien me dijo el otro día  también  que el autoengaño es cada vez de más baja calidad, pero sin él, aunque ya lo compremos en los bazares chinos, la gente seguiría saltando por el balcón.

Cuando la impunidad es moneda corriente, la corrupción una regla,  el sistema está carcomido, corroído y putrefacto, y nos dicen en la cara que nos jodamos, que es lo que hay, y hay que tragar sí o sí ¿qué podemos esperar?

Nos han llenado la cabeza de humo. Han golpeado nuestros cráneos como cáscaras de huevo. Han introducido en ellos el deporte del marketing y la productividad tan ajenos a intereses que nos hagan crecer como seres humanos. 

Una lástima, porque yo trabajo con personas, e intento hacer germinar en ellas semillas que los fortalezcan. Y con eso me conformaba hasta ahora. Pero ya no. Hay que romper este sistema obsoleto, y de nepotismo forjado.

Vengo de una enseñanza pública, me expulsaron de varios colegios de monjas. Sor Pilar no soportaba que fuese zurda y me ataba la mano izquierda para educar mis ya extraviadas inclinaciones castigándome a rezar absurdos credos. 

He visto cómo la enseñanza ha ido perdiendo crédito, cómo han hecho de nosotros una demacrada caricatura sin pies ni cabeza.
Ya ni contesto ante la letanía de siempre, que si las vacaciones, que si lo de ser funcionarios, que si no trabajamos. Total, para qué. 

Algunos olvidan que para ejercer esta profesión, la mayoría  llevamos atrás un currículo de 7 años de estudios superiores, y oposiciones varias que nadie nos ha regalado para acabar con un salario de pena que todos envidian por las putas vacaciones que ni siquiera nos damos el gustazo de poder disfrutar.. 

La crítica fácil me cansa, porque más que crítica, es sólo una falaz calumnia. Aquellos que tienen una deuda con la enseñanza deberían hacérselo mirar. Y no es un consejo. Háganselo mirar. Es más bien casi una orden...

Bueno, de todas formas ahora cualquiera puede serlo (profe, médico, letrado, periodista, fotógrafo, etc) porque ya todos son expertos en todo y nadie quiere pasar las oposiciones para ser profe ni médico... De ahí que quieran hacernos trabajar hasta los 67 y más. 

Se lo han ido cargando y demoliendo todo, pese a los toques de atención que hemos ido aullando desde los 80, 90...

Sólo sé que me siento bien haciendo lo que hago. 

Y que finalmente a los únicos a quienes he de rendir cuentas es a ellos, a quienes eligen mis clases y a quienes me piden que alargue la lista para poder asistir a ellas. 

Nos encaminamos hacia el empobrecimiento del saber;  y ello me entristece. Hemos asistido a un cambio tecnocrático sin decir ni mú, y nos han metido por un tubo en un universo aséptico donde el estado Big Brother ha decidido pensar por nosotros mismos y nuestro bienestar. 

Hoy, ya no siento rabia, sino impotencia frente a lo que me rodea. La inmediatez en todos los ámbitos, me supera. Muchos deberíais tomar un bolígrafo rojo (o verde, yo suelo corregir en verde) y empezar a corregir algunas faltas con nosotros...

Tras la pandemia nos cayó la resaca de una guerra ya anunciada que nadie quiso ver con el puto Putín, el bombazo climático que nadie quiso prevenir, la inflación, y la mujer... qué hacer cuando seguimos teniendo a la puta enemiga en casa?... y tras tan larga lista, se nos borró la esperanza, y lo de que íbamos a ser mejores (je) de un plumazo. 

Y lo peor de todo es que no paran...  se ve que tras lo que tragamos durante la pandemia, creen que  ya estamos listos para engullir todo lo que nos echen.

Pero, que no me den ideas... que pronto llegan las fallas, y le pego fuego a la Torre Eiffel, y a todo lo que se me "plante" por delante... 

Viene de entrada anterior:

ABSURDISTÁN 2  en un clic